LA CHISPA ENCENDIDA...
Hay matrimonios que estàn cayendo en la rutina... La rutina mata la vida. Mata el gozo y la alegrìa. La rutina mata la expectativa de què de bueno traerà este dìa. La rutina nos roba el privilegio de descubrir una nueva virtud en nuestro cònyuge... y el aburrimiento nos inunda y hace que nuestra casa que ha costado tanto se vea gris, sin vida, silenciosa y apàtica...
Una bendición cristiana común para una nueva pareja casada es que "Construyan un verdadero hogar". Un hogar debe construirse para que dure. Los buenos matrimonios no ocurren simplemente de la noche a la mañana. Requieren sudor, dolor y perseverancia. Las relaciones requieren de trabajo duro y esfuerzo. La amistad en el matrimonio significa ser leal con el otro. No criticamos los sueños o los miedos del otro. Creemos en el otro.
Es fácil perder la chispa con las presiones diarias de la vida. Dejamos de intentar. Nos olvidamos de esforzarnos y lentamente nos dejamos ir. No salimos muy seguido. Caminamos por nuestra casa con la camisa sudada y sucia. Ya no cenamos juntos. Comenzamos a tomarnos por sentado.
Ella ya no se arregla el cabello, ya no invierte en su arreglo personal. ¿Para què? se pregunta si èl ya ni se fija en mi. Eso no disimula el dolor de sentirse ignorada, de formar parte de un mueble màs en la casa. Es cierto, èl se ocupa de que no falte nada en nuestra casa... pero sì faltan cosas. Es decir, no son "cosas" sino adornos, pero no de los que cuelgan en las paredes sino adornos a mi presencia, adornos a mi vida, adornos a mi figura... Son palabras llenas de tristeza y apatìa. Ya ella no se maquilla como antes. Si mucho, un pincelazo por aquì para no parecer muerto viviente, aunque por dentro se han muerto sus esperanzas y sus sueños de llegar a un matrimonio maduro y lleno de expectativas para cuando los hijos crezcan.
Pero eso no siempre es cierto. ¿Y què del hombre? Como puse arriba, ya no se cambia la camisa sudada. Ya no se rasura todos los dìas. No se arregla como al principio cuando quedaban de juntarse en la cafeterìa aquella... Ya no hay momentos emotivos que le impulsen a vestirse adecuadamente, a vivir a plenitud. Ella ya no dice palabras de afirmaciòn...
La chispa del romanticismo se ha apagado. La chispa del amor se està extinguiendo... y la amistad se està secando. Y el hogar se secò y quedò solo una casa llena de "cosas" pero vacìa de emociones...
No trataríamos a un amigo especial de esta forma, entonces, ¿por qué nos importaría menos nuestra pareja? Esto explica por què muchos matrimonios se sienten mejor entre sus amigos que entre ellos mismos... Los amigos vivifican la existencia pero ella ya no sonrìe al cerrar la puerta... Los amigos ponen chispas de alegrìa pero èl ya no es tan alegre al apagar el motor del vehìculo...
¿Què nos pasò? Tomen el chispero, amigos y empiecen hoy. Planeen un paseo por Apaneca. El frìo de aquel lugar harà que enciendan la chispa nuevamente... Luchen y no se den por vencidos...
Una bendición cristiana común para una nueva pareja casada es que "Construyan un verdadero hogar". Un hogar debe construirse para que dure. Los buenos matrimonios no ocurren simplemente de la noche a la mañana. Requieren sudor, dolor y perseverancia. Las relaciones requieren de trabajo duro y esfuerzo. La amistad en el matrimonio significa ser leal con el otro. No criticamos los sueños o los miedos del otro. Creemos en el otro.
Es fácil perder la chispa con las presiones diarias de la vida. Dejamos de intentar. Nos olvidamos de esforzarnos y lentamente nos dejamos ir. No salimos muy seguido. Caminamos por nuestra casa con la camisa sudada y sucia. Ya no cenamos juntos. Comenzamos a tomarnos por sentado.
Ella ya no se arregla el cabello, ya no invierte en su arreglo personal. ¿Para què? se pregunta si èl ya ni se fija en mi. Eso no disimula el dolor de sentirse ignorada, de formar parte de un mueble màs en la casa. Es cierto, èl se ocupa de que no falte nada en nuestra casa... pero sì faltan cosas. Es decir, no son "cosas" sino adornos, pero no de los que cuelgan en las paredes sino adornos a mi presencia, adornos a mi vida, adornos a mi figura... Son palabras llenas de tristeza y apatìa. Ya ella no se maquilla como antes. Si mucho, un pincelazo por aquì para no parecer muerto viviente, aunque por dentro se han muerto sus esperanzas y sus sueños de llegar a un matrimonio maduro y lleno de expectativas para cuando los hijos crezcan.
Pero eso no siempre es cierto. ¿Y què del hombre? Como puse arriba, ya no se cambia la camisa sudada. Ya no se rasura todos los dìas. No se arregla como al principio cuando quedaban de juntarse en la cafeterìa aquella... Ya no hay momentos emotivos que le impulsen a vestirse adecuadamente, a vivir a plenitud. Ella ya no dice palabras de afirmaciòn...
La chispa del romanticismo se ha apagado. La chispa del amor se està extinguiendo... y la amistad se està secando. Y el hogar se secò y quedò solo una casa llena de "cosas" pero vacìa de emociones...
No trataríamos a un amigo especial de esta forma, entonces, ¿por qué nos importaría menos nuestra pareja? Esto explica por què muchos matrimonios se sienten mejor entre sus amigos que entre ellos mismos... Los amigos vivifican la existencia pero ella ya no sonrìe al cerrar la puerta... Los amigos ponen chispas de alegrìa pero èl ya no es tan alegre al apagar el motor del vehìculo...
¿Què nos pasò? Tomen el chispero, amigos y empiecen hoy. Planeen un paseo por Apaneca. El frìo de aquel lugar harà que enciendan la chispa nuevamente... Luchen y no se den por vencidos...
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