¿DONDE ESTA LA SAL?

Hoy fuimos a almorzar junto a unos amigos a un restaurante. Fueron buenos momentos los que disfrutamos en amistad entre nosotros. Tienen un bebé muy agradable y bien enseñado. Nos permitió almorzar sin ningún estorbo y supo comportarse como es muy raro en un niño de menos de dos años. Felicito a sus padres. Están haciendo un buen trabajo...

Pero en la mesa de enfrente sucedió algo que me inspiró este escrito. Cuando llevaron la orden de alimentos que habían pedido, uno de los comensales empezó a buscar en la mesa algo que para él era importante... No pude evitar poner atención a su búsqueda... no probó bocado hasta que el mesero le llevó lo que hacía falta: La sal...

Ví que su familia estaba comiendo plácidamente mientras el personaje en cuestión no probaba sus alimentos. Creo que para él el almuerzo se había arruinado. No había sal... Había de todo, pero no había sal...

Y me pregunto: ¿Como es posible que Dios nos llena de bendiciones cada día, pero solo porque falta lo que yo quiero, todo lo demás pierde importancia? El Señor nos regala salud para el día pero el tráfico pesado nos hace cometer imprudencias y no le agradecemos lo que nos ha dado desde temprano. ¿Sabe que el tráfico pesado le puede servir para pensar un poco? ¿Para relajarse del trajín de la calle?

Nos regala una preciosa familia. Pero si no tengo dinero en el bolsillo, es como si no tuviera nada. ¿Sabe que la escasez me enseña a depender más de Él? La falta de dinero me sirve para orar, para comunicarle mis necesidades, para compartirle mis sueños y esperanzas...

Nos da un buen trabajo mientras hay miles buscando uno. Pero el jefe gruñón nos desespera y queremos salir corriendo y abandonar todo en busca del jefe perfecto, que dicho sea de paso, no existe... Y si no hay sal... no comemos. Se nos arruina el día... Y nuestra vida se vuelve insoportable...

Tenemos de todo. Televisores plasma. Ipods, Ipads, Blackberrys y todo lo que podamos obtener... pero habrá veces en que no podremos tener lo que deseamos. Tendremos lo necesario pero no lo que queremos. Pero Dios sigue estando en control de todo. A Él no se le ha escapado nada de lo que según usted, hace falta en su vida. En su mesa habrá comida y salud y amor y compañerismo y amigos. Pero por alguna razón Él no puso sal. Quizá para ver cómo reacciona usted ante esa disyuntiva...

Así que la próxima vez que en su vida no haya sal... no permita que ese pequeño detalle le robe la paz. Que no le quite la sonrisa de sus labios. Que no le impida darle un abrazo aunque sea fugaz a su pareja. Que no le impida expresar palabras de amor a alguien...

Debo dejar escrito que hay veces que a mí me falta también la sal. Y me doy cuenta que le doy más importancia que la debida. Y me robo momentos de placer, momentos de bendición, momentos de alegría. Quizá por eso Pablo nos aconseja: "Estad gozosos. Otra vez os digo: estad gozosos..." Aunque en nuestras mesas, perdón, en nuestras vidas no haya sal...

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