¿HOGAR O CASA?

(Robert Frost): "Hogar es el lugar donde, cuando tenemos que ir, nos deben aceptar..."

Hoy ya casi no es cierto. En donde hay más rechazo, dolor, abandono e indiferencia es precisamente en ese lugar que debiera ser un oasis de esperanza, unidad y amor...

Los jóvenes no quieren llegar a su casa. Porque no encuentran un hogar. Solo cuatro paredes vacías de emoción, vacías de calor y de compañerismo...

Los hombres no quieren llegar a su casa porque los que están adentro no los están esperando con los ojos puestos en sus ojos sino en su billetera...

Las mujeres evitan llegar a su casa porque a quien están esperando es a la cocinera o lavandera o encargada de la limpieza...

Todo ha cambiado. Se perdió aquel lugar en donde era agradable llegar después de un día duro de trabajo y de tomar buses y caminar entre el bullicio de la gente y encontrar un lugar donde nos abrazaran, donde nos dijeran que era bueno que regresamos.

¿Me trajiste mi cartulina, mamá? es la primera pregunta que el hijo hace en vez de darle un beso y un abrazo porque mami llegó viva y sana al hogar.

¿Te pagaron...? Es la pregunta que la esposa le hace al hombre que está cruzando el umbral de la puerta de entrada. No hay beso de bienvenida. No hay un roce de piel. No hay un suspiro de amor.

¿Está lista la cena...? Es la pregunta que hace el hombre que está entrando al comedor privado en donde espera que lo atiendan como un rey... aunque sea sin corona.

Así están las cosas. Todo por culpa del tiempo que como dice la Palabra: En los últimos tiempos éstos serán acortados. Para beneficio nuestro, para que no suframos en toda la dimensión los ataques del enemigo, pero que se han vuelto en contra nuestra por no saber discernir lo corto que son los días... Hoy más que nunca necesitamos darle a la casa el ambiente de hogar. Que sea un lugar de refugio, un lugar de descanso en donde podemos ser nosotros sin que tengamos que fingir algo que nos carga. En donde podamos expresar con libertad nuestros estados anímicos sin temor a ser criticados o maldecidos o malentendidos.

El hogar era Betania. En donde Jesus podía quitarse las sandalias porque sabía que Marìa le tenía una palangana lista con agua caliente y lavarle los pies, sentarse en el piso y cortarle las uñas, quitarle las callosidades que por tanto caminar predicando su Palabra estorbaban sus pies...

El hogar era Betania. En donde Marta sabía qué le gustaba almorzar a Jesus. Ella se apresuraba a ir al mercado a comprar las cosas necesarias para hacerle a su amado amigo la comida que a él le gustaba, era el lugar en donde Jesus podía comer a su gusto, sin preocuparse si se manchaba de salsa la ropa ya que era también el lugar en donde se podía cambiar y encontrar siempre un muda de ropa limpia.

El hogar era Betania. El lugar en donde Jesus podía tomar una siesta después de un largo trayecto por los polvorientos caminos de Judea. Era el lugar en donde siempre había una cama limpia y dispuesta para que él durmiera cuanto quisiera sin ser juzgado de dormilón ni perezoso.

¿Tiene usted un lugar así? ¿Al que le pueda llamar hogar? ¿O aún tiene que trabajar mucho para lograrlo mientras sigue viviendo en una simple casa...?

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