CONEXION

Dios es el creador perfecto por excelencia.

No dejó nada al azar... Y si algo le gusta al Señor es conectarnos. Conectarnos con él, con su obra, con su bendición. Para eso dejó cientos de herramientas, para que las utilicemos y no tengamos excusas para no hacerlo...

Quien no se conecta con su prójimo algo le está fallando. Quien se aísla y evita tener contacto con otros seres humanos se está robando el privilegio de ser eso, precisamente: humano. Ser como Dios. Está anulando la Creación más sublime: "Hagamos al hombre a nuestra Imagen..."

Y una de las herramientas más hermosas que dejo para conectarnos es la boca. Sì. La boca...

Veamos:

Con la boca conectamos el alma al cuerpo cuando ingerimos alimentos. Cuando dejamos de comer empezamos a morir. El alma muere cuando deja de ser alimentada. Hay un desprendimiento interior y se pierde energía, nutrientes y viene la muerte... La boca es el punto de conexión.

Con la boca hablamos. Cuando queremos comunicarnos con el ser amado hablamos. Son las palabras las que nos conectan. Antes de ser palabras son pensamientos. Pero los pensamientos por si solos no comunican hasta que se convierten en palabras.  Una alabanza al Señor no es tal hasta que se canta. Y eso es lo que hace la boca. Por eso cuidar la boca es tan importante porque produce conexión. Nos conecta con otros seres vivos. Podemos bendecir o maldecir. Construir o destruir. Dar vida o dar muerte. Con una misma herramienta: la boca...

Pero también necesitamos conectarnos con la ternura. Y allí también entra la boca. Pregùntele a una mamá por qué besa tanto a su bebé...  Ella necesita estar conectada con su niño y para eso utiliza los besos. Los besos son tan importantes en nuestra vida porque nos comunican ternura, amor, cuidado, protección, consuelo. Nos arropan cuando tenemos fría el alma. Nos refrescan cuando tenemos calor. Nos consuelan cuando estamos tristes. En días de duelo un beso en la cabeza nos llena de fe...

Y nuevamente todo eso se hace con la boca...


"¡Oh, si Èl me besara con los besos de su boca!" expresó la sulamita del Cantar de los Cantares. ¿Por qué ese grito de pasión? Porque los besos alimentan el espíritu. Un enamorado que no bese a la persona que dice que ama no puede llegar al fondo de la expresión de amor. Una madre que dice que ama a su hijo pero nunca lo besa es algo que no sucede. Un padre que no bese a sus hijos no transmite hombría... Encuentre un hombre a quien nunca su madre besó y usted tiene un problema frente a sí...

Y aquí nuevamente gana la mujer.

Porque si hay alguien que sabe expresar el amor a través de la boca es ella. La mujer besa de dolor. Besa de amor, de cariño, de ternura. Preséntele un recién nacido a una mujer y no podrá evitar darle un beso... aunque sea en las manos. O los pies. O en cualquier punto de la piel. Ella necesita conectarse con esa criatura y no le bastan las palabras... necesita dar un beso. Es el epítome de la expresión de amor y de ternura...

Algo que solo Dios pudo haber hecho...

Caballeros: necesitamos aprender para qué más nos puso Dios la boca en donde está. No solo para comer y hablar... mucho menos para fumar. Nos la puso para conectarnos con la ternura...

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