FUERON MIOS...
Parejas, les comparto esta bella y triste historia. Leanla con mucho cuidado, nos puede suceder a cualquiera de nosotros...
El dìa de su boda estaba cerca... Sara estaba muy emocionada por el suceso que la iba a hacer feliz el resto de su vida. Estaba muy enamorada de su futuro esposo y esperaba con ansias compartir su vida con èl... Todo estaba preparado para la fiesta. Los mùsicos tocaban suaves melodìas de ocasiòn y los invitados esperaban ver entrar a la novia para ser entregada al novio...
En un momento todo fue alegrìa y fiesta. La novia entrò del brazo de su padre y caminò al altar donde la esperaba el dichoso novio... Solo habìa un detalle muy significativo: Sara era ciega. Sin embargo para el enamorado eso no era impedimento para amarla, mimarla y hacerla feliz...
Se fueron a su propia casa. Empezaron la vida tomandose de las manos, hablandose palabras llenas de amor y ternura. El esposo la ayudaba en todo lo que podìa y trataba por todos los medios que ella fuera feliz. Eran momentos llenos de respeto, amor y compañerismo... Solo una cosa ansiaba Sara: Poder ver para conocer a su amado...
Un dìa un mèdico muy famoso llegò a la ciudad para hacer operaciones de trasplante de còrneas. Los esposos, muy emocionados fueron a consultar y èl les respondiò que era una operaciòn muy cara y delicada, que lo màs difìcil era conseguir còrneas que fueran compatibles con el paciente... Pero a ellos no les importò estar en lista de espera. Segùn el mèdico, eso iba a durar unos quince años pero a ellos no les afectò el dato. Estaban tan emocionados que el tiempo no era problema con tal de lograr el milagro que Sara pudiera ver la naturaleza, los montes y las flores... y el rostro de su querido...
Un dìa llegò el esposo muy emocinado y le dice a Sara: "El mèdico me llamò y me dice que hay unas còrneas que son idòneas para tì, que puede operarte esta misma semana" Sara muy emocionada hizo los preparativos para su operaciòn. Llegaron al consultorio y entrò al quiròfano y se sometiò a los cuidados del mèdico. La ùltima palabra que escuchò fue: "Aquì estarè, amor, esperàndote, solo quiero que sepas... que soy ciego..."
Sara saliò victoriosa de la operaciòn. Lo primero que pidiò fue ver el rostro de su amado esposo. Se gozaron juntos y cuando ella llegò a la casa a retomar sus oficios, empezò a pasar màs tiempo en el jardìn viendo las flores, mariposas y los montes que rodeaban su ciudad... Poco a poco ella se fue desentendiendo de su querido esposo. Empezò a abandonar sus oficios y ya no se mantenìa en el hogar. Un dìa ella encontrò una carta que decìa: "Sabiendo lo importante que es para tì ver y observar todo lo que es nuevo, prefiero dejarte en libertad para que disfrutes tu nueva vida. Me voy para que yo, ciego, no sea una carga para tì. Te amo y sè que nunca podrè amar como lo hice contigo. Espero que seas felìz. Y, por favor, cuìdate tù, a tu madre y especialmente tus ojos... ya que una vez fueron MIOS..."
El dìa de su boda estaba cerca... Sara estaba muy emocionada por el suceso que la iba a hacer feliz el resto de su vida. Estaba muy enamorada de su futuro esposo y esperaba con ansias compartir su vida con èl... Todo estaba preparado para la fiesta. Los mùsicos tocaban suaves melodìas de ocasiòn y los invitados esperaban ver entrar a la novia para ser entregada al novio...
En un momento todo fue alegrìa y fiesta. La novia entrò del brazo de su padre y caminò al altar donde la esperaba el dichoso novio... Solo habìa un detalle muy significativo: Sara era ciega. Sin embargo para el enamorado eso no era impedimento para amarla, mimarla y hacerla feliz...
Se fueron a su propia casa. Empezaron la vida tomandose de las manos, hablandose palabras llenas de amor y ternura. El esposo la ayudaba en todo lo que podìa y trataba por todos los medios que ella fuera feliz. Eran momentos llenos de respeto, amor y compañerismo... Solo una cosa ansiaba Sara: Poder ver para conocer a su amado...
Un dìa un mèdico muy famoso llegò a la ciudad para hacer operaciones de trasplante de còrneas. Los esposos, muy emocionados fueron a consultar y èl les respondiò que era una operaciòn muy cara y delicada, que lo màs difìcil era conseguir còrneas que fueran compatibles con el paciente... Pero a ellos no les importò estar en lista de espera. Segùn el mèdico, eso iba a durar unos quince años pero a ellos no les afectò el dato. Estaban tan emocionados que el tiempo no era problema con tal de lograr el milagro que Sara pudiera ver la naturaleza, los montes y las flores... y el rostro de su querido...
Un dìa llegò el esposo muy emocinado y le dice a Sara: "El mèdico me llamò y me dice que hay unas còrneas que son idòneas para tì, que puede operarte esta misma semana" Sara muy emocionada hizo los preparativos para su operaciòn. Llegaron al consultorio y entrò al quiròfano y se sometiò a los cuidados del mèdico. La ùltima palabra que escuchò fue: "Aquì estarè, amor, esperàndote, solo quiero que sepas... que soy ciego..."
Sara saliò victoriosa de la operaciòn. Lo primero que pidiò fue ver el rostro de su amado esposo. Se gozaron juntos y cuando ella llegò a la casa a retomar sus oficios, empezò a pasar màs tiempo en el jardìn viendo las flores, mariposas y los montes que rodeaban su ciudad... Poco a poco ella se fue desentendiendo de su querido esposo. Empezò a abandonar sus oficios y ya no se mantenìa en el hogar. Un dìa ella encontrò una carta que decìa: "Sabiendo lo importante que es para tì ver y observar todo lo que es nuevo, prefiero dejarte en libertad para que disfrutes tu nueva vida. Me voy para que yo, ciego, no sea una carga para tì. Te amo y sè que nunca podrè amar como lo hice contigo. Espero que seas felìz. Y, por favor, cuìdate tù, a tu madre y especialmente tus ojos... ya que una vez fueron MIOS..."
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