LA MUJER Y LA PUBLICIDAD...

El hedonismo y la publicidad se han adueñado de las mujeres...
Y no hablo de las mujeres sin Cristo. Tambièn en el  Cuerpo de Cristo las mujeres estàn siendo manipuladas por la publicidad... Le estàn haciendo màs caso a la televisiòn y sus consejeros que a la Palabra del Dios que las creò. Hace poco estuve visitando a mis hijos en Guatemala. Mi esposa les enviò de regalo a las nietas un paquete de chocolates a cada una. Cuando ìbamos de camino a casa de mi hija Sheyla, donde cenaríamos todos, les preguntè porqué no habìan abierto sus chocolates... ¿Su respuesta? "No comemos chocolates porque no queremos engordar..." ¿Sus edades? Gracia tiene 9 años. Mandy 12... Yo a esa edad me comía todos los chocolates que tuviera a mano... Pero la televisiòn era en blanco y negro. Y solo habìan dos canales que ver. Eso era todo. La época de los Tres Chiflados. O el correcaminos. No nos bombardeaban con eso de que "la mujer tal no camina, mueve el piso..."
Tan niñas mis nietas y ya estàn sujetas a lo que dicen los publicistas... Ni modo...
La publicidad no sólo vende productos. Vende imágenes e ideas, sentimientos y deseos, sueños y valores. Vende conceptos de amor, éxito y normalidad. En resumen, a las mujeres les vende un “yo” que necesita lo que se está publicitando.
Este “yo” es definido por lo exterior. Las imágenes superficiales de mujeres bellas y delgadas recompensadas con vidas fabulosas se convierten en parte de su mente. Internalizan el mensaje de “yo soy mi cuerpo, y perfeccionarlo y mostrarlo es la clave para la felicidad”. Y como este “yo” está vacío, son más propensas a comprar los productos para llenarse.
Pero eso no es todo. Luego los publicistas “venden defectos”: No son lo suficientemente delgadas, sus estómagos no son lo suficientemente planos, sus figuras no están lo suficientemente “esculpidas” (¡como si las mujeres fueran esculturas!), sus labios no son lo suficientemente rellenos, su pelo no es lo suficientemente brilloso, sus pestañas no son lo suficientemente largas; en otras palabras, no son lo suficiente. Mientras que los hombres también somos vulnerables a los mantras mediáticos, nuestros abdominales no son lo suficientemente firmes, nuestros bíceps no están desarrollados lo suficiente,  las mujeres son más susceptibles. La pubertad alimenta el cerebro de las chicas con hormonas que las programan para obsesionarse con su apariencia, y si bien esta fijación disminuirá, su apariencia seguirá siendo una gran preocupación. Además, las mujeres son altamente sensibles a los mensajes sociales. Por eso, los publicistas consultan psicólogos, sociólogos, antropólogos, investigadores del comportamiento, etc., sobre cómo estimular la ansiedad femenina. Y han sido bastante exitosos: hace más de dos décadas atrás, la mayoría de las mujeres estaban infelices con su aspecto, y las que eran consideradas “bonitas” estaban tan tristes como las consideradas “simples”. La inseguridad femenina sigue viva y coleando...
En las sillas de nuestras congregaciones y en los cultos de jòvenes observamos una cantidad preocupante de hermanitas bulìmicas con tal de mantener la figura que la sociedad exige. Ya no se està cuidando el Templo del Espìritu Santo sino el cuerpo que los hombres de la televisiòn proponen...
¿Què dirà el Señor de todo esto? Y ni hablar de la ropa. Los mismos encargados de vestir a la sociedad se afanan por fabricar cada vez prendas màs pequeñas y ajustadas al cuerpo porque eso es el ùltimo grito de la moda, obligando a las niñas a andar tan ajustadas que cuando sean adultas sus cuerpos estaràn tan deformes porque no les dieron la libertad de crecer y desarrollarse libremente...
No se si soy legalista u obsoleto... Pero todavìa creo en la libertad de comerme un chocolate sin pensar si voy a ganar libras de peso o no. No sè que diga usted, pero creo que los zapatos se usan para andar con comodidad, no para mover el piso...

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