OBEDIENCIA A DIOS O A LOS HOMBRES...
2a. Samuel 11:14 nos habla de un suceso fatídico. Y fue fatídico por varios lados. Por donde usted quiera verlos fue algo que no debió suceder. A veces los amigos somos probados en nuestra integridad. Muchas de las cuales saldremos mal parados. Como el general Joab. Amigo del Rey David.
La historia es así:
David se enamora de una mujer casada. Betsabé. Hermosa. Vive sola por el momento ya que su esposo está en la guerra. El Rey la ve y la hace suya. La embaraza. Para limpiar su pecado ordena que su esposo venga a él y le dice que duerma con su mujer para tapar el sol con un dedo. El esposo, con una integridad a toda prueba se niega y no llega a la casa donde está su esposa. No es posible que yo duerma bien mientras mis compañeros están en el frente de batalla, Sr. Rey, no puedo ni debo...
David no haya que hacer. El hombre es un íntegro testarudo. El embarazo avanza y no tardarán en darse cuenta de la preñez de la mujer y está sentenciada a morir a pedradas como dice la Ley... Hay que hacer algo y pronto...
Y se recuerda que tiene un amigo. Uno de esos que está siempre dispuesto a ser tapadera de cualquier cosa que hagan sus amigos. Bueno, el adjetivo "amigo" aquí tiene sus bemoles. Porque un verdadero amigo es aquel que nos ayuda, que nos confronta, que no nos permite el más pequeño desliz. Un amigo es quien nos ayuda a crecer, no a menguar. Nos ayuda a ver las cosas desde una óptica legal, leal y sincera...
Joab lee la carta: Pon a Urías al frente de la batalla y que lo maten. Necesito deshacerme de un aguijón que me está fastidiando la vida y quiero que desaparezca... Joab, viejo amigo, necesito que me des una mano. Si mi esposa te pregunta si anduve contigo cerrando un contrato, por favor dile que sí. Si mi esposo te pregunta si es cierto que estuvimos tomándonos un café, por favor, amiga, dile que sí, sin preguntar nada...
Y Urías muere. Y Joab no dice nada más que: Misión cumplida, amigo mío, ya puedes dormir tranquilo. Pero Dios no dice lo mismo. Él sí que es un verdadero Amigo. Siempre está del lado de la verdad. Y como ama a su amigo David y éste se equivocó, le manda a uno de sus amigos, el profeta Natán a que le diga la verdad. Y este otro, sin pelos en la lengua le suelta su verdadera condición: De rey te convertiste en asesino. No puedes continuar ocultando lo que se sabe en el Cielo, querido David. Arréglate como puedas para limpiar tu pasado...
Y usted sabe el resto. David se arrepiente y Dios lo perdona, se casa con Betsabé y nace Salomón... Shalom... Paz... Pero costó la muerte del primogénito...
Obediencia a Dios o a los hombres. ¿Qué escogeremos hoy? ¿A quien obedeceremos? Los amigos son importantes, pero no tanto que los condenemos al infierno por no decirles la verdad. El verdadero amigo es aquel que me cuida, que me protege de mí mismo, que me hace ver las cosas que estoy haciendo mal, que me ayuda a crecer, que no me deja como me encontró...
Joab no amó a su amigo David. Lo ayudó a pecar. Y eso le trajo consecuencias feas...
La historia es así:
David se enamora de una mujer casada. Betsabé. Hermosa. Vive sola por el momento ya que su esposo está en la guerra. El Rey la ve y la hace suya. La embaraza. Para limpiar su pecado ordena que su esposo venga a él y le dice que duerma con su mujer para tapar el sol con un dedo. El esposo, con una integridad a toda prueba se niega y no llega a la casa donde está su esposa. No es posible que yo duerma bien mientras mis compañeros están en el frente de batalla, Sr. Rey, no puedo ni debo...
David no haya que hacer. El hombre es un íntegro testarudo. El embarazo avanza y no tardarán en darse cuenta de la preñez de la mujer y está sentenciada a morir a pedradas como dice la Ley... Hay que hacer algo y pronto...
Y se recuerda que tiene un amigo. Uno de esos que está siempre dispuesto a ser tapadera de cualquier cosa que hagan sus amigos. Bueno, el adjetivo "amigo" aquí tiene sus bemoles. Porque un verdadero amigo es aquel que nos ayuda, que nos confronta, que no nos permite el más pequeño desliz. Un amigo es quien nos ayuda a crecer, no a menguar. Nos ayuda a ver las cosas desde una óptica legal, leal y sincera...
Joab lee la carta: Pon a Urías al frente de la batalla y que lo maten. Necesito deshacerme de un aguijón que me está fastidiando la vida y quiero que desaparezca... Joab, viejo amigo, necesito que me des una mano. Si mi esposa te pregunta si anduve contigo cerrando un contrato, por favor dile que sí. Si mi esposo te pregunta si es cierto que estuvimos tomándonos un café, por favor, amiga, dile que sí, sin preguntar nada...
Y Urías muere. Y Joab no dice nada más que: Misión cumplida, amigo mío, ya puedes dormir tranquilo. Pero Dios no dice lo mismo. Él sí que es un verdadero Amigo. Siempre está del lado de la verdad. Y como ama a su amigo David y éste se equivocó, le manda a uno de sus amigos, el profeta Natán a que le diga la verdad. Y este otro, sin pelos en la lengua le suelta su verdadera condición: De rey te convertiste en asesino. No puedes continuar ocultando lo que se sabe en el Cielo, querido David. Arréglate como puedas para limpiar tu pasado...
Y usted sabe el resto. David se arrepiente y Dios lo perdona, se casa con Betsabé y nace Salomón... Shalom... Paz... Pero costó la muerte del primogénito...
Obediencia a Dios o a los hombres. ¿Qué escogeremos hoy? ¿A quien obedeceremos? Los amigos son importantes, pero no tanto que los condenemos al infierno por no decirles la verdad. El verdadero amigo es aquel que me cuida, que me protege de mí mismo, que me hace ver las cosas que estoy haciendo mal, que me ayuda a crecer, que no me deja como me encontró...
Joab no amó a su amigo David. Lo ayudó a pecar. Y eso le trajo consecuencias feas...
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