CARBONES Y DIAMANTES

Su curriculum no era nada brillante. Unas cuantas líneas sin mucha importancia resumían su vida. El hombre sentado frente a la única hoja que explicaba varios años sin aparente valor sobre el propietario. fruncía los ojos y se preguntaba qué hacer con la persona que tenía enfrente de él sentado al otro lado de su escritorio...

Para su estándar, ese hombre no tenía nada qué ofrecerle a su empresa. No sabía nada de nada. Iba a ser una pérdida de tiempo y dinero contratarlo ya que no había un lugar específico donde pudiera ser útil. Los profesionales son los más cotizados. Los que tienen títulos ostentosos y elegantes. Pero no este hombre que tiene cierto brillo en los ojos, un brillo que el jefe de Recursos Humanos no logra entender. A pesar que su hoja de vida explica que no tiene ninguna experiencia previa para utilizarlo en su compañía, en su personalidad hay algo que lo intriga. Tiene una seguridad inexplicable que no sabe de donde le brota. Le molesta que un hombre así lo intimide. Guarda silencio tratando de pensar las palabras que le debe decir: "Usted no aplica para trabajar en nuestra compañía". "Usted no tiene nada que ofrecernos a cambio de un salario".

El jefe está acostumbrado a leer historias más interesantes. Hombres educados en altas universidades. Diplomados a granel. Maestrías carísimas. Títulos que impresionan... ¿Pero éste? No tiene nada que impresione, excepto una personalidad que indica seguridad en sí mismo... O en Alguien a quien él no conoce... Es todo un misterio este individuo, se dice para sus adentros...

Sin saber por qué, lo contrata para esconderlo en lo más recóndito de sus bodegas. Lo envía a trabajar con los que entregan material en sus camiones. Que haga algo. Serà un trabajador temporal para no comprometer su planilla. En cuanto se acabe la temporada lo enviará a su casa y que busque un mejor lugar donde lo coloquen. Por lo menos saldrá del compromiso de emplearlo...

Pero ese pedazo de carbón sorprendió a todos. Dentro de esa rústica fachada en donde no se veía nada interesante se escondía un diamante en bruto. Un diamante que solo Alguien que lo conoce puede verlo. Los diamantes no se anuncian. Solo brillan. Y brillan en lo más negro. Un diamante no dice que lo es, solo lo demuestra. Sus quilates son tan caros porque son difíciles de encontrar. Los diamantes se forman en las profundidades de la tierra en donde el carbon es presionado a altas temperaturas  y son sometidos a presiones altísimas lo que los hace el material más duro que pueda existir... Al mismo tiempo que son duros ante las adversidades, que no se dejan vencer con facilidad, son suaves al tacto, a la vista y al ambiente que les rodea. Los diamantes pueden llorar. Los joyeros llaman a estas piedras: "lágrimas". También les dice: "Chispitas" porque no necesitan un gran tamaño para mostrar su belleza sino que bastan unos pequeños rayos de luz para que su caleidoscopio de colores impacten a cualquier mujer o conocedor de qué es un diamante...

Hoy quiero honrar a uno de mis amigos. Cuando llegó a trabajar a su empresa era un carbón. Nadie daba nada por él. Pero un día el presidente de la empresa donde trabajaba escondido en una bodega lo descubrió. Y vio el brillante que se estaba desperdiciando en esa cueva. Y lo sacó. Y lo puso en alto, en donde todos pudieran ver sus destellos de humildad y servicio.  Ese caballero vio lo que otros no pudieron ver... El no vio el carbón, vio el diamante. Y lo está aprovechando al máximo...

¿Su nombre? Joaquín Hércules. Un aplauso para ti, querido amigo... sigue brillando en medio de esa oscuridad...

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