HOMBRES... ¿DONDE ESTÀN?
Quizà no le guste a alguien lo que va a leer pero eso no impide que sea una realidad de lo que estamos viviendo actualmente.
La masculinidad ha perdido su valor. Hablo del valor que Dios le dio por supuesto. Porque aprendì hace mucho tiempo que todo lo que el hombre toca lo arruina.
Y es por eso que desde hace mucho tiempo arruinò la masculinidad.
Hoy hay dos clases de seres masculinos: Los peces gordos. Los musculosos. Son los matones de barrio. Los guarda espaldas vestidos de negro en las puertas de los bares. Y estàn los otros. Los emasculados. Los que no son ni esto ni lo otro. Unos se cortan el pelo a la flap top para parecer màs bravos de lo que son pero que dan mal aspecto. Los otros se depilan las cejas, se arreglan los labios y se visten con colores que confunden. Se hacen cortes de pelo bien adornados, se ponen aritos en las orejas y en la nariz.
En ambos se ha perdido totalmente la masculinidad.
Dios no quiere que el hombre sea asì. Dios quiere que el hombre sea su Imagen. Que se parezca a Èl. Y por eso nos dio el ejemplo enviando a Jesùs para mostrarnos como quiere Èl que seamos. Que lo imitemos. Lo dijo Pablo: Imitenme a mì, en lo que yo imito a Cristo.
Y ambos eran, realmente, un ejemplo digno de lo que es la masculinidad: Hombres de valor. Hombres que respetaron a las mujeres. Que les dieron el paso. Que ayudaron a los dèbiles y no terminaron de machacarlos. Ambos fueron ejemplo de la verdadera masculinidad al ayudar al pobre a ser escuchado. Como Jesùs que vino en toda su grandeza pero empezò por el principio: Sirviendo. Dando su vida por los demàs. No se avergonzò que le quitaran todo, hasta la vida con tal de dar el paso hacia la demostraciòn de lo que es un verdaero hombre masculino...
Yo divido en dos a los del sexo masculino: Varones y hombres. Los varones son los berrinchudos, los que viven a costa de las mujeres como si fueran sus mamàs. Son los que, aunque ya tienen bigote y pelos en el pecho siguen siendo hijos de mami, solo que ahora ese lugar lo ocupa la novia. O la esposa. Son los que vemos en las cafeterìas pidiendo su comida y dejando que su novia pague la cuenta. Y ni siquiera su plato recogen despuès de comer. Son varones. Castrados. Emasculados. Se niegan a crecer porque lògicamente eso les demanda responsabilidad hacia la mujer que dicen amar...
Y estàn los hombres. Los que trabajan para mantener sus gastos. Los que le abren la puerta de su carro a su novia o su esposa. Los que le dan la mano para cruzar la calle. Los que no importan donde estèn, tratan al sexo femenino con el debido respeto y consideraciòn. Son los que van al sùper con su esposa y se encargan de empujar y vaciar el carrito de las compras. Son los que respetan el semàforo y le dan el paso a los peatones en el paso de cebra. Eso y mucho màs son los hombres.
La iglesia ha culpado en todo esto. Ya no se enseña desde los pùlpitos lo que Dios hizo en Gènesis. Ha dejado de instruìr a la generaciòn de varones que hoy estàn sentados en sus sillas sin saber què son ni quienes son ni què se esperan de ellos. Y cuando, por azares del destino, llegan a ser pastores, son ministros andròginos. Se peinan como los jugadores de moda. Como no tienen masculinidad propia le roban su masculinidad a los hèroes del futbol. Viven de glorias ajenas. Viven con caracteres ajenos. Y se ponen hasta las camisetas con el nùmero de su jugador favorito... Porque quieren que los vean como ven a sus campeones del campo...
Señores: ¿Saben que hoy hay una buena cantidad de solteras en nuestras congregaciones evangèlicas? ¿Y saben por què? Porque no hay hombres segùn el diseño de Dios para que se casen con ellas. Las solteras ya no encuentran hombres que les quieran acompañar en su vida familiar y matrimonial porque no los hay... Sigue el clamor de Gènesis: "Hombres, ¿dònde estàn...¿"
La masculinidad ha perdido su valor. Hablo del valor que Dios le dio por supuesto. Porque aprendì hace mucho tiempo que todo lo que el hombre toca lo arruina.
Y es por eso que desde hace mucho tiempo arruinò la masculinidad.
Hoy hay dos clases de seres masculinos: Los peces gordos. Los musculosos. Son los matones de barrio. Los guarda espaldas vestidos de negro en las puertas de los bares. Y estàn los otros. Los emasculados. Los que no son ni esto ni lo otro. Unos se cortan el pelo a la flap top para parecer màs bravos de lo que son pero que dan mal aspecto. Los otros se depilan las cejas, se arreglan los labios y se visten con colores que confunden. Se hacen cortes de pelo bien adornados, se ponen aritos en las orejas y en la nariz.
En ambos se ha perdido totalmente la masculinidad.
Dios no quiere que el hombre sea asì. Dios quiere que el hombre sea su Imagen. Que se parezca a Èl. Y por eso nos dio el ejemplo enviando a Jesùs para mostrarnos como quiere Èl que seamos. Que lo imitemos. Lo dijo Pablo: Imitenme a mì, en lo que yo imito a Cristo.
Y ambos eran, realmente, un ejemplo digno de lo que es la masculinidad: Hombres de valor. Hombres que respetaron a las mujeres. Que les dieron el paso. Que ayudaron a los dèbiles y no terminaron de machacarlos. Ambos fueron ejemplo de la verdadera masculinidad al ayudar al pobre a ser escuchado. Como Jesùs que vino en toda su grandeza pero empezò por el principio: Sirviendo. Dando su vida por los demàs. No se avergonzò que le quitaran todo, hasta la vida con tal de dar el paso hacia la demostraciòn de lo que es un verdaero hombre masculino...
Yo divido en dos a los del sexo masculino: Varones y hombres. Los varones son los berrinchudos, los que viven a costa de las mujeres como si fueran sus mamàs. Son los que, aunque ya tienen bigote y pelos en el pecho siguen siendo hijos de mami, solo que ahora ese lugar lo ocupa la novia. O la esposa. Son los que vemos en las cafeterìas pidiendo su comida y dejando que su novia pague la cuenta. Y ni siquiera su plato recogen despuès de comer. Son varones. Castrados. Emasculados. Se niegan a crecer porque lògicamente eso les demanda responsabilidad hacia la mujer que dicen amar...
Y estàn los hombres. Los que trabajan para mantener sus gastos. Los que le abren la puerta de su carro a su novia o su esposa. Los que le dan la mano para cruzar la calle. Los que no importan donde estèn, tratan al sexo femenino con el debido respeto y consideraciòn. Son los que van al sùper con su esposa y se encargan de empujar y vaciar el carrito de las compras. Son los que respetan el semàforo y le dan el paso a los peatones en el paso de cebra. Eso y mucho màs son los hombres.
La iglesia ha culpado en todo esto. Ya no se enseña desde los pùlpitos lo que Dios hizo en Gènesis. Ha dejado de instruìr a la generaciòn de varones que hoy estàn sentados en sus sillas sin saber què son ni quienes son ni què se esperan de ellos. Y cuando, por azares del destino, llegan a ser pastores, son ministros andròginos. Se peinan como los jugadores de moda. Como no tienen masculinidad propia le roban su masculinidad a los hèroes del futbol. Viven de glorias ajenas. Viven con caracteres ajenos. Y se ponen hasta las camisetas con el nùmero de su jugador favorito... Porque quieren que los vean como ven a sus campeones del campo...
Señores: ¿Saben que hoy hay una buena cantidad de solteras en nuestras congregaciones evangèlicas? ¿Y saben por què? Porque no hay hombres segùn el diseño de Dios para que se casen con ellas. Las solteras ya no encuentran hombres que les quieran acompañar en su vida familiar y matrimonial porque no los hay... Sigue el clamor de Gènesis: "Hombres, ¿dònde estàn...¿"
Gracias por ser el hombre que Dios utiliza para instruirme y forjarme para aprender a ser hombre digo hombre el reino de Dios. Bendiciones para ambos.
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