LOS QUE SE QUEDAN...
No sè si es por el viento frío que está soplando nuestra colonia o porque amanecí como decimos en Guatemala, un poco "chipe"...
El asunto es que amanecí pensando en aquellos que prometieron estar en nuestros momentos más tristes pero no cumplieron su palabra... Se fueron.
Claro, no es que estemos solos. Nunca. Sería una blasfemia pensar que estamos solos. Jesùs, El Padre y el Espíritu Santo están con nosotros. El lo prometió "Nunca les dejaré solos". Y lo ha cumplido. Pero siempre hacen falta unas manos que estrechar. Un hombro en donde poner mis brazos. Una silla con alguien al otro lado de la mesa para tomar un café y sentirme acompañado.
No sè si estoy entrando a los años en que estos se hacen pesados o solitarios. Tengo una esposa maravillosa y abnegada. Trata por todos los medios de hacerme sentir bien. Y lo logra. Bendigo a Dios por su vida... pero amanecí pensando en lo que escribo porque también me puse a meditar en què sentiría Jesùs cuando sus amigos lo abandonaron. Habían dicho que estarían con Èl aún en la muerte si era necesario pero al primer susto salieron corriendo a esconderse. Lo dejaron solo. Aunque, como yo, Èl también les dijo: "No estoy solo, el Padre está conmigo"...
Es maravilloso tener la certeza en el corazòn que Alguien Superior está a nuestro lado. Es reconfortante darnos cuenta que si tenemos a Jesùs en nuestro corazòn hay el consuelo y la ternura que emana de su Ser dentro de nosotros... pero, ¿què de aquellos que no lo conocen? ¿què de aquellas madres que están solas, criando hijos sin padre y sin el bálsamo que Jesùs pone en los corazones? ¿què de aquellos que están tendidos en una cama de hospital sin saber siquiera si seguirán vivos este dìa? ¿sin una mano que les atienda? Leì ayer en el periódico que un anciano llegó al hospital con dolores abdominales y nadie le hizo caso, ni los médicos ni las enfermeras aunque lo vieron retorcerse de dolor, nadie le tendió una mano hasta que falleció allí en la banca del hospital... Lugares que se supone proveen vida, también dejan abandonados a sus enfermos. Fríos Sin alma. Solitarios. Llenos de gente pero vacíos de amor, de empatía, de calor humano.
Pero, en medio de toda esta selva inmisericorde que es nuestra sociedad, celebro la vida de aquellos que sì están De aquellos que se quedan a nuestro lado. De aquellos que oran por nosotros, que nos hacen sentir amados, que nos dicen "aquí estamos", que nos tienden una mano, que nos dan sus sonrisas, que no nos niegan sus abrazos... Celebro a aquellos que se quedan a escucharnos cuando queremos hablar, cuando necesitamos ser escuchados, cuando necesitamos una palmada en la espalda... Que nos dan calor cuando nos llega el frío de la soledad...
Celebro a aquellos que tienen a Jesùs... y que han aprendido a amar como Èl... A todos ellos, un aplauso y mis bendiciones...
El asunto es que amanecí pensando en aquellos que prometieron estar en nuestros momentos más tristes pero no cumplieron su palabra... Se fueron.
Claro, no es que estemos solos. Nunca. Sería una blasfemia pensar que estamos solos. Jesùs, El Padre y el Espíritu Santo están con nosotros. El lo prometió "Nunca les dejaré solos". Y lo ha cumplido. Pero siempre hacen falta unas manos que estrechar. Un hombro en donde poner mis brazos. Una silla con alguien al otro lado de la mesa para tomar un café y sentirme acompañado.
No sè si estoy entrando a los años en que estos se hacen pesados o solitarios. Tengo una esposa maravillosa y abnegada. Trata por todos los medios de hacerme sentir bien. Y lo logra. Bendigo a Dios por su vida... pero amanecí pensando en lo que escribo porque también me puse a meditar en què sentiría Jesùs cuando sus amigos lo abandonaron. Habían dicho que estarían con Èl aún en la muerte si era necesario pero al primer susto salieron corriendo a esconderse. Lo dejaron solo. Aunque, como yo, Èl también les dijo: "No estoy solo, el Padre está conmigo"...
Es maravilloso tener la certeza en el corazòn que Alguien Superior está a nuestro lado. Es reconfortante darnos cuenta que si tenemos a Jesùs en nuestro corazòn hay el consuelo y la ternura que emana de su Ser dentro de nosotros... pero, ¿què de aquellos que no lo conocen? ¿què de aquellas madres que están solas, criando hijos sin padre y sin el bálsamo que Jesùs pone en los corazones? ¿què de aquellos que están tendidos en una cama de hospital sin saber siquiera si seguirán vivos este dìa? ¿sin una mano que les atienda? Leì ayer en el periódico que un anciano llegó al hospital con dolores abdominales y nadie le hizo caso, ni los médicos ni las enfermeras aunque lo vieron retorcerse de dolor, nadie le tendió una mano hasta que falleció allí en la banca del hospital... Lugares que se supone proveen vida, también dejan abandonados a sus enfermos. Fríos Sin alma. Solitarios. Llenos de gente pero vacíos de amor, de empatía, de calor humano.
Pero, en medio de toda esta selva inmisericorde que es nuestra sociedad, celebro la vida de aquellos que sì están De aquellos que se quedan a nuestro lado. De aquellos que oran por nosotros, que nos hacen sentir amados, que nos dicen "aquí estamos", que nos tienden una mano, que nos dan sus sonrisas, que no nos niegan sus abrazos... Celebro a aquellos que se quedan a escucharnos cuando queremos hablar, cuando necesitamos ser escuchados, cuando necesitamos una palmada en la espalda... Que nos dan calor cuando nos llega el frío de la soledad...
Celebro a aquellos que tienen a Jesùs... y que han aprendido a amar como Èl... A todos ellos, un aplauso y mis bendiciones...
Perdón por ser uno más..no de los que se van sin agradecimiento sino de los que se quedan pero que no se acercan lo suficiente para acompañar.....
ResponderEliminarPerdón por que cuando he estado cerca a sido solo para ser escuchado...
Tiene razón yo también yo paso situaciones así,muchas veces me siento .. aquí en El Salvador les decimos "NACO"..
CORDIALES SALUDOS
FRANCISCO C.