DIÀLOGOS MATRIMONIALES...
Dicen en el mundo: "Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer..." Pero eso no dice la Biblia. Lo que ella deja entrever es: "Al lado de todo gran hombre hay una gran mujer..."
En mi articulo anterior escribí sobre el anonimato de muchas mujeres que aparentemente no hacen nada en el ministerio de sus esposos. Pero sabemos que cuando Dios llama a un hombre, también llama a su esposa. Ya no son dos, dice la Escritura, sino una sola carne. Ignorar este principio es una aberración no solo a su matrimonio, su ministerio pero también hacia Dios que puso las reglas del juego matrimonial... Dios no llama a la mitad del hombre. Lo llama completo. Y el hombre está completo al lado de su esposa.
Ahora debemos saber esto: La esposa es el equilibrio. Es lo emocional. Es quien obliga al hombre a pensar, repensar y volver a pensar en hacer algún movimiento que afecte a la familia y que no se deje llevar por sus emociones "espirituales" diciendo que Dios le dijo que deje el trabajo y se vaya a la cochinchina a ganar almas...
Eso ha llevado al fracaso a tantas familias y hogares que bien pudieron ser paradigmas de estabilidad y unión. Pero por falta de oír a su esposa y seguir su consejo, muchos han fracasado no solo en su "llamamiento" sino también en su responsabilidad matrimonial... Y quien fracasa en su matrimonio, perdonen ustedes, fracasa también en su ministerio. Eso dijo Pablo: Si no sabes gobernar tu hogar como pretendes gobernar la Iglesia. Punto. Sigamos...
Estas disgregaciones me vienen a la mente creativa que Dios me ha regalado al pensar en los obstáculos que bien pudo encontrar Abraham cuando recibió el llamado del Señor para que dejara su tierra, su parentela y se fuera a una tierra que Èl le daría por heredad...
SARA: ¿Qué me estás diciendo, Abram?
ABRAM: Te digo que el Señor me habló y me dijo que dejara todo esto y que nos vayamos.
SARA: ¿Y a donde nos vamos?
ABRAM: No sé.
SARA: ¿Cómo que no sé? ¿Y entonces...? ¿Cómo quieres que te siga si no sabes a donde me vas a llevar? Además, ¿qué hago con todas mis cosas? ¿Donde las voy a poner?
ABRAM: No sé, amor, no sé, solo sé que Dios me dijo que nos va a dar una Tierra mucho más hermosa que ésta, y yo le creo, así que por favor empaca porque nos tenemos que ir...
SARA: Disculpa, tesoro, siempre te he obedecido pero hoy no puedo hacerlo hasta que estés seguro que Dios te habló. Por lo tanto no me muevo de aquí hasta que estés seguro que no es tu mente calenturienta la que piensa que oye voces de a saber quien... Te recuerdo que tú siempre has sido muy crédulo, a todo y a todos les dices que sí y después yo soy la que paga el pato... (dicho chapìn)
ABRAM: Por favor, Señor, hàblale a Sara. Ella no me cree y no tengo argumentos para convencerla. Y Señor, si ella no va conmigo... yo no podré obedecerte. Puedo dejar mi parentela, mi tierra, a mi padre... pero no a Sara, Señor. Por favor hàblale y con mucho gusto nos vemos en la Tierra Prometida...
Sara indujo a Abraham con su insistencia, a buscar realmente la Voluntad de Dios y emprender un camino de fe, de emociones y de aventuras... Abraham salió ganando. Se convirtió en amigo de Dios y Dios fue su Amigo...
Hermano Carlos, no me canso ni me cansaré nunca de agradecer a Dios por haberlo puesto como mi Pastor y Maestro...este tema tan precioso me hizo pensar en lo hermoso de tener una esposa como la que me dio El Señor y saber que ella es el fruto de las enseñanzas y pacientes ministraciones suyas y de MariElena.
ResponderEliminar