TORMENTAS

La figura puesta en pie sobre la barca parece un paladín defendiendo a sus amigos. El viento azota fuertemente su cuerpo empapando de agua toda su vestidura. Aunque la barca en donde él y sus amigos está siendo azotada por la tempestad que amenaza con hundirlos, la figura permanece firme, parada sobre sus pies inamovibles como inamovible es su fuerza...

El pelo revuelto por el fuerte viento se antojan plumas como de águila vencedora enfrentado la fuerza que impera en el ambiente marino. Sobre su Rostro, el agua destila su humedad haciendo que sus ojos se entrecierren y le impida ver con claridad el horizonte negro como la noche que lo rodea...

Su ropa pegada al cuerpo está formando como una nube blanca que rodea toda su esplendidez y le hace ver como un Sol radiante en medio de un firmamento lleno de estrellas. En el ambiente hay un sentimiento de batalla: El Bien que está en la barca con los muchachos llenos de temor y el mar que está siendo utilizado para infundir pánico. Las olas amenazan con hundirlos cada vez más y parece que no hay nada que puedan hacer.

El ruido se hace cada vez más ensordecedor a causa de la tormenta que se ha ensañado contra ellos. Están aparentemente indefensos y a expensas del viento que ruge y lanza gemidos espantosos en medio de esa eterna soledad...

Sus corazones están sobrecogidos por el temor. Hay miedo en sus ojos, muecas de espanto en sus rostros y sus cuerpos están encogidos uno pegado al otro como para protegerse del momento que amenaza sus vidas. Pareciera que todo el infierno se ha desatado para llevarlos al fondo de sus tormentos.

El Valiente que está de pie no cede ni un centímetro de su espacio al viento que lanza gemidos como de chacal a punto de devorar a su presa. Pareciera que el depredador está a punto de terminar la batalla contra el hambre y el corderito muy pronto estará entre sus fauces vencido y derrotado para ser devorado junto con los que están a sus espaldas...

Es Jesus... Está de pie ante la adversidad. Ante la tormenta que ataca hoy su vida. Ante la escaces que amenaza su fin de mes. Ante el aparente fracaso de su matrimonio. Ante la supuesta pérdida del amor de su cònyuge. Ante la tragedia que ha visitado su hogar y la seguridad de su vida...Es Jesùs, de pie, cubriendolo con su Cuerpo para que el agua no lo ahogue ni el fuego lo queme.

¿Por què tienen miedo? Pregunta... Pero... ¿Còmo no tener miedo si no tenemos la fe suficiente para decirle al mar que se calme? ¿Como no tener pànico cuando en la cocina solo quedan dos tortillas para cinco personas? ¿Còmo no tener miedo cuando en la billetera solo quedan unos centavos para llegar a fin de mes? ¿Como no sentir que nuestra barca se hunde cuando el hombre se fue con otra mujer? Dìnos, Jesùs, còmo no sentir miedo si somos humanos, si no tenemos el poder de vencer las tormentas que nos visitan de cuando en cuando? ¿Còmo no tener miedo a ese lunar que dicen que puede ser canceroso? ¿O a ese bultito en el pecho derecho que no nos dicen què es?

Pero Jesùs nos repite la pregunta: ¿Por què tienen miedo? Si èl està en nuestra barca no hay por què temer entonces. Tenemos miedo, es cierto, pero èl està listo para ponerse entre la tormenta y nosotros. Entre la soledad y nosotros. Entre el càncer y nosotros. Entre el dolor y nuestras vidas... Entre la panera vacìa y nuestra mesa...

Las tormentas sirven para que veamos a Jesùs en otro nivel de experiencia. Para que lo conozcamos en otra de sus maravillosas y milagrosas facetas. El ha prometido estar con nosotros hasta el fin... hasta el fin de las tormentas... Solo crealo y dejele a èl el temor...

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