EL HAMBRE...


Indudablemente el legalismo ha inundado nuestra fe en Dios. Hemos sido enseñados desde pequeños que si nos portamos mal no hay regalos ni privilegios...

Cuando éramos pequeños nos decían que por haber hecho tal travesura no nos iban a dar pastel de cumpleaños ni regalos de navidad. Ese iba a ser nuestro castigo. Y eso nos marcó el alma. Crecimos creyendo que teníamos que ganarnos el privilegio de ir de vacaciones con la familia si hacíamos buenas obras y si ganábamos el grado con buenas notas...

Todo tenía un precio. ¿Quieres helado? Pòrtate bien. ¿Quieres tu quincena? Pòrtate bien. Pòrtate bien... pòrtate bien... pòrtate bien... Era la letanía que escuchamos en nuestra niñez...

Llegamos a Cristo. Èl  nos abre las puertas de su Corazón y de su Reino. Nos limpia con su sangre, nos hace aceptos con el Padre Eterno, nos sienta en lugares celestiales y nos inscribe en el Libro de la Vida...

Pero el pastor nos predica lo mismo que nos predicaba nuestra mamá: Pòrtense bien. Pòrtense bien. Claro, debo dejar bien sentado que no estoy hablando de un cristianismo light. No. No soy hedonista ni liviano para hablar del evangelio de Cristo. No se confunda conmigo. No estoy abogando por una vida de libertinaje y que Dios nos amará como si nada hubiera pasado. Tengo bien claro el mensaje antiguotestamentario: Ojo por ojo... La ley del Talión en todo su apogeo... 

De lo que estoy hablando es del hijo pródigo. Pidió su dinero. Se fue y lo malgastó en placeres fuera de la voluntad de su papá. Se ensució tanto que tuvo que aceptar el peor trabajo de su tiempo: cuidar cerdos. Además de eso no le daban ni una tortilla para almorzar. Vendió todo. Zapatos, anillos, ropas, iPad y hasta el honor...

¿Como llegó entonces de regreso a su casa? ¿Con qué cara se presentó ante el Padre después de haber deshonrado no solo su persona sino también su apellido? ¿Ya se puso a pensar que cuando veían a ese muchacho la gente criticaba al padre? "¿No es ese el hijo de don Fulano de Tal?" decían todos. "Si supiera el papá en qué pasos anda el hijo" eran otros comentarios...

Y un día decide regresar. Se humillará ante su amoroso papá y le dirá que "no puede estar fuera de casa. Que necesita perdón y que por favor le deje comer de su mesa nuevamente. Si no quiere dejarle sentarse a su mesa por lo menos que lo deje comer con los sirvientes. Pero dame de comer, papá, por favor. Aunque tenga que trabajar como un asalariado más, necesito comida. Soy sincero, Padre: no me trae de regreso el anillo, la ropa, la cama, las comodidades ni el techo... me trae de regreso el hambre. Tengo hambre padre, tengo hambre..."

Por eso escogí esta línea como respuesta del Padre: "...Preparen una buena cena, porque vamos a celebrar" "Vamos a comer, hijo, vamos a comer y después hablamos. No me expliques nada. Bàñate, ponte cómodo y vamos a comer. Lo importante es que regresaste..."

Con razón Jesús nos enseñò a orar: "...el pan nuestro de cada día dànoslo hoy y perdona nuestros pecados..." Primero comamos y después hablamos...

¿No es maravilloso el Amor del Padre, entonces...? Aquí no veo nada de lo que me enseñaron en mi niñez: "Primero escribe cien veces: Me debo portar bien. Me debo portar bien. Me debo portar bien..."

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