SABÌA DE QUÈ HABLABA CUANDO DIJO...

"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mateo 23:27)

No han habido palabras màs duras ni màs certeras que èstas que expresò Jesùs cuando predicaba sus sermones sobre la Santidad. Entre sus oyentes siempre estaban los fariseos, escribas y sacerdotes del Templo para ver en que le podìan sorprender para acusarlo y llevarlo a la muerte... Necesitaban urgentemente deshacerse de ese Hombre que les està haciendo la vida imposible y quien està causando que muchos se aparten del judaìsmo religioso y se conviertan a su fe... Una fe que ellos no entienden ni quieren entender... Rechinan los dientes ante las palabras acusadoras del Maestro pero nadie lo nota. Excepto Jesùs...

Mientras tanto, ellos eran vistos como los paradigmas de la pureza. Todos aquellos que no podìan ver el interior del hombre no podìan imaginarse las fieras que se escondìan detràs de esas elegantes vestiduras llenos de joyas y olorosos a una falsa e hipòcrita santidad... Daban la impresiòn de que eran hombres consagrados a Dios, hombres que vivìan lo que predicaban, hombres que obedecían al pie de la letra cada sílaba, cada frase, cada mandamiento, cada apòstrofe de la Ley de Dios...

Claro, al igual que nosotros, mientras no nos llegue la prueba no podremos demostrar quièn realmente somos: Si lo que decimos que somos o lo que realmente somos... Todo se descubre a su debido tiempo. Podemos pasar por buenos cristianos cuando cantamos, oramos y estamos en compañìa de otros en la iglesia. Pero cuando dejamos los dinteles de las puertas del templo se muestra lo que realmente hay en nuestro corazón. Se manifiesta la realidad de toda nuestra inmundicia interna si nos descuidamos y si no somos tratados en el Yunque de la Palabra y la ayuda del Espìritu Santo para que nos transforme a Su Imagen... De lo contrario, seguimos siendo lo que Jesùs dijo que eran ellos... y nosotros... "llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia"...

Religiosamente hablando nadie ha visto lo que realmente eran esas personas a las que Jesùs criticò tan duramente... Pero Èl sabìa perfectamente de lo que estaba hablando cuando les señalò su verdadera condición... Para el pueblo posiblemente fue una falta de respeto hablarles así. Para algunos seguramente fue un insulto encararlos con su condición pecaminosa... "Se ven tan santos, yo no creo lo que les dijo Jesùs..." "Me cuesta creer que lo que dijo Jesùs de ellos sea verdad..." "Pobrecitos... còmo fueron insultados por Jesùs si tan espirituales que se ven..." Comentarios como estos se habràn escuchado entre el pueblo... Pero...

Jesùs sabìa de què estaba hablando cuando dijo lo que dijo...

¿Y donde se mostrò perfectamente lo que habìa en su interior? Lucas 22:66 y 71 nos aclara este punto...
"Cuando se hizo de día, se reunió el concilio de los ancianos del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús ante su concilio, diciendo: Si tú eres el Cristo, dínoslo... Y ellos dijeron:¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca"

¡Al fin habìan encontrado la forma de cumplir sus carnales deseos! Ya lo tenìan en sus manos... Los santos, los mìsticos, los que aparentaban piedad estaban mostrando en toda su crudeza la realidad que solo Jesùs habìa visto... Los huesos de los muertos se estaban mostrando...Los sepulcros blanqueados por fuera estaban mostrando lo que realmente habìa dentro de ellos... Las bocas que oraban en el Templo estaban sacando la inmundicia que habìa en sus corazones... Todo esto en privado. En el Sanedrìn. Entre sus iguales. Entre los que no habìa que fingir nada. Entre los de su misma clase...

¿No le parece, querido lector que nosotros tambièn caemos en algunas de estas circunstancias si nos descuidamos? Por eso nos ordena Pablo: Con algunos de ellos ni coman... No sea que los sepulcros blanqueados el domingo se destapen en toda su hediondez el lunes...

Jesùs sabe de què nos habla entonces... Es mejor escuchar y poner atenciòn a Sus Palabras...

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