PERDER PARA GANAR
El mundo vive al revés Lo que vemos no es real. Ya nos lo enseño mi mentor el Ps. Vlady. Y yo estoy de acuerdo con èl de que la verdad se encuentra oculta en los misterios de la Palabra de Dios...
Por ejemplo el éxito.
Según el mundo, para tener una vida exitosa hay que hacer muchas cosas. Una de ellas es trabajar duro. No importan los medios. El fin los justifica. Sacrificar familia, amigos, vida espiritual, honestidad, rectitud y otras cosas para alcanzar la meta de ser exitoso es lo primordial. Ahorrar para que cuando lleguen los años decrèpitos tengamos una buena cuenta bancaria que nos sostenga la soga de los ùltimos años. Eso dice el mundo. Wrong way, como dicen en el norte...
Nunca escucharemos en el mundo que nos digan que para tener hay que dar. Al contrario. No den. Guarden. Apriètense el cincho. Digan "no tengo". Incluso a su esposa e hijos. No se gasten todo...
Hace unos años conocí a un empresario que para el mundo era exitoso. Tenía a su cargo varias empresas que le rendían buenos dividendos. Su esposa nos invitaba a almorzar una vez por semana a su casa y llegamos a conocer algunas intimidades de èl...
Su almuerzo era un pepino. Solo un pepino. Todo lo demás le daba agruras. Una de sus hijas era algo desviada en su preferencia sexual. Su otra hija gastaba el dinero a manos llenas. Su esposa no tenía con quien compartir su mesa. Por eso nos invitaba a nosotros a comer lo que a su esposo le daba agruras...
Pero, según los estándares del mundo era exitoso. Buena casa, buenos carros, una familia... y mucho dinero. Pero no lo podìa disfrutar. Siempre tenía en su rostro un rictus de amargura.
Pero era exitoso. Según el mundo en el que vivía...
Los desafíos que presentò Jesùs aún interrumpen nuestra vida. Negarse, perder, morir, estos no son los estándares que el mundo que nos rodea usa para definir una vida de éxito. Se nos ha entrenado para evitar tales sacrificios, para cuidarnos.
Pero Jesùs está parado delante de nosotros y sin que le tiemble el pulso sigue haciendo la pregunta: "¿Hay algo que valoras más que a mì?"
Puede ser que tengamos dificultad en contestar esa pregunta, pero una respuesta honesta es la ùnica que vale... Me he encontrado frente a esa pregunta muy a menudo. Y la sinergia que surge entre lo que pide Jesùs y mis hábitos humanos se contradicen. Por eso he decidido hacer lo que èl pide. No fue fácil al principio pero ahora que lo he practicado por varios años encuentro un placer enorme al compartir lo que tengo. No se trata de dar mucho. Solo de desprenderme de algo en beneficio de alguien. He comprendido que Dios me da lo que otros no tienen para que yo se los de. Fácil La teoría de los seis grados. Alguien tiene lo que yo necesito... yo tengo lo que alguien necesita.
El mundo no lo ve así. Dios ve de diferente manera las cosas. Y yo prefiero creerle a èl.
No quiero que si usted llega a almorzar a mi casa un dìa... me encuentre comiendo solo pepinos...
Por ejemplo el éxito.
Según el mundo, para tener una vida exitosa hay que hacer muchas cosas. Una de ellas es trabajar duro. No importan los medios. El fin los justifica. Sacrificar familia, amigos, vida espiritual, honestidad, rectitud y otras cosas para alcanzar la meta de ser exitoso es lo primordial. Ahorrar para que cuando lleguen los años decrèpitos tengamos una buena cuenta bancaria que nos sostenga la soga de los ùltimos años. Eso dice el mundo. Wrong way, como dicen en el norte...
Nunca escucharemos en el mundo que nos digan que para tener hay que dar. Al contrario. No den. Guarden. Apriètense el cincho. Digan "no tengo". Incluso a su esposa e hijos. No se gasten todo...
Hace unos años conocí a un empresario que para el mundo era exitoso. Tenía a su cargo varias empresas que le rendían buenos dividendos. Su esposa nos invitaba a almorzar una vez por semana a su casa y llegamos a conocer algunas intimidades de èl...
Su almuerzo era un pepino. Solo un pepino. Todo lo demás le daba agruras. Una de sus hijas era algo desviada en su preferencia sexual. Su otra hija gastaba el dinero a manos llenas. Su esposa no tenía con quien compartir su mesa. Por eso nos invitaba a nosotros a comer lo que a su esposo le daba agruras...
Pero, según los estándares del mundo era exitoso. Buena casa, buenos carros, una familia... y mucho dinero. Pero no lo podìa disfrutar. Siempre tenía en su rostro un rictus de amargura.
Pero era exitoso. Según el mundo en el que vivía...
Los desafíos que presentò Jesùs aún interrumpen nuestra vida. Negarse, perder, morir, estos no son los estándares que el mundo que nos rodea usa para definir una vida de éxito. Se nos ha entrenado para evitar tales sacrificios, para cuidarnos.
Pero Jesùs está parado delante de nosotros y sin que le tiemble el pulso sigue haciendo la pregunta: "¿Hay algo que valoras más que a mì?"
Puede ser que tengamos dificultad en contestar esa pregunta, pero una respuesta honesta es la ùnica que vale... Me he encontrado frente a esa pregunta muy a menudo. Y la sinergia que surge entre lo que pide Jesùs y mis hábitos humanos se contradicen. Por eso he decidido hacer lo que èl pide. No fue fácil al principio pero ahora que lo he practicado por varios años encuentro un placer enorme al compartir lo que tengo. No se trata de dar mucho. Solo de desprenderme de algo en beneficio de alguien. He comprendido que Dios me da lo que otros no tienen para que yo se los de. Fácil La teoría de los seis grados. Alguien tiene lo que yo necesito... yo tengo lo que alguien necesita.
El mundo no lo ve así. Dios ve de diferente manera las cosas. Y yo prefiero creerle a èl.
No quiero que si usted llega a almorzar a mi casa un dìa... me encuentre comiendo solo pepinos...
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