¿POR QUÈ MALCO...?

Es de noche en el Jardìn del Getsemanì.  Jesùs y sus discìpulos estàn esperando a que algo suceda. Falta uno: Judas. Hay una cierta expectaciòn entre el grupo. Jesùs acaba de estar orando y sudando gotas de sangre a causa del Suceso que està pròximo a suceder... Sus amigos no han podido acompañarlo en su agonía, asì que se sienten avergonzados...

De pronto, un ruido de personas acercàndose con teas encendidas, palos y lanzas distrae la atenciòn del grupo. Son los soldados del Templo que vienen a tomar prisionero a Jesùs. Todos se ponen en guardia para saber què deben hacer. Y no se les ocurre nada mejor que salir huyendo, dejando abandonado a su Maestro y Señor...

Entre los soldados hay personas que no son soldados. Uno, especialmente, vestido con ropas elegantes y vistosas, es el consejero personal de Caifàs, el Sumo Sacerdote. Este consejero piensa y actùa como su patrón: es un incrèdulo de que Jesùs sea el Mesìas prometido a Israel. Ha seguido de cerca su actuaciòn y sin duda ha discutido con su señor los milagros que Jesùs ha estado haciendo entre la chusma que lo sigue... Pero ellos, los Sacerdotes y gentes cultas no pueden creer en los milagros que dicen que Jesùs hace. Para ellos es sencillamente imposible que sucedan tales cosas. Desde los tiempos de Moisès y Elìas nadie màs ha hecho milagros, asì que es imposible que ese carpintero sea quien dice ser... Ademàs, recordemos que antes que Èl ya habìan venido otros declaràndose el mismo tìtulo mesiánico... No, ese Hombre no puede ser ni hacer en el Nombre de Jehovà lo que ha declarado. Es un charlatán màs... y así ha convencido a su mentor, Caifàs, que debe ser tomado prisionero, llevado al sanhedrìn y condenarlo a muerte... No faltaba màs...

En la trifulca, mientras estàn tirados en el suelo a causa de la respuesta de Jesùs cuando expresò: "Yo Soy", Pedro se llena de valor y saca su espada. Lanza un tiro al aire queriendo cortarle la cabeza al primero que se le ponga enfrente. Todos estàn aturdidos a causa de la caída asì que serà fàcil cercenarle el cuello a quien estè màs pròximo al espadazo... Sin saber porquè, el que està màs cerca es precisamente el consejero del Sumo Sacerdote... Enredado en sus elegantes vestiduras, apenas ve venir el golpe y ladea un poco la cabeza dejando vulnerable su oreja derecha... El furioso golpe que Pedro le lanza hace que su miembro sea cortado de raíz. La traducción indica que no fue un pedazo de oreja. No fue una porciòn del lóbulo, no, fue la oreja total.  Eso nos dice que el golpe no iba a la oreja sino a la cabeza...

Pero... ¿Por que Malco? Porque llegado el momento cumbre del final del Ministerio de Jesùs en la tierra, ¿habìa la posibilidad que Jesùs pudiera decir: "Bueno, terminemos de una vez por todas y que cada uno reciba su merecido?". Pero no fue eso lo que sucedió... Fue todo lo contrario. Aùn hay tiempo para un milagro màs. Aùn no se ha acabado de hacer la Obra del Padre. Sanar a los heridos... Y aquì, precisamente en la noche de su arresto, hay un herido. Hay un herido en dos  lugares: En su corazòn y en su oreja... Y mientras haya tiempo, Jesùs lo sanarà... Toma la oreja tirada en el suelo y la coloca en su lugar. Malco ha recibido instantáneamente dos sanidades: Regresa al patio de Caifàs con dos problemas resueltos. Su corazòn ha recibio el testimonio que Jesùs sì es quien dice ser. El Mesìas que sana, liberta y da vida. Y su oreja que habìa sido arrancada de cuajo nuevamente en su lugar... Dos recuerdos que jamàs se le olvidarìan mientras viva...

Imagìnese esto: cada mañana cuando lavaba su cara y se veìa en el espejo, Malco tocaba su oreja... Un fìsico testigo de la sanidad que aquel que habìa creìdo impostor había dejado antes de ir a la Cruz... Al que èl habìa ayudado a condenar a muerte le había devuelto su preciada oreja... y su fe...

Por eso era necesario que Malco estuviera esa famosa noche en el Jardìn... Por eso... Y ahora ¿como explicarle a Caifàs que estaban equivocados...?

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