...Y ENTONCES... ¿POR QUÈ SE CASARON?
Muchas parejas tienen la idea que el matrimonio no cambia. Creen que la persona con las que se casaron hace unos quince, veinte o treinta años sigue siendo la misma...
Y, sì, sigue siendo la misma, solo que hay que agregarle algunas cosas que no estaban antes.
Eso nos pasa a todos. Ese fenòmeno no hace distingos de personalidad, caràcter, tìtulos o profesiones. A todos nos llega ese momento en que crecemos, cambiamos y nos reeditamos... Pero en el fondo seguimos siendo los mismos.
A quienes me permiten darles consejerìa les pregunto: Hazme una pequeña lista de quièn era la persona con quien te casaste. Es decir, ¿por què te casaste con esta persona? He aquì algunas respuestas: Era muy sensible. Era romàntica. Era muy inteligente y servicial. Era muy divertido estar con ella o con èl...
Pero, hermano Carlos, ¡ya no lo aguanto! Discutimos mucho. No me entiende. No lo comprendo. No sè que quiere. ¡Èl no sabe què quiero realmente!
Ajà. ¿Y què piensas hacer? Creo que me voy a divorciar. No se puede vivir asì. Mejor me quedo solo o sola. Ya tratè de muchas maneras de agradarlo o complacerla y no puedo. Me doy por vencido...
Solo les hago una pregunta: ¿Sigue siendo sensible? Si, pero...
¿Sigue siendo romàntica? Claro, sì, pero...
¿Sigue siendo inteligente? Por supuesto que sì.
¿Aùn es servicial? De eso no me puedo quejar...
Muy bien. Allì està la clave para evitar el divorcio... Enfòquense en las virtudes que vieron hace tantos años atràs. Si aùn permanecen esas virtudes que los enamoraron, lo demàs se sale de la tangente... No sean perifèricos. No traten de obviar que ambos, èl o ella han cambiado con los años. Aunque en su interior siguen siendo los mismos que se conocieron y que sentìan maripositas antes de juntarse en aquella esquina. ¿Recuerdan cuando sonaba el telèfono y corrìan a contestarlo creyendo que era la persona que les habìa robado el corazòn? Bueno, no lo olviden. Recuerden. Dicen que recordar es volver a vivir. No se desenfoquen de lo primoridial. Vuelvan a sentir lo de antes aunque va a ser un poco difìcil despuès de dos o tres hijos... Pero traten. Solo traten de ver las virtudes que vieron antes de que los años oxidaran esas cosas...
Lo que estàn viviendo y les hace pensar que ya no son los mismos son los efectos normales del tiempo... Cualquier casa, despuès de algunos años, empieza a filtrar agua. El lavamanos se arruina. Algunos chorros hay que cambiarlos. El sillòn de la sala que fue regalo de bodas ya se hunde. La cama ya rechina. Las macetas se rompieron y los rosales se marchitaron...
Asì es el matrimonio. En su interior todavìa fluyen aquellas cosas de las que nos enamoramos. Veamos eso y nos daremos cuenta que los cambios son inevitables. Pero esos cambios no evitaràn que deseemos seguir juntos... "hasta que la muerte nos separe..."
Porque, vuelvo a preguntar... Entonces... ¿por què se casaron...?
Y, sì, sigue siendo la misma, solo que hay que agregarle algunas cosas que no estaban antes.
Eso nos pasa a todos. Ese fenòmeno no hace distingos de personalidad, caràcter, tìtulos o profesiones. A todos nos llega ese momento en que crecemos, cambiamos y nos reeditamos... Pero en el fondo seguimos siendo los mismos.
A quienes me permiten darles consejerìa les pregunto: Hazme una pequeña lista de quièn era la persona con quien te casaste. Es decir, ¿por què te casaste con esta persona? He aquì algunas respuestas: Era muy sensible. Era romàntica. Era muy inteligente y servicial. Era muy divertido estar con ella o con èl...
Pero, hermano Carlos, ¡ya no lo aguanto! Discutimos mucho. No me entiende. No lo comprendo. No sè que quiere. ¡Èl no sabe què quiero realmente!
Ajà. ¿Y què piensas hacer? Creo que me voy a divorciar. No se puede vivir asì. Mejor me quedo solo o sola. Ya tratè de muchas maneras de agradarlo o complacerla y no puedo. Me doy por vencido...
Solo les hago una pregunta: ¿Sigue siendo sensible? Si, pero...
¿Sigue siendo romàntica? Claro, sì, pero...
¿Sigue siendo inteligente? Por supuesto que sì.
¿Aùn es servicial? De eso no me puedo quejar...
Muy bien. Allì està la clave para evitar el divorcio... Enfòquense en las virtudes que vieron hace tantos años atràs. Si aùn permanecen esas virtudes que los enamoraron, lo demàs se sale de la tangente... No sean perifèricos. No traten de obviar que ambos, èl o ella han cambiado con los años. Aunque en su interior siguen siendo los mismos que se conocieron y que sentìan maripositas antes de juntarse en aquella esquina. ¿Recuerdan cuando sonaba el telèfono y corrìan a contestarlo creyendo que era la persona que les habìa robado el corazòn? Bueno, no lo olviden. Recuerden. Dicen que recordar es volver a vivir. No se desenfoquen de lo primoridial. Vuelvan a sentir lo de antes aunque va a ser un poco difìcil despuès de dos o tres hijos... Pero traten. Solo traten de ver las virtudes que vieron antes de que los años oxidaran esas cosas...
Lo que estàn viviendo y les hace pensar que ya no son los mismos son los efectos normales del tiempo... Cualquier casa, despuès de algunos años, empieza a filtrar agua. El lavamanos se arruina. Algunos chorros hay que cambiarlos. El sillòn de la sala que fue regalo de bodas ya se hunde. La cama ya rechina. Las macetas se rompieron y los rosales se marchitaron...
Asì es el matrimonio. En su interior todavìa fluyen aquellas cosas de las que nos enamoramos. Veamos eso y nos daremos cuenta que los cambios son inevitables. Pero esos cambios no evitaràn que deseemos seguir juntos... "hasta que la muerte nos separe..."
Porque, vuelvo a preguntar... Entonces... ¿por què se casaron...?
Comentarios
Publicar un comentario