DAR GRACIAS...

Pablo nos ordena, en una sola frase: Dad gracias...

Antes de continuar con mi pensamiento, debo decirles que hay dos clases de personas. Las dos clases estàn sentadas en las bancas de nuestras congregaciones...

La primera clase de gentes son las que no dan gracias por nada. Son las personas que trabajan duro para lograr su sustento. Las que se queman las pestañas tratando de llenar sus mentes con màs conocimiento para lograr mejores salarios. Los que se esmeran en llevar el suficiente sustento a sus casas para que sus hijos y esposa los vean tan abnegados y sacrificados por ellos... Son los que no pueden dar "gracias" por nada. Ellos lo hacen todo. Madrugan para salir a sus trabajos, lo hacen de sol a sol, asì que sudan lo suficiente como para poder decir: "Esto me costò el sudor de "mi" frente..." Y es cierto. No descansan, no se apoyan en nadie màs que en ellos mismos... Por lo tanto: No tienen por què dar gracias a nadie... Ni a Dios... Es cierto: oran, cantan coritos en la iglesia los domingos, hacen ayunos y dan ofrendas... Pero hasta allì. Por lo demàs, todo les cuesta el sudor de su frente... ¡Adelante, amigos, sigan sudando!

La otra clase de gentes son las que tambièn madrugan para salir a sus trabajos pero tienen en mente que si madrugaron fue porque Alguien Superior a ellos les permitió levantarse sanos y vigorosos. Saben que sin la ayuda del Señor no hubieran tomado el bus a tiempo, no les hubieran robado sus pertenencias ni el dinero del pasaje de regreso ni su celular... Reconocen que si tienen un trabajo es porque el Señor les permite un lugar donde ganarse el sustento sanamente... Por lo tanto: Dan "gracias"... Gracias, Señor por mi trabajo. Gracias por mi jefe que me trata bien. Gracias por permitirme ganarme el pan honradamente. Gracias Dios, porque me permites llevar el pan a la mesa de mi familia. Gracias, Señor...

Y, lògicamente, cuando llegan a casa sanos y salvos... Dan gracias otra vez. Gracias Señor por protegerme de tanta maldad. Gracias por traerme a casa sin novedad... y despuès de la cena: Gracias, amor, por los frijolitos, estuvieron deliciosos...

Pero no acaba todo allì: Son personas que necesitan dar gracias por todo... Antes de acostarse le dicen al Señor: Gracias por velar mi sueño y que mañana pueda estar de pie nuevamente... ¡Gracias, Señor!
Estos son los que no sudan para ganarse el pan de cada dìa. Son los que dan gracias por el pan que les llega a sus manos. Como el maná en el desierto. Como se abriò el Jordan en Cades Barnea.

Entonces... ¿A cual de los dos grupos pertenece usted? ¿Da gracias al Señor por tener alguien que escriba estas cosas para recordarle que debemos ser agradecidos con Dios? ¿O me va a resultar que el hecho que alguien escriba cosas como estas es porque no tenemos nada que hacer?

¿Què me dicen, queridos lectores...?

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