UN PEQUEÑO AVISO

Bendecido por el Señor desde antes de su nacimiento. A la madre le prohibieron una serie de placeres para cuidar desde el mismo momento de su engendramiento la simiente que iba a germinar en su vientre. El padre, temeroso de haber visto a Dios en Persona, tembló ante la amenaza de muerte por haber contemplado la Shekinà... Esa Presencia que todo lo fulmina con su fuego de Santidad y Poder...

Ese niño era un favorecido por el Señor. La tierra iba a temblar con el carácter férreo y fiero de esa criatura que había sido creada para ser un libertador. Para ser águila y no gallina. Para volar a las alturas de la santidad y la consagración. Su futuro había sido profetizado desde antes de haber sido engendrado y se le había dispuesto un sendero de poder y valor...

Dios iba a ser glorificado a través de ese niño que se iba a convertir en un hombre que iba a demostrar que el Unico Dios era Jehovà. Los árboles temblarían de espanto al ver el arrojo de esa criatura que ha sido enviado para representar en la tierra al Poderoso del Cielo. Las águilas fueron hechas para ver al sol de frente. Sus pupilas fueron hechas para soportar los mismos rayos del sol y no parpadear ante las tormentas de la vida. Ese niño, como polluelo de águila, iba a volar tan alto que los enanos espirituales de su época iban a ser sorprendidos por el poder que emanaría de su carácter, de su interior lleno del Poder del Dios Todopoderoso que lo había enviado a cumplir su misión: Ser su embajador ante las tinieblas. Ante los ídolos y dioses falsos que se habían adueñado de su tierra...

Ese era el plan de Dios para Sansòn. Convertirlo en un paradigma del valor y la templanza. No le era permitido tocar cadàveres para no contaminar su alma. No le era permitido tomar sidra ni vino para no perder el sentido de la realidad. No le era permitido poner sus ojos en mujeres idólatras ni adoradoras del sexo para no ensuciar la santidad de su corazón. Había nacido para ser paladín de Dios y no de los hombres. En su interior había puesto la Divinidad todo su poder para ejercer la autoridad entre los pecadores y demostrar quién era realmente el Dios del universo...

...Pero el que había nacido para ser invicto, para ser tan libre como el cóndor, para extender sus alas y volar por sobre las miserias del pecado y la suciedad, equivocó el camino. Tomó lo que no le era permitido. Vio lo prohibido. Probó y saboreó los placeres que lo envolvieron como mortaja fùnebre y lo llevaron al cadalso del vicio y la depravación... Traicionó su llamado. El águila que podía ver por sobre la tormenta y no temerle, ahora está disfrutando  el fango del camino. Sus plumas que habían sido hechas para remontar el vuelo hacia las cumbres más altas de la santidad, ahora están manchadas de barro y helechos verdosos y gelatinosos de la lujuria y de la pasión humana...

Sansòn perdió su oportunidad. Perdió el sentido de su llamado. Perdió la intimidad que pudo haber disfrutado con su Creador. Perdió la oportunidad de haber quedado registrado en los anales de los vencedores de las miserias del mundo. Lo putrefacto del pecado lo contaminó desde su mismo corazón y brotó en todos sus poros el deseo infernal de llenar su vientre con las miasmas que le ofrecía el sexo y la sensualidad...

Una cara de la moneda decía que había venido a este mundo a ser luz a los gentiles... La otra cara nos muestra que el ungido puede ser llevado a adentrarse en las mismas tinieblas que debió haber vencido... El invicto se convirtió en vencido. El guerrero  se convirtió en  esclavo. El patricio se volvió plebeyo. El libertador se convirtió en prisionero. Al águila de Dios lo convirtieron en el ciego del hombre...

¿No serà esto un aviso para nosotros, queridos pastores...?