AMOR Y RESPETO...
Ella: ¿Me amas, cielito...?
Èl: O te sujetas... o te sujeto...
¿De què estoy escribiendo? Precisamente del dilema matrimonial menos incomprendido...
Ellas necesitan amor. Ellos necesitan respeto. Cuando entramos en la dimensión de saber què es lo que nuestros cónyuges esperan de cada uno, entonces, lo demás va en bajada...
Pero no es asì. Lamentablemente. Y eso ha provocado que muchos matrimonios se vayan a la quiebra...
Si tan solo comprendiéramos la naturaleza humana todo nos sería más fácil. Debo aclarar que yo mismo he tenido que aprender esto. No me lo enseñò el doctorado ni la maestría. Lo he tenido que aprender de mi propia esposa. Ella ha sido la maestra por excelencia para hacerme entender como piensa una mujer. Hemos hablado hasta el cansancio de lo imposible que resulta para mi pensar como ella. Tengo arraigado en mi ser el pensamiento machista que yo soy quien importa, que son mis necesidades las primordiales y que todo lo demás es periférico.
Pero ella y la Biblia me han topado, como dicen en el Salvador. Porque la realidad es que la mujer no espera tanto regalos, casas, carros, e incluso, hijos... Ella lo que realmente necesita y espera de su hombre es amor. Ternura. Reconocimiento. Palabras de afirmación. Decirle que no, que no està gorda sino hermosa. Decirle que no son arrugas sino señales de madurez. Decirle que su pelo ya no brilla no porque se esté poniendo vieja sino porque el shampù no le està dando resultados... Palabras finas, pues...
Y la Biblia también les dice a ellas que el hombre, más que llenar su estómago, lo que necesita es que se le respete. Una esposa sujeta, obediente, respetuosa de su nombre, de su virilidad, que le haga sentir que es el hombre de la casa y no un simple suplidor de necesidades... No se trata tanto de sexo, comidas y minifaldas sino de respeto, de honra, de levantarlo ante ella y sus hijos...
Lo vemos en los "grandes" ejecutivos de empresa. En el trabajo son respetados y tomados en cuenta. Se les hace sentir hombres. Se les sirve como ellos necesitan, no en la cama sino en el café bien servido, en los detalles al ponerle la cantidad adecuada de azúcar, en componerle el nudo de la corbata, en decirle palabras que le alienten a sacar adelante su empresa y cuidar de sus trabajos...
Pero al llegar a casa... todo cambia. ¿Trajiste dinero? O sea que solo soy una máquina para hacer dinero. ¿Me compraste la medicina que te pedí? O sea que solo soy el mensajero. ¿Pasaste al sùper? O sea que solo sirvo para comprar las verduras... Cosas asì... por ejemplo.
O que tal esto: ¡Ya vine...! ¿Por què està sucia la casa? O sea que solo soy sirvienta. ¡Què feo tienes el peinado! O sea que espera que no sufra de mi visita mensual. ¿Y el niño por què no està bañado? Mmmm, o sea que lo que èl quiere es una mucama... ¿Y la cena? Ajá, èl espera solo una cocinera...
¿Le parece, por curiosidad conocidas algunas de estas frases, lector o lectora querida?
Ella espera amor... Èl espera respeto. Empecemos hoy y todo lo demás cambiará. Usted lo vera y le auguro grandes días matrimoniales...
Èl: O te sujetas... o te sujeto...
¿De què estoy escribiendo? Precisamente del dilema matrimonial menos incomprendido...
Ellas necesitan amor. Ellos necesitan respeto. Cuando entramos en la dimensión de saber què es lo que nuestros cónyuges esperan de cada uno, entonces, lo demás va en bajada...
Pero no es asì. Lamentablemente. Y eso ha provocado que muchos matrimonios se vayan a la quiebra...
Si tan solo comprendiéramos la naturaleza humana todo nos sería más fácil. Debo aclarar que yo mismo he tenido que aprender esto. No me lo enseñò el doctorado ni la maestría. Lo he tenido que aprender de mi propia esposa. Ella ha sido la maestra por excelencia para hacerme entender como piensa una mujer. Hemos hablado hasta el cansancio de lo imposible que resulta para mi pensar como ella. Tengo arraigado en mi ser el pensamiento machista que yo soy quien importa, que son mis necesidades las primordiales y que todo lo demás es periférico.
Pero ella y la Biblia me han topado, como dicen en el Salvador. Porque la realidad es que la mujer no espera tanto regalos, casas, carros, e incluso, hijos... Ella lo que realmente necesita y espera de su hombre es amor. Ternura. Reconocimiento. Palabras de afirmación. Decirle que no, que no està gorda sino hermosa. Decirle que no son arrugas sino señales de madurez. Decirle que su pelo ya no brilla no porque se esté poniendo vieja sino porque el shampù no le està dando resultados... Palabras finas, pues...
Y la Biblia también les dice a ellas que el hombre, más que llenar su estómago, lo que necesita es que se le respete. Una esposa sujeta, obediente, respetuosa de su nombre, de su virilidad, que le haga sentir que es el hombre de la casa y no un simple suplidor de necesidades... No se trata tanto de sexo, comidas y minifaldas sino de respeto, de honra, de levantarlo ante ella y sus hijos...
Lo vemos en los "grandes" ejecutivos de empresa. En el trabajo son respetados y tomados en cuenta. Se les hace sentir hombres. Se les sirve como ellos necesitan, no en la cama sino en el café bien servido, en los detalles al ponerle la cantidad adecuada de azúcar, en componerle el nudo de la corbata, en decirle palabras que le alienten a sacar adelante su empresa y cuidar de sus trabajos...
Pero al llegar a casa... todo cambia. ¿Trajiste dinero? O sea que solo soy una máquina para hacer dinero. ¿Me compraste la medicina que te pedí? O sea que solo soy el mensajero. ¿Pasaste al sùper? O sea que solo sirvo para comprar las verduras... Cosas asì... por ejemplo.
O que tal esto: ¡Ya vine...! ¿Por què està sucia la casa? O sea que solo soy sirvienta. ¡Què feo tienes el peinado! O sea que espera que no sufra de mi visita mensual. ¿Y el niño por què no està bañado? Mmmm, o sea que lo que èl quiere es una mucama... ¿Y la cena? Ajá, èl espera solo una cocinera...
¿Le parece, por curiosidad conocidas algunas de estas frases, lector o lectora querida?
Ella espera amor... Èl espera respeto. Empecemos hoy y todo lo demás cambiará. Usted lo vera y le auguro grandes días matrimoniales...
siempre aprendo algo nuevo de susbellas enseñanzas... mis respetospa ra sus vidas queridos hnos Berges
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