EL PERDÒN, otra vez...

Los sicólogos han reportado que hay diferencias entre la forma en que los hombres y las mujeres ven y sienten las disculpas. Una mujer se disculpa para conservar la relación, y se siente bien por sus esfuerzos. Cuando un hombre se disculpa, termina teniendo una sensación de pérdida.
Las mujeres aprecian el beneficio de reconectarse con alguien que ha sido herido, mientras que los hombres ven a la disculpa como un deterioro en su imagen. Para un hombre, admitir haber hecho algo mal es un ataque a su ego; los hombres están más conscientes de su estatus y de cómo su posición de poder es percibida. Entonces, mientras que la mujer puede sentirse enriquecida por el fortalecimiento de la relación generado por su disculpa, el hombre puede terminar a menudo sintiéndose disminuido después de la disculpa. Así, vemos que las disculpas se le pueden presentar al hombre como un desafío en la relación marital.
Disculparse es importante en todas las relaciones, especialmente  en nuestro rol de esposos y padres. La gente a veces es reacia a disculparse por la misma razón que los hombres dudan hacerlo: un padre o un esposo pueden temer perder su estatus. Pero no disculparse cuando sí se justifica da la impresión de que tu estatus es más importante para ti que tu relación con la otra persona. Como padre o ejecutivo, también pierdes credibilidad por no disculparte. 
A menudo necesitas disculparte porque has violado un principio o un estándar que tu esperarías que la otra persona respete. Eso es un tema principalmente para los padres, porque eres el modelo a seguir para tus hijos. El aspecto más importante de ser un modelo a seguir es ser auténtico, es decir, hacer lo que dices que harás. Una relación sana y amorosa es imposible sin el perdón. No puedes tener una relación amorosa y satisfactoria si constantemente guardas rencor por cosas que ocurrieron en el pasado. No perdonar significa aferrarte a sentimientos de resentimiento y culpabilidad, lo cual no es sano para una buena relación.
Dejar de lado el resentimiento y la amargura es un desafío particularmente difícil para la gente después de un divorcio. Caen fácilmente en una postura mental que los lleva a culpar a su pareja por todo su dolor y miseria. Esto interfiere con su capacidad para hacerse cargo de sus vidas y seguir adelante. Una vez tuve una consejerìa con alguien que estaba atascado de esa forma, y eventualmente logré hacer que viese las cosas de forma diferente al hacerle entender que era él quien había elegido casarse con su ex-mujer en un comienzo. Entonces, una persona así debería asumir la responsabilidad de su rol tanto en el matrimonio como en la ruptura del mismo. No perdonar es continuar siendo una víctima.
Los sicólogos enfatizan los beneficios que tiene para la salud el hecho de abandonar los rencores y la amargura, incluso sin que la otra parte se disculpe. Ante el Señor, esto les produce bendiciòn y prosperidad. La Biblia dice: El alma generosa (en dar perdòn) serà prosperada.
Incluso hay quienes hablan a favor de iniciar el perdón. Puedes ofrecérselo a la persona que te hirió como un regalo, especialmente si es alguien con quien tienes una buena relación. El fortalecimiento de tus relaciones surge de la capacidad para perdonar. Especialmente en el matrimonio...

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