LIONEL MESSI

Estamos viviendo lo que actualmente se llama "la fiebre del fútbol". Y al mismo tiempo que estoy dando charlas a unos hombres valientes que me acompañan cada lunes para aprender a no ser lo que la masa quiere que seamos, estoy presenciando a un buen número de hombres en la calle, cristianos algunos, evangélicos la mayoría y gentiles los demás, usando camisetas con los colores y los nombres de sus jugadores favoritos...

Porque todos quieren ser como sus estrellas. Y, tristemente, como no pueden alcanzar las metas y los sueños que tienen que trabajar duro para lograrlo, se ponen una camisa con sus nombres. Ya no quieren llamarse Juan, Pedro, Julio ni Antonio... Quieren llamarse Messi y Ronaldo. Pero... ¿qué pasará cuando pase la famosa fiebre actual? Lamentablemente, como no luchan ni trabajan para alcanzar sus metas, volverán a lo de siempre: se llamarán Juan, Pedro, Julio y Antonio. Así, a secas...

A diferencia de lo que muchos piensan, transformarse en una estrella requiere trabajo, esfuerzo, autocontrol, disciplina, perseverancia y determinación. Pero eso es precisamente lo que no vemos, o mejor dicho, lo que rara vez nos muestran. En general, sólo vemos el producto final —el éxito, la fama y todo lo que ésta conlleva—, y concluimos erróneamente que esto es algo que se puede conseguir “de la noche a la mañana”. Es por eso que las palabras de Lionel Messi en un interesante comercial que Adidas realizó hace un tiempo resultan refrescantes e inspiradoras. En este comercial, Messi revela su fórmula para el éxito:
“Empiezo temprano y me quedo hasta tarde. Día, tras día, tras día. Año, tras año. Me tomó 17 años y 114 días para triunfar de un día para otro. Esta es mi fórmula. ¿Cuál es la tuya?”.
Messi utilizó esta fórmula para transformarse en uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo. Y su pregunta sigue reverberando en mis pensamientos... ¿Qué estoy haciendo para alcanzar mis metas? ¿Sentado frente al televisor hora tras hora? ¿Platicando de deportes con mis compañeros a la salida del trabajo? ¿Queriendo imitar lo que los triunfadores hacen? ¿O estoy luchando a brazo partido, negándome placeres actuales con tal de disfrutarlos mañana? En palabras más simples, queremos levantarnos mañana por la mañana y ser Messi. Pero no queremos esforzarnos 17 años para lograrlo.

Esa es la clave del éxitoEste no viene de la noche a la mañana. Y así mismo es con todas las cosas. Para que la oruga se transforme en mariposa tiene que pasar su propio proceso. Para que la mariposa vuele y muestre la belleza de sus colores tiene que sufrir la metamorfosis dolorosa que la hace retorcerse, angustiarse y sentir el dolor de dejar de ser gusano para levantar vuelo...

Pero los hombres de hoy piensan diferente. Aún los cristianos no están siendo enseñados a esforzarse y luchar por lo que quieren. La tecnología está matando el esfuerzo de luchar por algo. Se envían mensajes de texto y la respuesta tiene que ser inmediata. Se tocan una teclas y el diccionario tiene que dar la palabra correcta. Se le da "send" a un correo y asunto arreglado...

Pero no hay teclas que se puedan tocar para tener un matrimonio sano. Una vida espiritual fructífera. Una amistad cultivada. Una posición financiera estable no viene con teclear un código. Una relación familiar saludable no viene en el software de la computadora... Todo esto requiere esfuerzo, como dice Messi, "empezar temprano y terminar tarde, día tras día, año tras año..." 

No es usando su nombre estampado en una camiseta como logrará ser como él. Èl ya usó su fórmula. ¿Está usted dispuesto a usar la suya...? Si no me cree, pregùntele a Josué, el de la Biblia. O a Daniel. O a Moisés. O a Elías, el profeta de fuego... O a Jesús el Señor...

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