EL AMOR SE APRENDE...

Para poder dar, primero tengo que tener. Este es un axioma inevitable... Hablo para aquellos que creen que amar no es difìcil.  Sì, es difìcil... ¿Por què? Porque amar tiene dos partes. O me aman primero o soy yo el primero...

Veamos: La carne quiere ser amada. Que me abracen. Que me acurruquen. Que me acaricien. Que me den... Que me, que me, que me. ¿Ya lo vio?  El cuerpo es egoìsta. Todo lo quiere para èl. 

El espìritu es diferente. Èl saca lo que tiene. Es diferente a la carne. El espìritu està presto, dijo Jesùs, pero la carne està enferma. Por eso amar no es tan fàcil como creemos y predicamos los pastores. Hay que educar a la carne y dejar de ser egoìstas. Por eso amar tiene sus bemoles: Si yo no tengo amor no puedo darlo. Aquì està el quid del asunto. Primero lleno mi espìritu del amor de Dios y entonces estoy listo para darlo. Si no me llenan de algo no puedo darlo. Punto.

Ama a tu pròjimo como a tì mismo. Este es el secreto. Si yo no me amo primero no puedo amar a nadie màs.  Debemos entender que somos parte de un todo. Cuando yo amo estoy irradiando ese amor a otros y les afecto su conducta. Si usted ve que alguien le saluda con una sonrisa, aunque usted no tenga deseos de sonreìr tiene que hacerlo. En reciprocidad al otro. O sea que la otra persona le "sacò" una sonrisa... Ahora imagine que alguien "le saque" amor...

Cuando una persona estudia, la otra crece. Es como en una cancha de fútbol, si uno marca un gol, todos ganamos porque somos una unidad. No será menos porque el otro es más sabio; más bien, eso le permite adquirir sabiduría. Sus conocimientos me ayudan. Me puede enseñar. Las almas son una unidad. Es como si dos hombres viajaran en un bote y uno empezara a perforar el piso. "¿¡Qué haces!?", le grita su amigo. "No te preocupes", responde el primero. "Sólo estoy perforando debajo de mi PROPIO asiento!".

No le crea a nadie que predica "amar al género humano" pero tiene una relación pésima con su propia familia. Si es incapaz de ver virtudes en su propio hermano, ¿cómo podría entonces verlas en los demás?
Para poder amar a la humanidad, debemos comenzar con nuestra propia familia. La progresión psicológicamente sana consiste en amar a nuestros padres y luego a nuestros hermanos, cónyuges e hijos. De ahí, la meta consiste en amar a los demás en la forma de una espiral. Centrìpeta. De adentro hacia afuera. Del hogar a la calle. Ahora sì es fàcil comprenderlo... ¿No cree?
El matrimonio es un buen campo de entrenamiento. Nos enseña a identificarnos con otra persona tan intensamente como conmigo mismo.
Existe un amor, no obstante, que debe preceder a todo. La Biblia dice que debemos amar a nuestro prójimo como "a ti mismo". Por ello, no es realista amar a nuestro prójimo a menos que primero nos amemos a nosotros mismos. Si estamos insatisfechos con nosotros mismos, no podemos amar al resto. Para que el amor sea verdadero, debe fluir desde nuestro interior hacia el exterior.

Tenemos, entonces, que aprender a amar. El amor es de Dios. No brota de nosotros. Necesitamos que Dios nos llene el espìritu para poder  tener de donde "sacar" lo que debemos dar...


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