LA VENGANZA...

Un soldado de servicio en Afganistán recibió una carta donde su prometida rompía la relación de años... Quedó devastado. Para colmo de males, la muchacha le  escribió: "Devuélveme mi foto favorita por favor, porque me gustaría usarla para mi fotografía de compromiso en el periódico de la ciudad"

Sus compañeros llegaron en su ayuda...

Fueron por todo el cuartel y recogieron fotos de todas las novias de los soldados.  Llenaron con ellas toda una caja de zapatos.  El despechado soldado envió las fotos por correo a su ex novia con esta nota:

"Por favor, encuentra tu foto adjunta y devuélveme las demás.  Por mucho que lo intento no logro recordar cuál de todas eres tú..."  (Sucedió en la vida real).

La venganza tiene su atractivo.

Pero Jesús tiene una idea mejor.  Cristo sabía el quién y el por qué de su vida. ¿Quién era él? El Hijo de Dios. ¿Por qué estaba en la tierra? Para servir al Padre. Jesús sabía su identidad y conocía su autoridad. Por lo tanto lo que le pudieran hacer no iba a interrumpir su misión.

Por eso, a pesar de todo, sanó a los enfermos. Sabía que no le darían las gracias pero lo hizo...

Le dio de comer a los hambrientos. Tampoco se lo agradecerían pero lo hizo de todos modos...

Fue amigo de Judas, el traidor, y sabía que lo vendería pero fue su amigo de todas maneras...

Sabía que Pedro lo iba a traicionar y lo dejaría solo, pero lo amó a pesar de todo...

Conoce todo acerca de usted y de mí... pero aún así, nos ama e intercede a nuestro favor todos los días...

Él no toma venganza por nuestros pecados contra él... ¿por qué hacerlo nosotros contra los que nos ofenden?

Si él pudo y continúa haciéndolo... ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo?

La venganza es dulce dice el mundo. Pero la Biblia dice lo contrario. Es amarga como el ajenjo.

No la saboree. Le aseguro que le dejará un sabor muy amargo en la boca... y en su corazón.

Mía es la venganza dice el Señor. Deje que él la tome en Sus Manos y se asombrará de lo que hará en usted... No en el otro, sino en usted...