¡QUE DOLOR...¡

Abriendo mi correo esta mañana me encontré con uno de un mi querido amigo que vive en algún país de Sur América. Nos unen lazos ministeriales y amistosos. Cuando lo leí no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas porque una vez más veo el martirio moral y personal que tienen que vivir algunos servidores del Señor...

Le pedí permiso para escribir algo de su historia en este blog porque quiero compartirlo con ustedes para que nos ayuden con sus oraciones e intercesión a favor de sus vidas. No solo para el anciano padre sino para el atribulado hijo...

Aquí les va su correo:


Amados Carlitos y Malena…
Hemos pasado días muy difíciles. Hace 2 años ya mi padre había sufrido un accidente y se lesionó una de las caderas; ahora, la señora que cuidaba de él se descuidó y se cayó… El resultado fue la otra cadera rota y una fisura en el fémur. Hace unos días intervinieron quirúrgicamente a mi padre. Recién ha salido del hospital y se está recuperando del post- operatorio en casa de uno de mis hermanos. Los médicos dicen que ya no podrá caminar ya que las 2 prótesis artificiales lo dificultan…
Hemos estado muy afligidos y pasando urgencias financieras muy serias por este asunto … Las ironías de la vida y del ministerio es que a pesar de él haber servido cerca de 40 años como pastor en... nunca contó con seguro social.
Gracias por acompañarme con sus oraciones,
F...

Aquí va mi respuesta:

Es lamentable lo que tienen que vivir algunos siervos del Señor.  Creo que es costumbre que las instituciones religiosas (pero no el Señor) abandonen a sus siervos. Una historia parecida fue la que me motivó a escribir uno de mis libros en donde cuento el caso de un pastor fundador de una congregación aquí en El Salvador y que durante cincuenta años estuvo al servicio, qué casualidad, también de... El día de su fallecimiento tuvieron a su hija sentada en una oficina de ellos durante cuatro horas para, al final, darle doscientos dólares. ¿Te imaginas? ¡Cuatro horas para darle una migaja! Allí aprendí algo muy doloroso. Si no aprendemos a depender de nuestro Verdadero Patrón, nuestro Verdadero Jefe, nuestro Verdadero Señor nunca saldremos adelante.  El caso de tu señor padre me enferma. Me enferma mi fe en los hombres. Me enferma mi confianza en las instituciones. Me enferma mi susceptibilidad espiritual. Y me aterra saber que yo voy por el mismo camino si desde ya no hago lo imposible para no tener que depender de la caridad humana... Solo me queda creer que Dios no abandonará a tu papá ni a ti, querido amigo. En tus palabras creo escuchar a tu querido padre hablando como Pablo en sus últimos días cuando dijo: Todos me han abandonado... solo Lucas está conmigo... Tú eres el Lucas de tu papá. Y nuestras oraciones se elevan al Cielo clamando por la Justicia Divina para que ese siervo que estuvo al servicio del Dueño del oro y la plata reciba hoy la provisión que necesita. Un abrazo y no olvides que te amo. ¿me das permiso para usar tu caso en mi blog?
Carlos

Sin palabras...

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