EL SINDROME MICKEY MOUSE...


Leì esta pregunta en un periódico y me llamó la atención, y decidì escribir algo sobre esto...
"Soy una chica de 14 años y me llevo muy bien con mi mamá. Pero ella tiende a usar ropas que son apropiadas para chicas de mi edad, y no para madres de 42 años: polleras que son demasiado cortas, tops muy chicos y cursis remeras de marca. Me siento humillada cuando mis amigas la ven vestida así. Pero cuando trato de discutir el asunto con ella, terminamos gritándonos una a la otra. ¿Qué puedo hacer?".
En estos tiempos de "modernidad", he notado en las madres y padres una tendencia a imitar la forma en que se visten sus hijos... Pareciera que sus padres están sufriendo el síndrome de Mickey Mouse. No han terminado de crecer...
El tema va más allá de "no es de buen gusto". Como padres, somos responsables de fijar ciertos estándares de comportamiento en las vidas de nuestra familia. Ya sea cómo nos vestimos, cómo nos divertimos o cómo hablamos, todo esto impacta en la forma en que nuestros hijos nos ven. Y si nuestros hijos creen que nos menospreciamos a nosotros mismos por medio de nuestro comportamiento o de nuestro vestir, nos veremos disminuidos ante sus ojos.
Yo creo que estos padres aún siguen creyendo en Disneylandia.  Todo vecindario los tiene. Encontramos padres y madres que preferirían estar fuera o de vacaciones en lugar de lidiar con las dificultades de la vida. Algunos se ponen tennis rotos y jeans desgarrados por todos lados, o se visten igual que sus hijos para seguir sintiéndose jóvenes. Mientras sus hijos crecen, ellos se quedan estancados en el tiempo, rehusándose a progresar.Hoy en día existe una tendencia en nuestro mundo en la que los padres simplemente no están interesados en la responsabilidad que involucra el hecho de ser padres. Demasiados padres y madres están tratando de criar hijos pese a que ellos mismos no han terminado de crecer. No queremos vernos ni actuar como adultos, y tampoco queremos perdernos la diversión. Quiero vivir mi vida a plenitud, es el pretexto, pero se olvidan que son ellos los que tienen que guiar a los hijos y no a la inversa.
El problema es que, en el proceso, perdemos nuestra dignidad. Y cuando nuestra dignidad se va por el desagüe, también lo hace la estima que nuestros hijos deberían tener por nosotros. Es importante que recordemos que los niños necesitan padres a los que respetar. Por supuesto, queremos crear un ambiente cálido y amoroso en nuestros hogares, pero al mismo tiempo, no podemos caer en la trampa de pensar que nosotros y nuestros hijos somos mejores amigos. Como padre debo tener una misión sumamente crucial: guiar, liderar e inspirar. Estoy aquí para moldear el carácter y para criar un niño con dignidad. ¿Cómo puedo lograr todo esto si aún no acepté la responsabilidad que conlleva ser un padre honorable?
Somos los principales modelos para nuestros hijos. Si no a nosotros, ¿a quién buscarán nuestros hijos para encontrar guía?
Alrededor de nuestras estrellas favoritas se arremolinan los escándalos. Los atletas, actores y grandes políticos – nadie es inmune. Los shows populares y los videos de música alientan a nuestros niños a burlarse de la decencia. Las revistas de chismes llaman la atención con titulares que describen escenas escandalosas y vidas desesperadas.
El honor y el respeto son cimientos básicos de nuestros hogares. La disciplina efectiva depende de la relación que tenemos con cada hijo. Los padres que viven con dignidad les dan a sus hijos una imagen para que ellos puedan honrar, admirar y respetar.Si queremos que nuestros niños hablen y se comporten con respeto, nosotros debemos ser los primeros en hacerlo. La Biblia nos enseña que debemos reverenciar tanto al cuerpo como al alma. Nos vestimos con dignidad, pensamos en lo que vamos a decir y en el lenguaje que utilizaremos. La forma en que vivimos refleja la majestuosidad que yace en nuestro interior. Yo le llamo abolengo. Distinción. Clase...
Sus niños necesitan honrarle. No porque desee admiración u obediencia, sino porque el respeto es una piedra fundamental en nuestra relación. Cuando los niños muestran respeto, están aceptando a sus padres como sus guías de vida. Cuanto más grande es el respeto, mayor es el lazo que se forma entre el padre y el niño. Pero esto no puede ser alcanzado por padres que actúan como si aún estuvieran en la universidad o en la escuela secundaria.
Hay una parte de ser padre que requiere que cavemos hondo. Debemos abandonar nuestras necesidades egoístas y de una vez por todas crecer. Puede que estemos cansados, puede que no siempre sea divertido. Sí, unas vacaciones o salir afuera parecieran mejor que dar baños o hacer de chofer. Pero cuando uno finalmente alcanza el momento en que está preparado para vivir con dignidad, para ser un padre de forma honrosa y para construir momentos que lo definan como padre, entonces uno habrá llegado a una posición que será apreciada aún cuando ya no esté con vida.
¿Què opina de esto...?

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