DEFINE TUS TERMINOS...
La mayoría de las veces discutimos y hasta peleamos por no tener claros los términos de lo que estamos dando por sentado.
Por ejemplo la felicidad. ¿Qué es la felicidad? Bueno, una mujer piensa que sería feliz si su esposo fuera como el de la vecina que le abre la puerta del carro para que ella entre, le abre la puerta del garaje, la cubre con la sombrilla cuando llueve y la hace reír todo el tiempo. Un hombre puede pensar que la felicidad es tener una esposa como la del vecino. Abnegada ama de casa. No lo molesta con que la lleve al súper. No le exige tiempo ni nada que lo incomode...
Términos que no están de acuerdo a lo que es la felicidad...
"Tú no me amas" le reclama la mujer al esposo. "Sí, te amo" le responde él. No, dice ella ya un poco molesta. Y se enciende la discusión. Ella dice que él no la ama y él insiste en que sí la ama. ¡Un momento! ¿Qué es amor para ella y qué es amor para él?
Definamos nuestros términos.
Un niño diría que el amor es cuando sus padres le compran helados de chocolate, cuando a todo le dicen "si", cuando no tiene que ir a estudiar, cuando no tiene que arreglar su cuarto. Eso es amor para él...
Por eso no podemos basar nuestros términos en lo que dice el diccionario. Tenemos que basar nuestros términos en lo que dice la Biblia. Es el único lugar en donde están los términos perfectamente delineados...
Es allí en donde encontramos las verdaderas fronteras del comportamiento humano... Veamos qué dice la Palabra de Dios con respecto al amor... "Es sufrido. Es benigno. No tiene envidia. No guarda rencor. Todo lo cree. Todo lo espera..." ¿Dice eso la Real Academia de la lengua? Lo dudo.
Es por eso que tenemos que definir nuestros términos de acuerdo a la Palabra de Dios y no bajo los conceptos sociales ni humanos...
Así que la próxima vez que discutan un punto sobre su relación familiar o matrimonial... primero definan sus términos y después platiquen. Verán que ya no van a discutir ni pelear sino platicar...
Y saldrán ganando. Se lo aseguro. Y el Señor les bendecirá y ustedes serán entonces verdaderamente felices...
Por ejemplo la felicidad. ¿Qué es la felicidad? Bueno, una mujer piensa que sería feliz si su esposo fuera como el de la vecina que le abre la puerta del carro para que ella entre, le abre la puerta del garaje, la cubre con la sombrilla cuando llueve y la hace reír todo el tiempo. Un hombre puede pensar que la felicidad es tener una esposa como la del vecino. Abnegada ama de casa. No lo molesta con que la lleve al súper. No le exige tiempo ni nada que lo incomode...
Términos que no están de acuerdo a lo que es la felicidad...
"Tú no me amas" le reclama la mujer al esposo. "Sí, te amo" le responde él. No, dice ella ya un poco molesta. Y se enciende la discusión. Ella dice que él no la ama y él insiste en que sí la ama. ¡Un momento! ¿Qué es amor para ella y qué es amor para él?
Definamos nuestros términos.
Un niño diría que el amor es cuando sus padres le compran helados de chocolate, cuando a todo le dicen "si", cuando no tiene que ir a estudiar, cuando no tiene que arreglar su cuarto. Eso es amor para él...
Por eso no podemos basar nuestros términos en lo que dice el diccionario. Tenemos que basar nuestros términos en lo que dice la Biblia. Es el único lugar en donde están los términos perfectamente delineados...
Es allí en donde encontramos las verdaderas fronteras del comportamiento humano... Veamos qué dice la Palabra de Dios con respecto al amor... "Es sufrido. Es benigno. No tiene envidia. No guarda rencor. Todo lo cree. Todo lo espera..." ¿Dice eso la Real Academia de la lengua? Lo dudo.
Es por eso que tenemos que definir nuestros términos de acuerdo a la Palabra de Dios y no bajo los conceptos sociales ni humanos...
Así que la próxima vez que discutan un punto sobre su relación familiar o matrimonial... primero definan sus términos y después platiquen. Verán que ya no van a discutir ni pelear sino platicar...
Y saldrán ganando. Se lo aseguro. Y el Señor les bendecirá y ustedes serán entonces verdaderamente felices...
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