Y... DE LOS SOLTEROS, ¿QUE?

Un fenòmeno que he visto en muchas congregaciones cristianas es la cantidad terrible de solteros y solteras que llenan las sillas de las iglesias...

Y no hablo de solteros o solteras de edad colegial. Hablo de personas con una edad promedio entre los 25 y 35 años que aùn permanecen en ese estado que les provoca sentimientos de frustraciòn, soledad y hasta depresiòn.

He conocido señoritas ya casaderas que tienen un buen empleo, ahorros, incluso casa propia y su vehìculo... pero no tienen con quien compartir sus gustos, su vida y su futuro...

Tambièn he visto que no les queda màs remedio que empezar a comprar gatos y mascotas para que en algùn momento dejarles toda su herencia a esos animales... Eso no es lo que Dios diseñò para ellos o ellas.

Si algo es difìcil en el pueblo cristiano es conseguir pareja.  Hay demasiados paradigmas fracasados que creo que a las muchachas y muchachos en edad de casarse se les ha metido miedo al matrimonio. Sin embargo hay que saber que asì como esta computadora fue fabricada con todos sus componentes y nada le sobra o le falta para funcionar, asì el ser humano fue hecho por Dios para no estar solos... O solas.

Cada mujer, dice el Talmud, cuando nace, hay un hombre que la està esperando para vivir con ella el resto de su vida. Pero el problema es: ¿Donde lo encuentro, pastor Berges? En el mundo no puedo buscar porque no creen ni adoran al mismo Dios en quien yo creo y adoro. Ademàs esos hombres solo buscan sexo a la primera cita y yo no estoy dispuesta a entregarme asì nomàs... Le felicito...

Los hombres preguntan: ¿Donde encuentro a la esposa que Dios diseñò para mi? Y entre preguntas y màs preguntas se va pasando el tiempo. Y el tiempo no perdona. Al igual que las mujeres, el hombre fue hecho para no estar solo. Necesita su compañera, su ayuda, su complemento...

Bueno. Entremos de lleno al asunto y tomemos este toro por los cuernos: Señoritas y jòvenes, no le tengan miedo al matrimonio. No les puedo decir que es un pedazo de cielo en la tierra pero vale la pena tener a alguien por quien luchar, alguien por quien mejorar mi estilo de vida. Alguien con quien compartir un cafè, con quien compartir mis làgrimas o mis sonrisas... Pero para eso tengo que tenerlo a mi lado... Pero: ¿Como? Buscando. Pidiendo. Observando. No estoy hablando que las mujeres sean ofrecidas. No. Eso no es ni ético ni correcto. Pero si pueden pedirle al Señor: ¿Donde està la persona que tù hiciste para mi? Señor: Tù dijiste que no es bueno que el hombre estè solo: Entonces, ¿En donde està el hombre al que debo acompañar para que no estè solo?

O los muchachos pueden pedirle al Señor: Tù dijiste que no debo estar solo. En algùn lugar està la mujer que me va a ayudar a ser realmente un hombre. Un esposo. Un padre. Un maestro de mis hijos. Pero para eso, Señor, necesito que tù me dirijas a donde ella està para formar mi hogar...

Hablen claramente con Dios y les garantizo que Èl no verà para otro lado con su peticiòn. Èl no sentirà embarazoso esa peticiòn sencillamente porque Èl lo ordenò desde el principio...

Y cuando aparezca, y sientan hormiguitas en el estòmago, cuando sientan que el pulso se les acelera... Den el paso. Con cautela pero denlo... en el Nombre de Jesùs... Y espero que me inviten a la fiesta...

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