DOS REINOS...

"Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros..."

Seamos claros: solo hay dos reinos. El Reino de la luz y el reino de las tinieblas.

¿A cual de los dos pertenecemos...? No se apresure a responder. Primero le invito a leer mi artìculo...

 ¿Sabe usted por què el diablo no nos hace caso cuando le ordenamos que nos deje tranquilos? Porque sin duda estamos viviendo, caminando y haciendo las cosas de su reino. O sea, llana y sencillamente estamos sometidos a su reino. El es nuestro amo. Es èl quien manda y no el Señor de señores...

Este es el error màs grande que podemos cometer los cristianos. Queremos ordenarle a satanàs que se aleje de nuestras vidas, de nuestras finanzas y de nuestras familias pero se nos olvida que si no estamos sometidos a Dios, estamos sometidos a alguien màs...

Estar sometidos a Dios significa reconocerlo como Señor de nuestras vidas. No solo de palabra sino de hechos. Sometidos en alma, cuerpo y espìritu. No es negociable la situaciòn. Someternos a Dios significa obedecerle en todo. Y todo es todo. No importa si no comprendemos sus mandamientos, no importa si nos agradan o  no. No importa si queremos o tenemos tiempo de obedecerlo. Es cuestiòn de conciencia. Es asunto de definiciòn. Someternos a Dios significa que Èl es quien ordena como vestirnos, como hablar, como comer y con quien casarnos. Asì se sencillo...

Ahora, veamos al otro. Veamos como funciona el reino de Satanàs...

Si usted està sometido a Satanàs, èl es quien dicta su conducta. Es èl quien le ordena como vivir, como conducirse en la calle, con quien casarse y como tratar a su cònyuge y a sus hijos. Es èl quien le dice como hablar, como defenderse de sus agresores y como arreglar su licencia de manejar. Si usted està sometido al reino de Satanàs, es èl quien le dice como hablar con sus vecinos, què ver en la calle y como manejar su sueldo...

Ahora, la pregunta crucial: ¿Còmo ordenarle a quien usted se somete? Nadie, en su sano juicio aceptarà que un sùbdito, que alguien a quien se le dan òrdenes, trate de ordenarle algo. Se lo dirè en buen chapìn: Si usted quiere reprender al diablo porque un dìa escuchò un sermòn en la Iglesia y le dijeron que usted tiene el poder de hacerlo y de echarlo fuera de su casa o de su vida... tenga cuidado... Lo màs seguro es que el señor que reina en su vida le dirà: "Momentito, muchacho. No olvides con quien estàs hablando... Te recuerdo que desde que tù decidiste someterte a mi reinando soy yo quien manda y no tù. Asì que no me faltes el respeto..."

¿Lo sabìa usted?  Es exactamente como si su hijo le quiera dar òrdenes a usted o a su mamà... Lo menos que se puede ganar es un buen coscorròn por malcriado... ¿Y què tal con el señor de su vida? Es màs fàcil entender que no le podemos dar òrdenes a Dios que al diablo. A Dios le hablamos con palabras suaves, tiernas y con mucho cuidado. Pero al diablo lo reprendemos, lo pisoteamos, le ordenamos que se vaya, le gritamos y hasta le danzamos encima... Y no se va el ingrato... ¿Por què serà?

Ahora ya lo sabe. Si usted no se somete a Dios se somete al diablo. Y èl no huirà de usted sencillamente porque usted ha decidido permanecer bajo su autoridad... Disculpe si lo ofendì...

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