¿DONDE LE ENCONTRO JESUS?
El hombre está sentado en una de las tumbas que llenan el camposanto de Gadara...
Se encuentra solo. Sin amigos. Sin familia. Para èl no ha habido días del padre por mucho tiempo. Tampoco navidades. Su vida transcurre en soledad. Su comida son restos que la gente le pasa tirando de tiempo en tiempo para que sobreviva.
Por momentos tiene rasgos de lucidez... pero son solo eso: rasgos. La mayor parte del tiempo su vida está envuelta en tinieblas. No sabe quién es. No sabe como se llama. No sabe si tiene o no familia.
Su vida es una tragedia.
Como lo fue la suya quizàs... pero de cierto sì fue la mía...
No nos sentábamos en las tumbas de los cementerios a meditar en silencio sobre quiénes éramos o què estábamos haciendo allí pero nos sentábamos en las bancas de algún lugar inapropiado... ¿Un bar talvez? ¿O una universidad? ¿O una cama de burdel? O talvez en un antro de drogas y perversión .. Un divorcio. Una ruptura sentimental. Un despido laboral. Una trampa financiera. Una deuda impagable. La tarjeta de crédito hasta el tope... tumbas de cemento y soledad...
Lo cierto es que ese tipo de vida aturde. Cansa. Agobia. Se llega a un momento en que es necesario hacer un alto y volver a ser lo que fuimos antes... ese antes que está tan lejano de nuestras fuerzas... Tan lejos en nuestra memoria y en nuestros recuerdos. Parece que aún los más locos tienen momentos de lucidez. Y quieren volver en sì, como el hijo pródigo Pero tienen que tomar una decisión importante: Se quedan donde están o dan vuelta atrás y regresan a su gènesis...
Dios lo sabe. Sabe que no podemos solos. Que no está en nuestro dominio poner la palanca en retroceso. El sabe que necesitamos ayuda. Sabe que muy dentro de nosotros hay un clamor por ser limpios, por ser gente, por ser humanos... Sabe que extrañamos a nuestra familia, nuestros amigos y compañeros de juegos. Sabe que las tumbas no son agradables para comer, dormir o vivir. Por eso ordenó que los ángeles abrieran una en el cementerio de Jerusalén.
Y ese dìa, Jesùs recibió la instrucción para ayudar a esa caricatura de hombre y volverlo a la realidad...
"Me es necesario pasar al otro lado" les dijo a sus amigos. Ese otro lado era importante. Era el lugar donde el gadareno estaba clamando en sus momentos de dolor si había una mano que lo ayudara a recuperar su memoria, su vida y su familia... Y Jesùs fue a darle esa mano. Lo libertó Lo sanò. Lo volvió en sì.
Por eso, cuando ya libre, el hombre le pide a Jesùs que lo deje ir con èl, le ordena... "ve a tu casa y a los tuyos y cuèntales cuán grandes cosas Dios ha hecho contigo..."
Al gadareno lo encontró en un cementerio de muertos muertos...A mì me encontró en un cementerio de muertos vivos... ¿Y a usted...?
Se encuentra solo. Sin amigos. Sin familia. Para èl no ha habido días del padre por mucho tiempo. Tampoco navidades. Su vida transcurre en soledad. Su comida son restos que la gente le pasa tirando de tiempo en tiempo para que sobreviva.
Por momentos tiene rasgos de lucidez... pero son solo eso: rasgos. La mayor parte del tiempo su vida está envuelta en tinieblas. No sabe quién es. No sabe como se llama. No sabe si tiene o no familia.
Su vida es una tragedia.
Como lo fue la suya quizàs... pero de cierto sì fue la mía...
No nos sentábamos en las tumbas de los cementerios a meditar en silencio sobre quiénes éramos o què estábamos haciendo allí pero nos sentábamos en las bancas de algún lugar inapropiado... ¿Un bar talvez? ¿O una universidad? ¿O una cama de burdel? O talvez en un antro de drogas y perversión .. Un divorcio. Una ruptura sentimental. Un despido laboral. Una trampa financiera. Una deuda impagable. La tarjeta de crédito hasta el tope... tumbas de cemento y soledad...
Lo cierto es que ese tipo de vida aturde. Cansa. Agobia. Se llega a un momento en que es necesario hacer un alto y volver a ser lo que fuimos antes... ese antes que está tan lejano de nuestras fuerzas... Tan lejos en nuestra memoria y en nuestros recuerdos. Parece que aún los más locos tienen momentos de lucidez. Y quieren volver en sì, como el hijo pródigo Pero tienen que tomar una decisión importante: Se quedan donde están o dan vuelta atrás y regresan a su gènesis...
Dios lo sabe. Sabe que no podemos solos. Que no está en nuestro dominio poner la palanca en retroceso. El sabe que necesitamos ayuda. Sabe que muy dentro de nosotros hay un clamor por ser limpios, por ser gente, por ser humanos... Sabe que extrañamos a nuestra familia, nuestros amigos y compañeros de juegos. Sabe que las tumbas no son agradables para comer, dormir o vivir. Por eso ordenó que los ángeles abrieran una en el cementerio de Jerusalén.
Y ese dìa, Jesùs recibió la instrucción para ayudar a esa caricatura de hombre y volverlo a la realidad...
"Me es necesario pasar al otro lado" les dijo a sus amigos. Ese otro lado era importante. Era el lugar donde el gadareno estaba clamando en sus momentos de dolor si había una mano que lo ayudara a recuperar su memoria, su vida y su familia... Y Jesùs fue a darle esa mano. Lo libertó Lo sanò. Lo volvió en sì.
Por eso, cuando ya libre, el hombre le pide a Jesùs que lo deje ir con èl, le ordena... "ve a tu casa y a los tuyos y cuèntales cuán grandes cosas Dios ha hecho contigo..."
Al gadareno lo encontró en un cementerio de muertos muertos...A mì me encontró en un cementerio de muertos vivos... ¿Y a usted...?
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