LAS INFLUENCIAS
Todos necesitamos ser influenciados por alguien. Todos. Aquí nadie se escapa. Necesitamos modelos a seguir, que nos ayuden a mejorar nuestra existencia aquí en la tierra. Lamentablemente este concepto se ha degradado tanto que los jóvenes se ven reflejados en sus líderes que les guían hacia el mal. ¿Cómo es que un joven que siempre ha estado en su casa bajo la tutela de sus padres, de pronto va a otro nivel de estudios y empieza a vestirse de forma inadecuada? Se pone aritos en las orejas o en la lengua, se deja crecer el cabello, se hace tatuajes y arruina por completo su conducta... hasta ponerse en peligro de muerte. Usted lee los periódicos y sabe de què estoy hablando...
Los pastores también necesitamos influencias... Pero hay quienes se niegan a aceptarlo. No se dejan guiar o enseñar. Son autosuficientes. Y se convierten en mentores amorfos, sin sustento, líderes con pies de barro que cualquier viento los hace tambalear y con ellos tambalean también sus seguidores.
Jesùs dijo: "Yo no hago nada que no vea hacer al Padre". ¿Quién te enseña, querido pastor? ¿Quién es tu mentor, querido compañero de milicia? Aún Pablo, el erudito más grande del cristianismo, brillante abogado, fariseo, educado en la mejor universidad de su tiempo necesitó al final un mentor. Y èl mismo nos indica a quién acudió: Timoteo... Yo te formé y sè que ahora tú me puedes ayudar a mì. Ven pronto... Te necesito a mi lado...
Yo tengo la dicha de tener un maestro. Y no hablo solo de Jesùs. Èl es el maestro por excelencia. El epítome de la enseñanza. Hablo de mi maestro aquí en la tierra. Es mi pastor a quien veo y escucho todas las semanas para aprender de èl lo que èl aprende de otros. Le bendigo y oro porque siempre se mantenga en el Camino para que me ayude a andar ese Camino...
Debido a la fragilidad y la brevedad de esta vida y la certeza del mundo venidero, ¿ cómo podríamos vivir el dìa de hoy? ¿ Cómo debo comportarme ante la sociedad, mi congregación y mi familia? Necesitamos líderes y mentores espirituales que nos insten a resistir las atracciones fugaces de este mundo moribundo. Necesitamos compañeros peregrinos que recorran con nosotros el camino...
¿Tiene usted esa gente en su vida? ¿Es usted una parte vital de una comunidad cristiana sana? Si no, pìdale a Dios influencias cristianas fuertes, sólidas, firmes que puedan mantenerse señalàndole las cosas que son verdaderamente importantes...
Deje sus títulos a un lado y bùsquese un maestro. Un mentor. Un guía Un hombre que vea con ojos verdaderos su vida, su conducta y le muestre lo que debe cambiar. Al fin y al cabo, si usted se ama... invierta en ese maestro para que lo mejore. Solo así usted podrá ser de influencia positiva y de bendición para otros...
El judaísmo dice: "Cuando el alumno está listo, aparece el maestro..."
Los pastores también necesitamos influencias... Pero hay quienes se niegan a aceptarlo. No se dejan guiar o enseñar. Son autosuficientes. Y se convierten en mentores amorfos, sin sustento, líderes con pies de barro que cualquier viento los hace tambalear y con ellos tambalean también sus seguidores.
Jesùs dijo: "Yo no hago nada que no vea hacer al Padre". ¿Quién te enseña, querido pastor? ¿Quién es tu mentor, querido compañero de milicia? Aún Pablo, el erudito más grande del cristianismo, brillante abogado, fariseo, educado en la mejor universidad de su tiempo necesitó al final un mentor. Y èl mismo nos indica a quién acudió: Timoteo... Yo te formé y sè que ahora tú me puedes ayudar a mì. Ven pronto... Te necesito a mi lado...
Yo tengo la dicha de tener un maestro. Y no hablo solo de Jesùs. Èl es el maestro por excelencia. El epítome de la enseñanza. Hablo de mi maestro aquí en la tierra. Es mi pastor a quien veo y escucho todas las semanas para aprender de èl lo que èl aprende de otros. Le bendigo y oro porque siempre se mantenga en el Camino para que me ayude a andar ese Camino...
Debido a la fragilidad y la brevedad de esta vida y la certeza del mundo venidero, ¿ cómo podríamos vivir el dìa de hoy? ¿ Cómo debo comportarme ante la sociedad, mi congregación y mi familia? Necesitamos líderes y mentores espirituales que nos insten a resistir las atracciones fugaces de este mundo moribundo. Necesitamos compañeros peregrinos que recorran con nosotros el camino...
¿Tiene usted esa gente en su vida? ¿Es usted una parte vital de una comunidad cristiana sana? Si no, pìdale a Dios influencias cristianas fuertes, sólidas, firmes que puedan mantenerse señalàndole las cosas que son verdaderamente importantes...
Deje sus títulos a un lado y bùsquese un maestro. Un mentor. Un guía Un hombre que vea con ojos verdaderos su vida, su conducta y le muestre lo que debe cambiar. Al fin y al cabo, si usted se ama... invierta en ese maestro para que lo mejore. Solo así usted podrá ser de influencia positiva y de bendición para otros...
El judaísmo dice: "Cuando el alumno está listo, aparece el maestro..."
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