¿ES CUPIDO EL CULPABLE?
La sociedad concibe el amor entre parejas como algo emotivo. Y hasta se inventan la historia de Cupido. Un travieso que anda tirando flechas entre un hombre y una mujer cuando se le antoja y en cualquier lugar...
Veamos: Un hombre está en su oficina. De pronto pasa una hermosa mujer. Es su secretaria. Él la mira a ella y ella lo mira a él. Hay un tercer personaje por allí. Se llama Cupido. Les tira una flecha y se enamoran al instante. Poco después andan juntos bajo la lluvia. Hacen caminatas por la playa viendo el mar y disfrutando la arena. Por las noches se abrazan muy pegaditos disfrutando las estrellas y la luz de la luna. Se casan y forman su familia...
Tiempo después, este mismo hombre está otra vez en su oficina. Se quedó a trabajar hasta tarde. Están solos él y su secretaria. Él la mira a ella y ella lo mira a él. Un tercer personaje está por allí y les tira una flecha a ambos. En ese instante caen rendidos de "amor". El se divorcia de su esposa y se casa con esta otra mujer... Abandona el hogar y a los hijos...
La culpa es de Cupido. No de él ni de ella. Ellos son inocentes y solo están siendo víctimas de ese diocesito griego que anda viendo a quién caza con sus flechas...
Fácil, ¿verdad? Como decimos en Guatemala: ¡Así quien nó...! Así es como la sociedad ve el amor. Una serie de situaciones que se atraviesan en el camino de los esposos y esposas.
Pero la Biblia no ve así las cosas. Para la Biblia el amor es algo serio. No es una emoción. Es una decisión. No es cuestión de flechas sino de seriedad. No es asunto de una mirada y basta. Es algo serio que implica sacrificio, entrega, amistad, compañerismo. Es cuestión de inversión de tiempo y esfuerzo. Es asunto no del corazón sino de carácter. El amor como lo ve Dios en Su Palabra es algo que dura toda la vida. Es algo que se debe cultivar, regar todos los días con una palabra, un abrazo, un beso...
En conclusión: Cupido no existe. Las flechas no existen. Lo que sí existe es la orden de parte del Señor de ser fieles al matrimonio, a la pareja, a la familia. Eso es el amor. No existe tal cosa como la llaman los americanos: Fall in love. Caído de amor. El amor no es una caída accidental, es algo que se va madurando con el tiempo y que va engendrando algo que une a un hombre y una mujer hasta hacerlos inseparables...
Así que si usted está "viendo" a otra persona que no es su pareja... no culpe a Cupido. El único o única culpable será usted mismo o usted misma...
Busque a Dios y Su Palabra y verá cómo El le saca las castañas del fuego...
Veamos: Un hombre está en su oficina. De pronto pasa una hermosa mujer. Es su secretaria. Él la mira a ella y ella lo mira a él. Hay un tercer personaje por allí. Se llama Cupido. Les tira una flecha y se enamoran al instante. Poco después andan juntos bajo la lluvia. Hacen caminatas por la playa viendo el mar y disfrutando la arena. Por las noches se abrazan muy pegaditos disfrutando las estrellas y la luz de la luna. Se casan y forman su familia...
Tiempo después, este mismo hombre está otra vez en su oficina. Se quedó a trabajar hasta tarde. Están solos él y su secretaria. Él la mira a ella y ella lo mira a él. Un tercer personaje está por allí y les tira una flecha a ambos. En ese instante caen rendidos de "amor". El se divorcia de su esposa y se casa con esta otra mujer... Abandona el hogar y a los hijos...
La culpa es de Cupido. No de él ni de ella. Ellos son inocentes y solo están siendo víctimas de ese diocesito griego que anda viendo a quién caza con sus flechas...
Fácil, ¿verdad? Como decimos en Guatemala: ¡Así quien nó...! Así es como la sociedad ve el amor. Una serie de situaciones que se atraviesan en el camino de los esposos y esposas.
Pero la Biblia no ve así las cosas. Para la Biblia el amor es algo serio. No es una emoción. Es una decisión. No es cuestión de flechas sino de seriedad. No es asunto de una mirada y basta. Es algo serio que implica sacrificio, entrega, amistad, compañerismo. Es cuestión de inversión de tiempo y esfuerzo. Es asunto no del corazón sino de carácter. El amor como lo ve Dios en Su Palabra es algo que dura toda la vida. Es algo que se debe cultivar, regar todos los días con una palabra, un abrazo, un beso...
En conclusión: Cupido no existe. Las flechas no existen. Lo que sí existe es la orden de parte del Señor de ser fieles al matrimonio, a la pareja, a la familia. Eso es el amor. No existe tal cosa como la llaman los americanos: Fall in love. Caído de amor. El amor no es una caída accidental, es algo que se va madurando con el tiempo y que va engendrando algo que une a un hombre y una mujer hasta hacerlos inseparables...
Así que si usted está "viendo" a otra persona que no es su pareja... no culpe a Cupido. El único o única culpable será usted mismo o usted misma...
Busque a Dios y Su Palabra y verá cómo El le saca las castañas del fuego...
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