MAESTROS...

En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará... (Juan 14:12)

Esto va a doler... Si no lo lee se quedará con la duda... Si lo lee le podrá golpear en algún punto...

Jesus le está hablando a sus discípulos de las cosas que ellos le han visto hacer. Como sanar enfermos, como liberar endemoniados, como hablar con los pecadores y como dirigirse a los hipócritas. Todo lo hace con un propósito: enseñarles. Jesús es el Maestro por antonomasia.  No hay ni ha habido otro como él. Por algo las personas le llamaban Rabí. Maestro. Por eso me gusta cuando se encuentra con otro maestro (con m minúscula) que era Nicodemo. Este fariseo era maestro de Israel pero no le llegaba a la altura al Verdadero Maestro que era Jesús. Igual que hoy.

Bueno, el asunto es que Jesús le dice a sus alumnos que todas las cosas que ellos han visto que él hace también ellos las harían. Por una razón: ellos creían que él era su Maestro. Confiaban en que lo que el Maestro hace es lo correcto. Es lo ético. Es lo moralmente aceptable. Y como alumnos y discípulos ellos estaban siendo adiestrados para imitar a su Maestro. Y le agrega que harían cosas mayores. Lógicamente porque el alumno, aunque no supera al Maestro puede ir a otros lugares y ejercer las enseñanzas que recibió en su época de adiestramiento.

Pero hay un problema con esto. Todas las enseñanzas de la Palabra de Dios tienen varios ángulos. Y el otro ángulo que yo veo es que definitivamente todos nos convertimos en maestros (con m minúscula) de los que están bajo nuestro cuidado... Veamos:

El padre se convierte ipso facto en maestro cuando su niño o niña nace. Desde ese momento el padre empieza a influenciar la vida y el caràcter de su hijo. Si el padre es cariñoso, respetuoso, educado, cortès y atento, el niño lo observa y como cree en èl, piensa que eso es lo correcto. Dentro de unos años tendremos a un adolescente y adulto cariñoso, respetuoso, educado, cortès y atento con los demàs. Lo aprendiò del padre. Tendremos un esposo lleno de esas cualidades que le enseñarà esas cosas a sus hijos...

Lo mismo aplica para las niñas. Si ven a una madre que respeta a su esposo, que cocina a su tiempo, que no le gusta andar en la calle sin hacer nada, una madre hogareña, entregada a Dios y a su familia, su hija verà ese paradigma y tendremos una jovencita o mujer bien formada. Tuvo una maestra que le enseñò virtudes dignas de aplauso...

Pero... Si el padre es borracho, gritòn, malhablado, golpeador de mujeres, violento y otras cosas màs... el hijo lo ve igualmente y como cree en su padre, este niño està convencido que es lo moralmente correcto... Ya usted sabe lo que viene: Un futuro delincuente...

Todos somos maestros querramos o no. Hay gente observàndonos. Hay personas que nos toman como ejemplos a seguir porque todos necesitamos un paradigma que nos ayude a formar nuestros caracteres, nuestras formas futuras de comportamiento...

Quizà por eso Pablo dijo: Puestos los ojos en Jesùs.  Èl es el Verdadero y Autèntico Maestro Perfecto.

Pero no podemos evadir la responsabilidad que tenemos sobre aquellos que estàn viviendo a nuestro lado o bajo nuestra responsabilidad. Los padres como los pastores somos maestros de las personas que estàn recibiendo las enseñanzas que ellos creeràn que son èticamente correctas...

Espero no le haya dolido si ya sus hijos estàn empezando a vivir de acuerdo a lo que usted les transmitiò sin la guianza de la Palabra de Dios que no creo haya sido totalmente bueno...

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