¡CUIDADO, PADRES...!
"...el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará..." (Juan 14:12)
Es un hecho que los hijos confían en los padres. La hija sabe que su mamá no la va a dejar sin leche, por lo tanto, cuando tiene hambre solo pide. ¿De donde la va a sacar? Eso no es relevante para la niña. Sabe que su mamá la ama y ella confía en que sabrá darle su alimento...
El hijo sabe que su papá no lo dejará sin zapatos. Por lo tanto juega, brinca y se arrastra por la calle sabiendo que si se le rompen, su papá tendrá suficiente dinero para comprarle otro par. Los hijos confían en sus padres... Pero hay un peligro en esto...
Ellos confían tanto en lo que sus padres hacen en su beneficio que también creen que lo que hacen dentro de las cuatro paredes es lo correcto. Que todo es para su bienestar... Y aquí empieza el peligro.
Cuando doy pláticas a los jóvenes en edad un poco adulta, les enseño lo siguiente: "Ustedes van camino a contraer matrimonio. Muy pronto o quizá ya lo estén, se enamorarán y empezarán a hacer planes para casarse y formar una familia. Pregunto: ¿Están preparados para ser los padres modelo de sus futuros hijos? Porque ustedes están haciendo las obras que sus padres les enseñaron. Y aún las están aumentando... ¿Están listos para hacer solo buenas obras para que sus hijos a la vez les imiten y les superen?"
Esto es algo que casi nunca se enseña en la Iglesia. Debemos saber que los padres somos formadores de los hijos. Ellos ven en nosotros un modelo a seguir en sus vidas. Lo que harán más adelante serà lo que vieron en su niñez en nuestras propias vidas...
Un esposo que golpea a su esposa. Una esposa que le grita al esposo. Una mujer eternamente enferma de dolores inventados solo para llamar la atención de su familia. Un hombre que habla con palabras soeces y blasfemas. Unos padres con doble moral espiritual. En la iglesia son una cosa y en sus casas son otra. Unos padres hipócritas que delante de la familia se abrazan y se dicen cosas tiernas pero en sus hogares se insultan y ultrajan... Son las obras que sus hijos están viendo. No nos extrañemos que cuando se vayan del nido harán lo mismo y un poco más...
Este es el fenómeno que estamos viendo actualmente en la juventud cristiana. A falta de un verdadero modelo de santidad, entrega, consagración y espiritualidad en la casa, los hijos están buscando a un Messi. A un Ronaldo y otros a un Ricky para emularlos en su vida. Todos necesitamos un modelo, alguien que nos enseñe como se es hombre o mujer. Lamentablemente los padres no se ocupan de serlo para sus hijos. Creen que con llenarle el estómago es suficiente. Y les dejan vacía el alma... Cuando salen a la calle empiezan a buscar modelos de conducta... O sencillamente repetirán lo que vieron en sus hogares y lo multiplican...
¿Por qué es que en la escuela, cuando un niño se porta mal llaman a los padres? Porque se supone que el niño aprendió a portarse mal en algún lugar. Y ese lugar es el hogar. Es la familia. Los causantes fueron los padres. A ellos se les pide cuenta del comportamiento que el niño está repitiendo...
Por eso las palabras de Jesús son vitales. Èl modela mi vida. Las obras que él está haciendo las debo hacer yo y superarlas. A Èl no le preocupa que yo lo supere, al contrario, es lo que se espera de mí como discípulo suyo. Porque yo creo en Èl. Así, mis hermanos, sus hijos creen en ustedes. Ustedes deben tener cuidado como actúan. Sus hijos creen ciegamente en ustedes y creerán que las obras que ustedes hacen son perfectas y las repetirán en el futuro...
Es un hecho que los hijos confían en los padres. La hija sabe que su mamá no la va a dejar sin leche, por lo tanto, cuando tiene hambre solo pide. ¿De donde la va a sacar? Eso no es relevante para la niña. Sabe que su mamá la ama y ella confía en que sabrá darle su alimento...
El hijo sabe que su papá no lo dejará sin zapatos. Por lo tanto juega, brinca y se arrastra por la calle sabiendo que si se le rompen, su papá tendrá suficiente dinero para comprarle otro par. Los hijos confían en sus padres... Pero hay un peligro en esto...
Ellos confían tanto en lo que sus padres hacen en su beneficio que también creen que lo que hacen dentro de las cuatro paredes es lo correcto. Que todo es para su bienestar... Y aquí empieza el peligro.
Cuando doy pláticas a los jóvenes en edad un poco adulta, les enseño lo siguiente: "Ustedes van camino a contraer matrimonio. Muy pronto o quizá ya lo estén, se enamorarán y empezarán a hacer planes para casarse y formar una familia. Pregunto: ¿Están preparados para ser los padres modelo de sus futuros hijos? Porque ustedes están haciendo las obras que sus padres les enseñaron. Y aún las están aumentando... ¿Están listos para hacer solo buenas obras para que sus hijos a la vez les imiten y les superen?"
Esto es algo que casi nunca se enseña en la Iglesia. Debemos saber que los padres somos formadores de los hijos. Ellos ven en nosotros un modelo a seguir en sus vidas. Lo que harán más adelante serà lo que vieron en su niñez en nuestras propias vidas...
Un esposo que golpea a su esposa. Una esposa que le grita al esposo. Una mujer eternamente enferma de dolores inventados solo para llamar la atención de su familia. Un hombre que habla con palabras soeces y blasfemas. Unos padres con doble moral espiritual. En la iglesia son una cosa y en sus casas son otra. Unos padres hipócritas que delante de la familia se abrazan y se dicen cosas tiernas pero en sus hogares se insultan y ultrajan... Son las obras que sus hijos están viendo. No nos extrañemos que cuando se vayan del nido harán lo mismo y un poco más...
Este es el fenómeno que estamos viendo actualmente en la juventud cristiana. A falta de un verdadero modelo de santidad, entrega, consagración y espiritualidad en la casa, los hijos están buscando a un Messi. A un Ronaldo y otros a un Ricky para emularlos en su vida. Todos necesitamos un modelo, alguien que nos enseñe como se es hombre o mujer. Lamentablemente los padres no se ocupan de serlo para sus hijos. Creen que con llenarle el estómago es suficiente. Y les dejan vacía el alma... Cuando salen a la calle empiezan a buscar modelos de conducta... O sencillamente repetirán lo que vieron en sus hogares y lo multiplican...
¿Por qué es que en la escuela, cuando un niño se porta mal llaman a los padres? Porque se supone que el niño aprendió a portarse mal en algún lugar. Y ese lugar es el hogar. Es la familia. Los causantes fueron los padres. A ellos se les pide cuenta del comportamiento que el niño está repitiendo...
Por eso las palabras de Jesús son vitales. Èl modela mi vida. Las obras que él está haciendo las debo hacer yo y superarlas. A Èl no le preocupa que yo lo supere, al contrario, es lo que se espera de mí como discípulo suyo. Porque yo creo en Èl. Así, mis hermanos, sus hijos creen en ustedes. Ustedes deben tener cuidado como actúan. Sus hijos creen ciegamente en ustedes y creerán que las obras que ustedes hacen son perfectas y las repetirán en el futuro...
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