PUNTO DE QUIEBRE...

...El águila bravía quedó en la cima inaccesible del monte de la soledad...con sus alas heridas y sin poder volar. Sentía como un leve marchitar de su vida que parecía que se iba apagando paulatinamente mientras la tormenta más negra de su vida se veía en lontananza. Sus ojos que siempre habían tenido la fuerza de ver al sol, ahora se cubrían con una nube que opacaba su visión. La fuerza de aquella Aguila que había remontado el vuelo a las alturas separándose  de las miserias humanas y que jamás había ensuciado sus garras en el estiércol del pecado, ahora se sentían débiles y a punto de quebrarse...

La figura del Hombre más Hombre que haya pisado la tierra y de la cual el polvo de sus sandalias se había impregnado de su Santidad, ahora yace sudando gotas de sangre en una roca que muda e impertérrita solo lo deja llorar... Está clamando a su Padre, solo, abandonado por aquellos que le habían prometido estar con Èl en la noche más negra de su existencia terrenal.

No hay una mano amiga que lo consuele. No hay una voz humana que le susurre al menos una palabra de aliento. No hay un cuerpo humano cerca para darle el calor que necesita. Ni un amigo que silenciosamente, sin palabras y sin ruido lo acompañe en su soledad más profunda... Lo dejaron solo. "Y abandonándole, huyeron todos" (Mat. 14:50)

Doblado, herido, dolorido en lo más profundo de su ser interior, esta águila hermosa que le enseñò a tantos otros a volar, a que levantaran sus ojos al espacio y aprendieran de Èl a soñar con las alturas del cielo, ahora está solitaria, extendiendo sus alas grises a la caricia infinita de los misterios del espacio. Sus pupilas, hechas para la contemplación de los astros no vieron las hojas secas rodar en el vacío del momento...Y ese corazón de Aguila amó el momento, lo amó porque desde el infinito llegó la Voz del amado que lo consoló en su soledad...

La figura del Hombre se proyecta en las sombras del huerto que más parece una extensión de la roca en donde está orando. Aún los polluelos en sus nidos guardan silencio ante tal Majestad cerca de ellos. Las aves nocturnas solo observan la figura que yace doblada sobre la dura piedra como duros fueron los corazones de sus amigos que duermen plácidamente mientras su Maestro clama por un poco de bálsamo celestial...

Es Jesus. Es Jesus que nos está dejando una huella por donde debemos caminar cuando nos llegue el momento gris en nuestro caminar. Para que, cuando todos nos abandonen sepamos que Èl transitó por ese mismo camino y que en el único lugar en donde encontró el consuelo a sus tristezas fue en la Roca... La Roca inconmovible de los siglos. La Roca que calma la sed más profunda en los desiertos de la vida. La Roca que nos sostiene en los momentos de dolor, de angustia, cuando estemos a punto de quiebre, cuando nuestros corazones desfallezcan y no encuentren sustento en nadie más, allí estará la Roca esperando por nosotros para sostenernos y escuchar los gemidos más dolorosos de nuestro momento de soledad y angustia...

"Y les dijo:Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad" (Mat. 14:34) No olvidemos: Cuando todo cede alrededor de nuestra alma... La Roca es toda nuestra esperanza...

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