TRES CLASES DE PERSONAS...
En nuestras vidas siempre habrá tres clases de personas.
No se sorprenda si usted ha sido parte de una de ellas para alguien más Es la ley del péndulo Unas veces de un lado, otras veces en el otro.
Cuando uno llega al entendimiento que siempre habrá personas que giran a nuestro alrededor y que tienen alguna o mucha importancia en nuestro entorno, es hora de estar preparados. El péndulo se puede mover en cualquier momento...
Primera clase: Las personas que nos aman. Son las que nos aceptan así como somos. Meten la mano al fuego por nosotros. Son los que siempre están allí. No nos abandonan aunque nos vean los pies de barro. Incondicionales. Aceptan los regaños o las haladas de orejas, se enojan pero al segundo siguiente están sonriendo. Son personas tan especiales que aguantan. Creo que aquí en el paìs les llaman "4x4". Tengo la dicha de tener un buen puñado de esta clase de gente. Puedo comer con ellos que no me criticarán en ningún momento. Es cierto, no me aplauden todo, pero me hacen sentir bien...¡Gracias, muchachos...!
Segunda clase: Los que nos odian. Ellos no saben por què, pero les caemos mal. Quizá no entendieron alguna de nuestras actitudes y de pronto, de la misma manera que nos amaron así nos aborrecieron. Son el dìa y la noche. Un dìa aplaudieron y al siguiente le pidieron a Pilato que nos crucificaran. También tengo la suerte de conocer y tener en mi agenda a varios de ellos. Un dìa compartimos el pan, comimos, por decirlo así del mismo plato, viajamos juntos muchos kilómetros cuando me acompañaron a cumplir compromisos en otras congregaciones y tuvimos buenos momentos... Pero de pronto ¡Pum! algo hice que los alejó de mi lado y ahora pasaron al segundo lugar. Se hacen los desentendidos cuando nos cruzamos en el camino... o simplemente me quitaron el "Dios le bendiga" por el "cuìdese..." Algo más suave, menos comprometido o es que usan un lenguaje bien claro: Usted ya no es agradable para mì, así que no le deseo ninguna bendición... Bueno, ni modo... hay que seguir adelante.
Tercera clase: Los que no nos conocen y nos odian. Son los que han escuchado a los del segundo nivel y ni siquiera saben quienes somos pero se solidarizan con los mismos que les han envenenado el corazòn. No se toman la molestia ni el valor de preguntar... ¿Es cierto que usted...? No. Esta tercera categoría no pregunta. Solo sigue el sendero de los otros y se toma el veneno que le sirven sin siquiera saborerarlo.
Esto no es nuevo. No es de nuestra época Siempre han existido. Y debemos, los que aún nos hemos salvado de este síndrome de no caer en esas redes. Eso fue lo que le sucedió a Jesùs cuando entrò en Jerusalén Le pusieron ramas de palmera, le gritaron que Èl era el Mesías esperado y hasta al borrico felicitaron por llevar sobre sus lomos al Salvador de Israel. Primera parte...
Luego estaban los sacerdotes y escribas. Le odiaban. Jesùs era un incordio para ellos. Lo mismo que un grano en la nariz. Lo odiaban tanto que no podían dormir tranquilos hasta quitárselo de encima. Tramaron toda clase de injusticias y regaron su ajenjo entre la chusma con tal de lograr su propósito Segunda clase...
Y ahora los terceros: Muchos no conocían a Jesùs pero se dejaron arrastrar por los anteriores. Ni siquiera sabían quién era el Hombre pero algo hay que creer. Ademàs los sacerdotes, los escribas y los cuidadores de la moral, perdón pastores, incitaron al pueblo a que pidiera a Barrabás en lugar de a Jesùs. Pidieron que lo crucificaran. Y lo lograron. Su anhelo de quedar bien con sus líderes logró su propósito Hacer que un inocente muriera sin saber por què. Solo sè que dicen que... y hay que darle su merecido...
¿De què nos quejamos entonces nosotros? ¡Ah! y escoja usted entre quienes quiere estar...
No se sorprenda si usted ha sido parte de una de ellas para alguien más Es la ley del péndulo Unas veces de un lado, otras veces en el otro.
Cuando uno llega al entendimiento que siempre habrá personas que giran a nuestro alrededor y que tienen alguna o mucha importancia en nuestro entorno, es hora de estar preparados. El péndulo se puede mover en cualquier momento...
Primera clase: Las personas que nos aman. Son las que nos aceptan así como somos. Meten la mano al fuego por nosotros. Son los que siempre están allí. No nos abandonan aunque nos vean los pies de barro. Incondicionales. Aceptan los regaños o las haladas de orejas, se enojan pero al segundo siguiente están sonriendo. Son personas tan especiales que aguantan. Creo que aquí en el paìs les llaman "4x4". Tengo la dicha de tener un buen puñado de esta clase de gente. Puedo comer con ellos que no me criticarán en ningún momento. Es cierto, no me aplauden todo, pero me hacen sentir bien...¡Gracias, muchachos...!
Segunda clase: Los que nos odian. Ellos no saben por què, pero les caemos mal. Quizá no entendieron alguna de nuestras actitudes y de pronto, de la misma manera que nos amaron así nos aborrecieron. Son el dìa y la noche. Un dìa aplaudieron y al siguiente le pidieron a Pilato que nos crucificaran. También tengo la suerte de conocer y tener en mi agenda a varios de ellos. Un dìa compartimos el pan, comimos, por decirlo así del mismo plato, viajamos juntos muchos kilómetros cuando me acompañaron a cumplir compromisos en otras congregaciones y tuvimos buenos momentos... Pero de pronto ¡Pum! algo hice que los alejó de mi lado y ahora pasaron al segundo lugar. Se hacen los desentendidos cuando nos cruzamos en el camino... o simplemente me quitaron el "Dios le bendiga" por el "cuìdese..." Algo más suave, menos comprometido o es que usan un lenguaje bien claro: Usted ya no es agradable para mì, así que no le deseo ninguna bendición... Bueno, ni modo... hay que seguir adelante.
Tercera clase: Los que no nos conocen y nos odian. Son los que han escuchado a los del segundo nivel y ni siquiera saben quienes somos pero se solidarizan con los mismos que les han envenenado el corazòn. No se toman la molestia ni el valor de preguntar... ¿Es cierto que usted...? No. Esta tercera categoría no pregunta. Solo sigue el sendero de los otros y se toma el veneno que le sirven sin siquiera saborerarlo.
Esto no es nuevo. No es de nuestra época Siempre han existido. Y debemos, los que aún nos hemos salvado de este síndrome de no caer en esas redes. Eso fue lo que le sucedió a Jesùs cuando entrò en Jerusalén Le pusieron ramas de palmera, le gritaron que Èl era el Mesías esperado y hasta al borrico felicitaron por llevar sobre sus lomos al Salvador de Israel. Primera parte...
Luego estaban los sacerdotes y escribas. Le odiaban. Jesùs era un incordio para ellos. Lo mismo que un grano en la nariz. Lo odiaban tanto que no podían dormir tranquilos hasta quitárselo de encima. Tramaron toda clase de injusticias y regaron su ajenjo entre la chusma con tal de lograr su propósito Segunda clase...
Y ahora los terceros: Muchos no conocían a Jesùs pero se dejaron arrastrar por los anteriores. Ni siquiera sabían quién era el Hombre pero algo hay que creer. Ademàs los sacerdotes, los escribas y los cuidadores de la moral, perdón pastores, incitaron al pueblo a que pidiera a Barrabás en lugar de a Jesùs. Pidieron que lo crucificaran. Y lo lograron. Su anhelo de quedar bien con sus líderes logró su propósito Hacer que un inocente muriera sin saber por què. Solo sè que dicen que... y hay que darle su merecido...
¿De què nos quejamos entonces nosotros? ¡Ah! y escoja usted entre quienes quiere estar...
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