MELODRAMA...

El corazón. ¿Quien lo conocerá? pregunta el Todopoderoso. Y responde: Yo, Jehová...

El es el Unico que puede conocerlo. Es una parte nuestra que nos engaña, nos induce al pecado, nos lleva por callejones tortuosos de pecado y nos convence de que lo que hacemos es lo correcto cuando en realidad es todo lo contrario... Nos dice que esa flor del jardín ajeno puede ser nuestra. Que esa tórtola ajena puede anidar en nuestros brazos, como Betsabè y David...

Tragedia humana. ¿Es que algún humano lo puede conocer? Sabemos que, al igual que la lengua, es un abismo de gloria y lodo... Por un lado amamos apasionadamente pero como la moneda, la otra cara odia apasionadamente.

El corazón humano es la parte del hombre que nos enseña que no podemos hacer nada. Nada, a menos que Jesucristo nos lo cambie. Y aún así, pasará mucho tiempo para que sea realmente renovado y quede como nuevo... Lamentablemente la religión nos ha engañado hacièndonos creer que con una pequeña oración de conversión ya nuestro corazón es cambiado. No. Craso error. Es habitado por la Santidad pero él no es santo. Lo Santo es lo que lo habita pero sigue siendo canalla. Sigue siendo un animal indomable que desea el adulterio, la fornicación, el robo, la mentira y todo lo que siempre ha hecho...

Si no es así, explìqueme ¿por qué hay tanta tragedia entre los cristianos? ¿Por qué tanto adulterio y abandono de hogares incluyendo pastores que enseñan que el corazón ya está transformado? ¿Por qué tanto tramposo que no paga la luz y se la cortan constantemente? ¡Ese es el resultado del corazón perverso y engañoso! Es necesario hacer un alto en nuestro periplo y permitir que el Espíritu Santo nos muestre la verdadera razón de nuestras vidas mediocres... Pablo lo expresó magistralmente...

¡Miserable hombre de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Es el melodrama de la vida...

Nuevamente, como en todos mis escritos, gracias doy al Cielo por Jesucristo. Èl es mi numen. Èl es mi Maestro por excelencia. El epítome de la Verdad. Mi verdadero Libertador. Porque solo hay un Hombre que puede dar libertad: Aquel que la ha conquistado para Si. Y Èl la conquistó en la cruz del Calvario.

Pero para eso necesito de la fe en Èl... Sin fe no puedo agradar al Señor me dice la Escritura. Porque la fe salva, la fe crea, la fe es el verbo que fecunda la paz, la fe es la madre del miraje, de la aurora, de la ensoñaciòn y del amor... de la leyenda y de la gloria.

La fe es la fortaleza del mártir como Esteban, y el escudo del guerrero como Pablo. La fe es la vía láctea del futuro, de los sueños, la fe es la realidad de la quimera...

Y, así y todo, doy gracias al Señor por estar vivo. Algunos dirán que es una frase que esconde cobardía pero yo creo que mientras viva podré avanzar poco a poco hacia las estrellas que muestran la luz del sol, hacia los recónditos lugares de amor en el Amado Jesús... Y algún día podré decir ¡gracias! porque al fin logré tener un corazón como el de Èl, como el de Jesús...

¡Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino del Consuelo...!

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