LOS DIAMANTES...
¿Alguna vez le han traicionado?
Cuando se enamorò por primera vez y le dejaron por otra o por otro ¿no se sintiò desfallecer?
Esas traiciones duelen, duelen de verdad. Porque estamos empezando a vivir la vida. Estamos en la etapa en que creemos en todo el mundo. Acabamos de salir del regazo de nuestros padres y nos vamos, como las mariposas, a explorar el mundo y sus habitantes. Ponemos los ojos en alguien de quien sentimos que es el aire que respiramos y nuestra razón de vivir...
Estamos enamorados. Comprometidos. No nos importan los regaños al llegar a la casa. No nos importa invertir el tiempo que sea necesario para estar con aquel chico o aquella chica para vernos en sus ojos y sentir hormiguitas en el estómago...
Pero de pronto... ¡Pummm! nos llega el desengaño. Nos estaban jugando la vuelta. Y nuestro mundo se derrumba. Todo se viene abajo y empezamos a desear no haber conocido a esa persona. Nos hirió en lo más profundo de nuestro ser. Nuestra confianza en los demás empieza a tambalear y de allí en adelante... los celos serán nuestros compañeros de viaje. La desconfianza a nacido en nuestro interior. La gente pierde valía ante nuestros ojos y cualquier palabra emotiva que nos digan a partir de allí nos darà risa. Ya no creemos fácilmente...
Por eso las personas de confianza son como diamantes. Son valiosos porque hay pocos.
La experiencia y la pericia son posesiones muy valiosas, pero no son muy útiles sin la confianza.
El talento es maravilloso, pero por sì solo no es suficiente. Es mucho mejor ser un amigo fiel. Amigo a toda prueba. Esposo comprometido con sus votos. Esposa fiel a sus principios. Cristianos de verdad. No camaleònicos sino de verdad. Que no cambian según las circunstancias. Amigos de una sola palabra. Con un alto sentido de fidelidad a la amistad que dicen brindar. Amigos que no se mueven con las ondas del dìa. Amigas que mantienen un alto perfil hacia su amiga... Hombres y mujeres apasionados por ser fieles a la amistad. Como Jesùs. Tù me traicionaste, Judas, pero yo sigo siendo tu amigo. Tu traición no cambia mi principio de fidelidad...
Y de esos hay pocos. Por eso hay que cuidarlos. Hay que invertir tiempo, esfuerzo y dinero en ellos. Son diamantes, por lo tanto son caros. Siempre he enseñado que la verdadera amistad es cara. Se invierte mucho tiempo y dinero en ella. ¿Invitar a tomar café ¡Yo pago! ¿Almorzamos tal dìa? ¡Yo pago! ¿Me acompañas a predicar a tal iglesia? ¡Yo invito el almuerzo!
Eso fueron Timoteo y Epafrodito para Pablo.... Amigos verdaderos. Amigos que invitaban a su amigo preso a un café Oraban por èl. Lo acompañaron en sus prisiones. ¿Què podìa darles Pablo si estaba encadenado a un soldado romano cada veinticuatro horas? Les daba lo mejor que tenía .. su amistad. Y sus enseñanzas. Y su compañerismo. Y su dolor...
Y ellos lo comprendieron... Por eso fueron sus mejores y más caros amigos. ¿Què le parece...?
Cuando se enamorò por primera vez y le dejaron por otra o por otro ¿no se sintiò desfallecer?
Esas traiciones duelen, duelen de verdad. Porque estamos empezando a vivir la vida. Estamos en la etapa en que creemos en todo el mundo. Acabamos de salir del regazo de nuestros padres y nos vamos, como las mariposas, a explorar el mundo y sus habitantes. Ponemos los ojos en alguien de quien sentimos que es el aire que respiramos y nuestra razón de vivir...
Estamos enamorados. Comprometidos. No nos importan los regaños al llegar a la casa. No nos importa invertir el tiempo que sea necesario para estar con aquel chico o aquella chica para vernos en sus ojos y sentir hormiguitas en el estómago...
Pero de pronto... ¡Pummm! nos llega el desengaño. Nos estaban jugando la vuelta. Y nuestro mundo se derrumba. Todo se viene abajo y empezamos a desear no haber conocido a esa persona. Nos hirió en lo más profundo de nuestro ser. Nuestra confianza en los demás empieza a tambalear y de allí en adelante... los celos serán nuestros compañeros de viaje. La desconfianza a nacido en nuestro interior. La gente pierde valía ante nuestros ojos y cualquier palabra emotiva que nos digan a partir de allí nos darà risa. Ya no creemos fácilmente...
Por eso las personas de confianza son como diamantes. Son valiosos porque hay pocos.
La experiencia y la pericia son posesiones muy valiosas, pero no son muy útiles sin la confianza.
El talento es maravilloso, pero por sì solo no es suficiente. Es mucho mejor ser un amigo fiel. Amigo a toda prueba. Esposo comprometido con sus votos. Esposa fiel a sus principios. Cristianos de verdad. No camaleònicos sino de verdad. Que no cambian según las circunstancias. Amigos de una sola palabra. Con un alto sentido de fidelidad a la amistad que dicen brindar. Amigos que no se mueven con las ondas del dìa. Amigas que mantienen un alto perfil hacia su amiga... Hombres y mujeres apasionados por ser fieles a la amistad. Como Jesùs. Tù me traicionaste, Judas, pero yo sigo siendo tu amigo. Tu traición no cambia mi principio de fidelidad...
Y de esos hay pocos. Por eso hay que cuidarlos. Hay que invertir tiempo, esfuerzo y dinero en ellos. Son diamantes, por lo tanto son caros. Siempre he enseñado que la verdadera amistad es cara. Se invierte mucho tiempo y dinero en ella. ¿Invitar a tomar café ¡Yo pago! ¿Almorzamos tal dìa? ¡Yo pago! ¿Me acompañas a predicar a tal iglesia? ¡Yo invito el almuerzo!
Eso fueron Timoteo y Epafrodito para Pablo.... Amigos verdaderos. Amigos que invitaban a su amigo preso a un café Oraban por èl. Lo acompañaron en sus prisiones. ¿Què podìa darles Pablo si estaba encadenado a un soldado romano cada veinticuatro horas? Les daba lo mejor que tenía .. su amistad. Y sus enseñanzas. Y su compañerismo. Y su dolor...
Y ellos lo comprendieron... Por eso fueron sus mejores y más caros amigos. ¿Què le parece...?
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