DESEMPOLVANDO SUEÑOS...

Mi esposa estaba predicando a un grupo de empleados de una empresa cuando de pronto dijo esta frase.

Me recordó lo que hace la hermana que la ayuda con la limpieza... Un día a la semana se dedica a quitar el polvo que se acumula en los chineros y moldes de las ventanas de la casa. Pasa varias horas desempolvando las libreras y vidrios de los muebles...

Y cuando escuché esa frase se me ocurrió pensar en el trabajo de quien ayuda a mi esposa y pensé que muchos de nosotros tenemos sueños que se han quedado en las estanterías de nuestra mente... Sueños que están allí, llenàndose del polvo del olvido, del polvo del descuido o del polvo del "no se pudo..."

Sueños que una vez estuvieron a punto de hacerse realidad pero que hubo algo que los detuvo y se fueron a los archivos de asuntos pendientes. Pero de pendientes pasaron a olvidados. Y se empolvaron con el paso del tiempo. El tiempo no perdona. Mucho menos los sueños que se quedan allí, sepultados bajo capas y más capas de polvo. Hasta que se olvidan...

Un día soñó con hacer una llamada para dar gracias por un favor recibido pero lo dejó para "mañana". y ese mañana se volvieron días, semanas, meses y años. Esa llamada nunca la realizó y las gracias nunca llegaron a su destino.  ¿Qué pensaría la otra persona que nunca recibió esas palabras? Quizá pensó que a usted no le importo lo que había recibido. El polvo de la desidia cubrió ese gesto... Y quedó un mal sabor de boca...

Otra vez soñó con salir con alguien a tomar un café. Pero a la primera llamada por celular èl o ella no respondió y todo quedó en el mueble de cosas por hacer... Hasta que el polvo del olvido cubrió ese deseo y de allí pasó al baúl de los recuerdos. Ni  llamada ni café. Y se perdió una amistad...

Si no tenemos cuidado se nos pueden empolvar las buenas intenciones. Se nos empolvan los proyectos. Los sueños y los amores. También se nos empolvan los abrazos que dejamos de dar. El "te amo" que dejamos pendiente para otra vez. El beso tierno y delicado de un "hasta luego". La palmada en la espalda para dar ánimos. Las palabras de aliento al amigo para decirle que estamos de su lado. Se nos llenan de polvo las invitaciones a comer y pasar un buen rato hasta que llega la enfermedad o los tiempos en que ya no se puede disfrutar de la amistad que no se cultivó...

Se empolvó el compromiso de ir a visitar al hospital al enfermo que nos visitó a nosotros cuando estuvimos en cama y no devolvimos ese gesto. Y qué decir del detalle de comprarle rosas a la esposa solo para que supiera que pensamos en ella pero de esquina en esquina llegamos a casa con las manos vacías... O qué decir del polvo que se acumuló en el corazón de tanto esconder el amor que sentía por aquella persona que estuvo esperando una pequeña señal para lanzarse a la aventura de una relación que pudo terminar en matrimonio...

Quizá hoy sea un buen día para empezar a desempolvar sus sueños... ¿No le parece...?


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