LA PREGUNTA DEL MILLÒN...

Mateo, Marcos y Lucas nos cuentan la historia del joven rico.

Este fue uno de los encuentros más interesantes en la vida de Jesùs en la tierra. Y también de la vida del joven. Ambos son ricos. Bueno, en la medida de lo posible para el joven. Porque Jesùs no era rico. El es el Dueño del oro y la plata.  Pero esto no  lo sabe ese impertinente curioso...

La pregunta es la misma que se hacen millones de personas aun hoy en dìa:

¿Como entro al cielo?

¿Haciendo donativos a la iglesia? ¿Rezando de rodillas horas y horas? ¿Compadecièndome de los pobres? ¿Dejando de tomar licor y de pegarle a mi esposa? ¿Siendo bueno? Pero... ¿ Cuánto de bueno?
O quizá ¿Yendo de romería a Israel una vez en mi vida?

Este joven lleva una serie de respuestas en su mente. Ya va preparado para rebatir cualquier condición que Jesùs pueda ponerle. Como muchos de nosotros. Le rogamos que nos haga un milagro pero vamos preparados para hacerle saber de una vez por todas que dudamos que lo pueda hacer. Ya llevamos la solicitud del banco lista por si no nos llueven los dólares de el cielo. O llevamos las pastillas listas para tragar porque dudamos que nos sane de verdad. O que cambie al esposo, por eso ya platicamos con el abogado sobre el divorcio...

Terminamos diciendo: Ya lo sabía, Jesùs. Tù no te metes en estas cosas... seguiré con mis planes...

Es lo que hacen muchos que se van al norte. Ya tienen el coyote listo. Ya pagaron la mitad del trato. Ya tienen el nùmero de celular del primo allà en USA o en Italia o España. Todo listo. Pero van a la iglesia y le piden al pastor que ore para que Dios les haga un milagro antes de irse.  Si me hace el milagro esta noche, no salgo mañana en la madrugada en el primer bus a la frontera...

Ni modo. Estamos como el joven rico.

En cuanto empieza a platicar con Jesùs se nota que no va a aceptar sus respuestas. "Cumple los mandamientos", le dijo Jesùs. ¿Cuales? Y Jesùs le cita solo algunos. Y lógicamente  eso ya está arreglado en la vida del joven. Desde niño, Jesùs, los he cumplido. Si así es como se entra al cielo ya tengo asegurado mi boleto...  Pero Jesùs pone el dedo en la llaga. Toca la tecla correcta. Y la música que suena no es de gozo... Da tu dinero a los pobres y ven, sìgueme...

Eso no se lo esperaba el petimetre. O mejor dicho, el religioso. El inmaculado por fuera pero podrido por dentro. Tienes que dejar tus gustitos por el adulterio. Tus gustos por el cine pornográfico  Por las malas palabras. Por la lujuria de tus ojos. Tienes que dejar ese mal carácter  Tienes que amar a tu suegra... Y se fue triste. Triste porque tenía mucho dinero y no estaba dispuesto a quedarse con menos...

Sus riquezas no le han dado confianza eterna a este pobre... pero alejarse de Jesùs y su alternativa lo deja aún más miserable...



Conocì un hombre que le pegaba constantemente a su esposa. Tiene tres hijos. Nunca quiso ir a Jesùs. Era demasiado "hombre" para eso. Hace unos domingos aceptó la invitación y fueron èl, su esposa y sus hijos. El lunes se encontró con que su esposa se había ido con otro mientras èl salía a trabajar.  La mujer se cansó de recibir golpes e insultos. La visita a la iglesia no cambiò su decisión .. Si tan solo èl hubiera ido a Jesùs antes que a los guantes estoy seguro que hoy estarían juntos los cinco. Mejor dicho los seis. Ellos y Jesùs... Làstima.

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