¿OIR, SABER O CONOCER...?
Muy bien.
Usted ya va a la Iglesia. Ya lee la Biblia. Ya escucha sermones. Ya canta coritos y hace todo lo que le dicen que debe hacer...
Entonces -le dicen-, usted ya es libre de todas sus ataduras y complicaciones del alma. Ya puede sentirse tranquilo porque Dios ya le presentó la verdad y como usted ya hace tiempo que está en la Iglesia e incluso ya sirve en algún àrea de la misma... usted ya debe ser libre de todas esas cosas feas que traía del mundo...
Pero usted de pronto, se encuentra en una situación en la que se da cuenta que su carácter no ha cambiado ni un ápice. Su estándar de vida no ha variado en nada. Sigue igual que antes. Mal hablado, dominado por la lujuria, la mentira y otras cosas más...
Y se hace, si es espiritual por supuesto, la famosa pregunta: "¿Qué me pasa? Si estoy yendo a la iglesia, si estoy sirviendo al Señor, si no falto a ningún culto, si me sé de memoria todos los coritos... ¿por qué no cambio? ¿Por qué sigo siendo la misma persona que entró a las aguas bautismales? Y se siente frustrado, enojado, y posiblemente hasta deje de creer en el Evangelio de Jesucristo.
¡Un momento, mi querido amigo o amiga...! ¡Un momento...!
Lo que ha sucedido es que a usted no le enseñaron lo que dice la Biblia. Le enseñaron lo que dice la religión, su organización, el pastor o a saber quién... La Biblia explica la Biblia. No lo olvide. Y la Biblia no dice que usted con solo oír la Verdad ya es libre. Tampoco dice que con saber la Verdad serà libre... Mejor se lo pongo en boca de la Biblia misma:
"y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32)
¿Ya lo vio? Hay una gran diferencia entre oír, saber y conocer. Lo que Jesús nos está diciendo es clara y sencillamente: Y CONOCEREIS...
Entonces su problema es que usted no ha conocido la Verdad. Hasta el momento en que se encuentra hacièndose un sin fin de preguntas del por qué hay tantos cristianos que ya no gozan de los placeres de la vida como lo hace usted, por qué ya no puedo tener dos mujeres o dos hombres, por qué ya no puedo tomarme una cerveza antes del almuerzo, por qué no puedo mencionarle a su mamita al que se cruza en el camino, por qué ya no puedo gritarle al vecino, por qué ya no se puede alegar en el súper... Por qué no, por qué no, por qué no...
Está muy claro. Unos, los que no entienden "por qué no..." No han conocido la Verdad. Y siguen prisioneros de sus mismos delitos y pecados. Los otros ya la conocieron y han sido libres. Empezaron oyéndola, continuaron sabièndola y hasta que la conocieron, hasta entonces fueron libres y dejaron el cigarro, el licor, el adulterio, el robo, el engaño, la mentira y otras linduras más...
¿Qué me dice entonces? ¿Oye usted la Verdad y sigue igual? ¿Sabe usted la Verdad y continúa igual? ¿Conoce usted la Verdad? Usted ya no puede seguir siendo la misma persona...
Pruebe y verà...
Usted ya va a la Iglesia. Ya lee la Biblia. Ya escucha sermones. Ya canta coritos y hace todo lo que le dicen que debe hacer...
Entonces -le dicen-, usted ya es libre de todas sus ataduras y complicaciones del alma. Ya puede sentirse tranquilo porque Dios ya le presentó la verdad y como usted ya hace tiempo que está en la Iglesia e incluso ya sirve en algún àrea de la misma... usted ya debe ser libre de todas esas cosas feas que traía del mundo...
Pero usted de pronto, se encuentra en una situación en la que se da cuenta que su carácter no ha cambiado ni un ápice. Su estándar de vida no ha variado en nada. Sigue igual que antes. Mal hablado, dominado por la lujuria, la mentira y otras cosas más...
Y se hace, si es espiritual por supuesto, la famosa pregunta: "¿Qué me pasa? Si estoy yendo a la iglesia, si estoy sirviendo al Señor, si no falto a ningún culto, si me sé de memoria todos los coritos... ¿por qué no cambio? ¿Por qué sigo siendo la misma persona que entró a las aguas bautismales? Y se siente frustrado, enojado, y posiblemente hasta deje de creer en el Evangelio de Jesucristo.
¡Un momento, mi querido amigo o amiga...! ¡Un momento...!
Lo que ha sucedido es que a usted no le enseñaron lo que dice la Biblia. Le enseñaron lo que dice la religión, su organización, el pastor o a saber quién... La Biblia explica la Biblia. No lo olvide. Y la Biblia no dice que usted con solo oír la Verdad ya es libre. Tampoco dice que con saber la Verdad serà libre... Mejor se lo pongo en boca de la Biblia misma:
"y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32)
¿Ya lo vio? Hay una gran diferencia entre oír, saber y conocer. Lo que Jesús nos está diciendo es clara y sencillamente: Y CONOCEREIS...
Entonces su problema es que usted no ha conocido la Verdad. Hasta el momento en que se encuentra hacièndose un sin fin de preguntas del por qué hay tantos cristianos que ya no gozan de los placeres de la vida como lo hace usted, por qué ya no puedo tener dos mujeres o dos hombres, por qué ya no puedo tomarme una cerveza antes del almuerzo, por qué no puedo mencionarle a su mamita al que se cruza en el camino, por qué ya no puedo gritarle al vecino, por qué ya no se puede alegar en el súper... Por qué no, por qué no, por qué no...
Está muy claro. Unos, los que no entienden "por qué no..." No han conocido la Verdad. Y siguen prisioneros de sus mismos delitos y pecados. Los otros ya la conocieron y han sido libres. Empezaron oyéndola, continuaron sabièndola y hasta que la conocieron, hasta entonces fueron libres y dejaron el cigarro, el licor, el adulterio, el robo, el engaño, la mentira y otras linduras más...
¿Qué me dice entonces? ¿Oye usted la Verdad y sigue igual? ¿Sabe usted la Verdad y continúa igual? ¿Conoce usted la Verdad? Usted ya no puede seguir siendo la misma persona...
Pruebe y verà...
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