EL VALOR... de creer.

Les pido que me acompañen en sus mentes para recordar episodios que creo a todos, cuando fuimos niños nos sucedió... O por lo menos, lo vimos en algún lugar.

El niñito está parado en la orilla de la piscina, inclinàndose hacia las manos extendidas de su padre a un metro de distancia.

Tendrá que saltar al agua para que lo sostengan.  Èl ve y conoce a su papà... Pero la altura da miedo.

Miedo. Palabra de cinco letras que define cualquier situación  Llega el embargo y da miedo. Llega el dolor y da miedo de que el médico diga lo que no queremos escuchar. Vemos a una persona tatuada a media calle en un lugar solitario y da miedo. Vamos a cobrar el cheque que es la última esperanza del mes y da miedo de lo que diga el banco... Miedo.

Este niñito no se anima a saltar al agua. Es cierto, allí está papà que no lo dejará hundirse. Antes el padre daría cualquier cosa porque a su nene no le suceda nada. Pero eso no lo sabe el niño. Èl solo ve la altura. Ve el peligro. Ve la duda. Ve el miedo reflejado en el azul del agua...

Es cierto, confía en su padre. Siempre le ha cuidado. Cuando lo lleva al colegio, antes de cruzar la calle le pide que se tome de su mano. Y ese niñito sabe que su papà lo protegerá de cualquier peligro...

Pero ahora es diferente. Hay que saltar. Saltar a la nada. Saltar al vacío  Este niñito siempre ha confiado en su padre. Pero ahora llegó el momento de poner su confianza en acción...

Acción. Otra palabra pero de seis letras que tambièn define otra situaciòn. Poner la fe en acciòn no es lo mismo que creer. Los demonios creen, dijo Jesùs, pero no pusieron su fe en acciòn. Se rebelaron.

Y, sin darnos cuenta, aprendimos a dudar. Incluso dudar de Dios.

¿Por què dudamos de un Dios Fiel y Poderoso? ¡Ah! es que cuando fuimos niños nos mintieron. Pusimos la confianza en alguien que dijo que nos amaba y nos engañó  Creímos las palabras de cariño que nos dijeron aquellos que se movieron a nuestro alrededor y nos engañaron. Empezamos a estudiar y los maestros nos prometieron ayudarnos y nos hicieron reprobar.  Nos enamoramos y nos traicionaron. Nuestra confianza en los mayores se desmoronó como castillo de arena. Conseguimos un trabajo y el jefe nos prometió un "ambiente agradable" y fue todo lo contrario. Traiciones. Mentiras. Falsedades. Y aprendimos también a mentir, a ser falsos y a traicionar...

Y, disculpa, Señor, dirà alguien, ahora vienes tú y me pides que te crea... ¿Tù crees que me es fácil tirarme al vacío creyendo que tú si estaràs allí ..? Bueno. Yo tengo la respuesta para mis amigos: Llevo treinticuatro años de caminar contigo y aprendí a creerte. Quiero decirles que yo también fui aquel niñito que tuvo que aprender a tirarse a los Brazos amantes de mi Padre quien nunca ha permitido que me hunda... en nada. Èl siempre, siempre ha estado allí... Y lo más maravilloso: Seguirà estando...

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