¿POR QUÈ PAGAR CONSECUENCIAS...?

La vida està llena de contradicciones.

La mayorìa de las veces, nosotros, los esposos no nos damos cuenta del daño emocional que provocamos en nuestras esposas hasta que la luz se hace en nuestra mente y empezamos a darnos cuenta que en realidad hicimos algo malo... para merecer una reprimenda de parte del Señor.

Y digo contradicciones porque, como el amor cubre multitud de faltas -dice la Biblia-, el amor que sentimos por nosotros mismos nos hace cubrir todas nuestras falta y caemos en el olvido de ellas. Nos amamos demasiado y profundamente.

Sin embargo la vida fue hecha por Dios para que fuera justa.  Mis acciones tendràn reacciones. Lògica pura.  No necesitamos tener doctorados en filosofìa ni teologìa para conocer estos principios que estàn escritos en el firmamento... Es màs, la vida solo obedece principios. Punto...

La mayorìa de nosotros los hombres nos casamos con mujeres que traen traumas y conflictos desde su niñez. Al igual que nosotros, por supuesto, pero en este caso estamos hablando de los hombres... Y el asunto es que a esas heridas les agregamos las que nosotros les provocamos constantemente. Palabras, señas, desprecios, silencios que dicen màs que mil palabras, abandonos y cobros disimulados en nuestras acciones... Todo eso tiene un precio y ni cuenta nos damos hasta que nos llega el cobro...

Nuestras esposas llegaron a nuestras vidas para que las mejoremos. Eso es un hecho. Y viceversa. Nosotros llegamos a sus vidas para que nos ayuden a mejorar. Pero no lo hacemos así. Por lo menos no al principio. Mientras no nos enseñen el verdadero propòsito del matrimonio no entenderemos que ellas estàn desean profundamente que les ayudemos a mejorar su carácter. A mejorar su apariencia. A mejorar su comportamiento. A dejar de lado sus traumas familiares y empezar a vivir una vida plena dentro del matrimonio al lado del hombre que la ama tanto que la soporta mientras se producen los cambios necesarios para mejorarla y hacerla una mejor persona...

Pero no es asì en la mayorìa de los casos. Cometemos màs errores de los que cometieron sus padres y en vez de arreglarles la vida se las complicamos mucho màs... Y Dios no se queda quieto con eso. Nos pide cuentas. Y, cuando nos atrevemos a cuestionarle dicièndole que ella ya venìa con esos defectos, Èl nos responde con su Sabidurìa Infinita... "Los daños se calculan segùn la pèrdida de valor, no por la destrucciòn física..." Es la Ley de Dios. Inmutable. Nos guste o no...

¿Lo asimila bien?

Es decir, nos piden cuentas de lo que hacemos con los traumas que ellas traen desde su niñez. ¿Las aumentamos o disminuìmos? ¿Les ayudamos a perdonar y olvidar su pasado o se lo recordamos constantemente hasta destruirlas? ¿Las levantamos como heridas del camino o seguimos de largo con nuestros deseos por delante?

Ellas, muchas veces, vienen desvalorizadas por sus experiencias familiares... Nos toca a nosotros levantarles su autoestima, su valor, su personalidad, su ego, no pisotearlas ni hacerlas sentir peor... Al fin y al cabo, decimos que las amamos... ¿no es cierto...? Por eso nos cobran, por eso...




























































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