EL PADRE

Es asombroso ver cuántos hombres y mujeres se sientan cada día o cada domingo en las sillas de las iglesias buscando como llenar sus vacíos emocionales y espirituales a través de una buena relación con el Padre.  Y lo irónico del caso es que aunque lo tienen cerca ni lo sienten ni lo creen ni lo aceptan...

A eso vino Jesus. A presentarnos al Padre... ¿Por qué al Padre y no a Èl mismo? Porque sabe que la mayoría de nosotros somos huérfanos. Si no huérfanos en el sentido estricto de la palabra, sí huérfanos de besos, amor, ternura, cariño y calor paterno.

Es cierto, muchos tuvieron un buen padre. Pero no perfecto. Aunque como hijos, tenemos el deber de declarar que fueron "buenos", pero hay algo en el corazón que no fue satisfecho por ellos... Y ahí es donde entra la invitación de Jesus: "Nadie llega al Padre si no es por mi..." Muy bien dicho Jesus. Pero... ¿Por qué crees que queremos llegar al Padre? ¿No serà que Jesus sabe algo que nosotros no sabemos y por eso vino a acercarnos al Padre?

Quien es huérfano de padre biológico y es huérfano de padre espiritual es doblemente huérfano. Todos sabemos que en los tiempos antiguos los hijos se peleaban por la bendición del padre. Esa bendición les abriría el camino para la prosperidad y la abundancia. Esa bendición era inapreciable y por eso los hijos la buscaban con mucho interés. Era el traslado de las bendiciones paternas para la siguiente generación.  Pero eso hoy ya no tiene ningún interés en los hombres mucho menos en la iglesia quien es la encargada de enseñar todo esto. Por algo a ella le dieron las llaves del Reino de Dios. Pero creo que en algún momento de la historia las perdió y dejó de transmitir esa paternidad...

¿Como así? Muy sencillo: Para que Dios pueda mostrar su Paternidad en la iglesia, se necesita que el pastor se convierta en padre espiritual de los que le escuchan o que se dejan discipular por él. Por eso Pablo lo expresó: "Porque aunque tengáis innumerables maestros en Cristo, sin embargo no tenéis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. (1a. Cor. 4:15) ¿Se da cuenta? Muchos maestros pero pocos padres... Y Pablo lo fue. Pregùntele a Timoteo o a Tito como los trata en su relación personal...

Ahora bien. El problema de que los pastores no sean padres es porque ellos mismos no están siendo cuidados o enseñados o fiscalizados por un padre espiritual. Hay tantos pastores huérfanos que están produciendo hombres y mujeres huérfanos. Sin bendición. Sin supervisión. Sin protección. Los pastores se han dedicado a llenar de gentes su congregación pero ya no alcanzan a impartir paternidad a los mismos. Abundan los maestros pero escasean los padres... Y Jesus se queda solo con la salvación pero sin poder llevar a la gente al Padre. Y todos esos huérfanos tienen que buscar en el mundo como llenar sus vacíos emocionales y espirituales. Lo peor: Ellos mismos no saben como ser padres de sus propios hijos... Un círculo vicioso hermanos...

Tenemos que arreglar esto. Tenemos que volver al principio de la enseñanza de Jesus. Tenemos que aceptar que no todos aceptan paternidad porque eso significa rendir cuentas, vulnerarse ante el padre y dejar que se les vean sus miserias para poder darles ayuda. Muchos rechazan eso. No quieren autoridad sobre ellos, por lo tanto, tampoco pueden ser autoridad para sus familias... Lástima pero así es el asunto y así funciona la iglesia y la sociedad...

Por eso las palabras de Jesus están vigentes:

¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! (Luc. 13:34)

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