PERDÒN vs. PERDÒN...
"Si al traer tu ofrenda al altar recuerdas que alguien tiene algo contra ti, anda, ponte a cuentas con tu pròjimo y luego vuelve y entrega tu ofrenda..."
Hay cosas que Dios no puede perdonar...
No me malinterprete. Permìtame explicarme: El pecado contra Dios es vertical. El pecado contra el pròjimo es horizontal. Muchas veces queremos pasarnos de listos y le pedimos perdòn al Señor por lo que le hicimos a nuestro pròjimo. A nuestra pareja. A nuestro cònyuge... "Señor perdòname por haberle gritado a mi esposa..." "Perdòname por haber castigado injustamente a mi hijo" Muy bien dice Dios. Ya te perdonè. Es una de mis promesas por la muerte y resurrecciòn de mi Hijo Jesùs...
Pero ahora ve y pide perdòn a tu esposa. Yo no te puedo perdonar porque no fue a Mi a quien ofendiste. No fue a Mi a quien castigaste injustamente... Fue a ellos. Y son ellos quienes deben perdonarte. Si les pides perdòn, por supuesto...
Todo el esfuerzo que pongas en tu arrepentimiento no borrará las ofensas. Todas las lágrimas y todo el ayuno no borrarán las palabras hirientes.Todas las agonizantes horas que pases en la iglesia abriendo tu corazón a Dios no aliviarán el daño hecho a los sentimientos de otra persona.
El Talmud nos dice que una de las preguntas que el Ángel de la Muerte hace al momento de la muerte es, "¿Trataste a tu amigo como a un miembro de la realeza?". Él no utiliza la terminología, "¿Le permitiste a tu amigo co-existir contigo?". No. Él utiliza las palabras "tratar a tu amigo como a un miembro de la realeza". Esto es porque todos somos príncipes y princesas de la familia real de Dios y merecemos un trato acorde.La expiación de estos pecados solamente puede hacerse pidiendo perdón directamente a aquellos a quienes hemos herido. La razón es simple pero fundamental. Debemos entender que una parte importante de nuestra relación con Dios es la relación entre nosotros y los otros hermanos. Ambas son inseparables. La Biblia no permite pasar por encima o pisotear individuos, a pesar de que el objetivo sea “supuestamente” noble.
Nadie està debajo de nadie. Ante Dios todos somos iguales. El esposo tiene su papel a la misma altura que su esposa. Sus hijos tienen su propio lugar en dignidad, respeto y honra. Es cierto, debemos disciplinar y enseñar pero con el respeto y la dignidad que merecen los demàs.
Por eso es que hay tantos cristianos bajo tratamiento del Señor. Cada domingo se les predica que deben perdonar, que deben pedir perdòn y que deben arreglar cuentas con sus vecinos, con sus jefe y sus parientes... Pero escuchemos lo que dicen muchos: "Yo ya le entreguè mi corazòn al Señor, lo que no puedo hacer es perdonar a mi marido que se fue con otra..." "No puedo perdonar a mi jefe que no me aumenta el salario". ¿No pueden o no quieren? Son dos cosas muy distintas.
El perdòn de Dios, mis queridos, lo tenemos gratuitamente... El perdòn del pròjimo hay que ganarlo... No nos queda de otra.
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