LA INSATISFACCIÒN... ¡CUIDADO!
Mucha gente, incluyendo cristianos, estàn afanados consiguiendo lo que creen que necesitan, cuando lo que en realidad hacen es luchar por lo que quieren... Querer algo y necesitarlo son dos cosas muy diferentes. ¿La diferencia? Gastos excesivos. Deudas. Estrés. Divorcio. Bancarrota...
La última pantalla de TV plasma. El ùltimo teléfono celular. La última moda en corbatas. Los zapatos de moda. El aparato rojo de sistema de cable sobre el techo... aunque tenga goteras... Es inaudito este sistema de valores del mundo. Vales por lo que tienes no por quièn eres. Por eso me asombra ver en los caseríos y pasajes habitacionales de extrema pobreza, sobre las láminas de sus cuartos una pantalla roja dirigida hacia algún satélite para darles señal de "cable"... No importa lo que haya que gastar. La felicidad està en las cosas materiales. Aunque tengamos que salir de casa a las cinco de la mañana y regresar a las diez de la noche para pagar todos esos muebles que, al primer aguacero se arruinan por la inundación de la cuadra...
Todo porque la familia ha equivocado el camino.
Estàn buscando la felicidad en lo que el otro tiene. Creen que los otros son felices porque tienen cosas de lujo. Creen que sus hijos son felices porque tienen màs comodidades. Mejores celulares. Mejores amigos y mejores colegios. Pero no saben que tienen peores vidas. Màs deudas. Màs enfermedades coronarias. Menos horas de sueño. Menos abrazos al cónyuge y a los hijos. No hay tiempo. Hay que salir a trabajar y ganarse, no el pan, sino el esfuerzo de tener dos carros en el garaje.
Está pasando algo muy extraño en este mundo. Cuanto más conocimiento acumulamos, más confundidos estamos. Cuantas más comodidades inventamos, menos tiempo parecemos tener. Cuantos más placeres creamos, más dolor necesitamos confrontar.
Las preguntas parecieran engullirnos. Las respuestas parecieran ser sumamente elusivas. Corremos. A veces físicamente, a veces mentalmente. Nos ocultamos. O al menos tratamos de hacerlo. Pero la mayoría de las veces las preguntas nos persiguen. Carcomiéndonos… Recordándonos que no estamos realmente en paz. Cuando las contradicciones abundan, quedamos perplejos y necesitamos dirección, claridad y entendimiento.
Las voces en nuestro interior nunca se van. Es posible que el botón de "silencio" esté activado y que el "ruido de fondo" sea ensordecedor, pero las dudas continúan acechando a la distancia y las incertidumbres nunca se desvanecen realmente. ¿Cuándo seré verdaderamente feliz con mi vida? ¿Puedo realmente confiar en Dios? ¿Cómo sé si mis decisiones son las correctas? ¿Cuál es la definición de "amor"? ¿Cómo consigo que mis oraciones sean respondidas? ¿Por qué el dinero no me trae más placer?. Lo creas o no, de acuerdo al pensamiento y tradición bíblico no necesitas ir muy lejos para encontrar las respuestas. ¡Ya las tienes! Las respuestas a éstas y a todas las preguntas que puedas tener están más cerca de lo que crees. Estàn en tì. En tu interior...
Sabes que no es necesario tener todo lo que quieres sino tener lo que necesitas. Mi esposa me lo enseñò cuando dijo esto: ¿Lo quiero o lo necesito? Creo que si muchas mujeres fueran valientes y se pararan frente a sus esposos y les hicieran esta pregunta evitarían muchos gastos superfluos y gozarìan de màs paz, màs salud y menos pleitos por falta de fondos... Vivirían màs satisfechos...
La pobreza no està en la falta de cosas. Està en el corazòn. Nunca olvido la pregunta que Ron Kenoly le hizo a su madre cuando era aùn un niño... Parece que estaban en un grupo de gente muy rica. Ellos no eran de ese nivel y el niño en su inocencia le preguntó a su mamà: "Mama, we are poor? Traducido: "¿Mama, nosotros somos pobres?" Segùn cuenta en su testimonio, su mamà solo le indicò que guardara silencio... Para aquel niño la pobreza no tenìa respuesta... Pero Facundo Cabral dijo: "Pobrecito mi patrón, èl cree que el pobre soy yo..."
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