¿IMAGEN O CONTENIDO?

Hoy estamos viendo dos fenómenos que muestran la baja autoestima o la alta autoestima de las mujeres... Incluyendo, por supuesto, a nuestras hermanitas de nuestras congregaciones... Las que dicen que estàn "llenas" del Poder del Espìritu Santo y llenas de bendiciòn...

Veamos...

Para empezar no pretendo sentar una càtedra sobre conductas femeninas. Tampoco pretendo ser legalista o exagerado. Solo permìtanme expresar mis pensamientos... de algo les pueden servir...

La mujer de hoy cree que mostrar su cuerpo o partes del mismo a la vista pùblica es sìntoma de alta autoestima. Muchas mujeres creen que hay que estar muy seguras de sì mismas para mostrarse en pùblico en ropas que dejan ver màs de lo que deben ver los demàs. Y aseguran que no les importa lo que piensen los demàs. Ellas se sienten libres para caminar por las calles mostrando sus formas y despertando la "admiraciòn" de los hombres, lo que en realidad es lascivia y lujuria... Pero yo creo que estàn equivocadas...

No es alta autoestima. Al contrario: es baja autoestima. Ellas se engañan creyendo que estàn seguras de sì mismas al actuar de esa manera. No, señoras y señoritas, no es asì. Cuando una dama se siente segura de sì misma, en vez de mostrar su cuerpo que es su imagen, lo superficial, lo que està fuera; debe mostrar lo que ella es en realidad. Debe mostrar su contenido. Lo que es por dentro. Sus virtudes. Su valor intrínseco... La ropa, el maquillaje excesivo, los modales superfluos demuestran que se siente tan insegura que necesita exagerar su imagen para decirnos: ¡Véanme, existo! Esto nos habla de problemas en el alma, en la identificaciòn de sì misma. Nos està diciendo que dentro de esa ropa exageradamente corta o provocativa se esconde una mujer con baja autoestima que necesita ser vista porque seguramente viene de una familia disfuncional en donde pasò su niñez de forma anodina, invisible para sus padres o familia... Hoy, en la pubertad o edad adulta, cuando puede tomar sus decisiones, se hace ver. Se hace notar. No importan los medios... el fin los justifica...

Otro ejemplo es la obesidad... Empiezan comiendo normalmente pero al igual que el ejemplo anterior, nadie las nota. Nadie les hace caso y ellas necesitan urgentemente ser vistas. Para eso estàn vivas... Y empiezan a abusar de su dieta. ¿La frase comùn y corriente? ¡Què me importa lo que digan, soy libre y què...! Y empieza un martirio que las atrapa en una càrcel de lujuria por la comida hasta que el cuerpo reclama volver a su normalidad... El Templo del Espìritu Santo empieza a enviar sus señales de peligro... Pero a veces ya es demasiado tarde. El candado que tienen por dentro no lo pueden abrir para ser libres del pecado de glotonerìa porque perdieron la llave y no hay marcha atràs... Ahora sì que las ven los demàs... pero de una forma que les duele. Que las avergüenza. Se sienten observadas con humillaciòn y dolor... Una vez màs, mostraron su imagen... pero debieron mostrar su contenido... Mujeres nobles, amorosas, tiernas y ùtiles en sus familias o congregaciones sufriendo terriblemente de soledad e indiferencia a causa de haber querido demostrar que "què me importa lo que digan..." porque ahora sì que importa... y mucho.

Todo me es lìcito, dijo Pablo, pero no todo me edifica... Somos llamados, como cristianos, a mostrar lo que  en realidad hay dentro del Templo del Señor. No su exterior. Lo externo es importante porque es el frasco, pero lo que verdaderamente vale es el perfume que hay dentro... Eso es lo caro. El frasco se tira cuando se acaba el perfume... ¿O me equivoco...?

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