¿ME AMAS O ME QUIERES...?

Juan 21:15 L.B.L.A.
Cuestión de semántica.
El español es tan bello que tenemos que saber qué queremos decir y cómo lo decimos. De otra manera se nos escapan verdades profundas. Solo la Biblia tiene la claridad necesaria para poder comprender lo que pasa en sus historias...

Pedro se ha ido a pescar junto con sus compañeros. Jesús ha muerto. Según Pedro su Maestro ya no lo buscará por lo que le hizo en el patio del Sumo Sacerdote. Aún recuerda su triste mirada. Una mirada de compasión y misericordia pero que a Pedro le pareció demasiado profunda como para olvidarla. Lo había negado vilmente. Incluso maldijo para hacerle creer a la muchacha que no era cierto que lo conocía...

La mirada de Jesús lo desarmó allí mismo. Salió a llorar su dolor, enojo, tristeza, decepción y otro montón de cosas que solo el alma humana es capaz de sentir y vivir.

Como cuando el esposo que traiciona a su esposa es descubierto por uno de sus hijos. O es sorprendido infraganti saliendo del motel con su amante. O cuando su esposa le encuentra el número de teléfono que nunca debió encontrar. ¿Donde esconderse en ese momento? ¿Qué actitud tomar? Pedro se vio en esta situación aquella famosa noche del suplicio de Jesús. Lo negó. No hay duda. Todos lo oyeron. Todos fueron testigos de su baja moral...

Y ahora Pedro está pescando. Mejor toma sus redes y se aleja del mundo que tanto dolor le recuerda. Si pudiera trataría de no salir del mar. Quedarse allí para siempre. Huir de todo y de todos. Traicionó la confianza de su Señor y ya nada vale la pena. Es un fracasado e inútil para ser amigo de alguien...

La Biblia de las Américas es clara en su traducción. Jesús está en la playa asando un pescado. Les invita a que vayan a desayunar con él. Ellos, al escuchar la Voz amada de su Señor llegan temblando de frío y hambrientos. Han trabajado toda la noche y ahora, asombrados, se acercan donde está Jesús invitándoles a desayunar. Han sacado sus redes y en la arena mojada hay un montón de pescados. El ambiente huele a pescado recién sacado del mar. Los muchachos no saben qué decir. Y Jesús les comparte su comida, como siempre lo ha hecho...

Después de desayunar toma a Pedro aparte y poniéndole una mano en el hombro lo invita a caminar unos pasos sobre la arena. Y le hace la pregunta del millón: ¿Me amas? Una punzada de dolor atraviesa el corazón del pescador. Un segundo de silencio que parece una eternidad. "Si le digo que sí lo amo, seguramente me preguntará que por qué lo negue" piensa Pedro. Opta por lo más inmediato: Te quiero. Jesús le vuelve a preguntar lo mismo: ¿Me amas? Nuevamente la misma respuesta: No, Jesús, no te amo. A lo más que llego es a quererte. Amar es más que quererte. Y yo no estoy capacitado para amarte. No pude hacerlo cuando más me necesitaste. No te amé lo suficiente como para quedarme a tu lado cuando sufriste. No te amé lo suficiente como para estar a tu lado cuando te golpeaban. No te amé cuando te escupieron. No te amé cuando derramaste tus lágrimas de dolor. No te amé cuando te quedaste solo... No te amo Jesús... quizá lo más que tengo para tí es que te quiero... Eso es todo... Tú lo sabes, solo te quiero...

¿Qué hace Jesús? Cuida mis ovejas Pedro. Aprenderás a amarme. No te preocupes. Esta vergüenza y dolor que estás viviendo te enseñarán a amar a mis corderos y convertirlos en ovejas. No te preocupes. Me amarás después. Yo rogaré al Padre que te ayude. Ya verás como me amarás. Solo dale tiempo al tiempo Pedro...

Yo pongo mi nombre en esta historia... Llevo varios años aprendiendo a amar a Jesús...  ¿Y usted...?

Comentarios

  1. Dios les bendiga pastores me gusta su blog es de mucha bendicion para mi vida

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