¿POR QUE SUFRIMOS?
"Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" Juan 9:1-2
!Alguien tiene que tener la culpa¡
Mi vida no está como quiero que esté. Alguien tiene la culpa... Señor, esto no es justo. Yo no merezco esto. ¿Quién hizo que esto me suceda a mí?
Todo ser humano vivo ha tenido un pensamiento como éste. ¿Quién pecó? Yo no, Señor, le reclamamos en la oración. Tiene que ser alguien más. Solo dime para saber a quién culpar...
Los discípulos, como nosotros, viven en una suposición falsa. Es una suposición que impregna el pensamiento religioso. Todos sabemos que el pecado trae consecuencias. Cuando alguien peca, suceden cosas malas. Tenemos la experiencia personal para verificar esta ecuación. Cuando perdemos el paso, la Biblia nos dice que inevitablemente se produce la tragedia. De hecho, uno de los principios fundamentales de la visión hebrea del pecado es que la desobediencia no puede ser separada de sus resultados. Los dos son uña y carne. Los resultados pueden no ser inmediatamente obvios para cualquiera, pero a la larga el pecador y Dios están ahí, nos guste o no...
Los discípulos tenían que aprender esta lección. Y nosotros también.
La ecuación funciona en una sola dirección. La razón por la que nació este hombre ciego no tenía nada que ver con el pecado de alguien. Se trataba de la glorificación del Padre en este dia kairós... Nació ciego para que este día pudiera suceder algo. Jesús apunta hacia el objetivo de su ceguera, no la causa.
La tragedia sobreviene a alguien. Tenemos la tendencia a sugerir que carecían de fe o había algún pecado secreto o han vivido sin arrepentimiento. Buscamos causa y efecto y si no lo podemos encontrar en ellos, se procede a través de su historia... Como Job, le decimos al Señor: "Solo dime por qué, Señor, por qué sucedió esto"...
Usted se enferma y no hay pecado en su vida. Dios se quiere glorificar...
Usted cae en deudas, no hay pecado en su familia. Dios se quiere glorificar.
Su matrimonio peligra. No hay adulterio a la vista. Dios se quiere glorificar.
Sus hijos se están portando mal. No hay pecado escondido. Dios se quiere glorificar...
¿Se quedó sin trabajo? ¿Ya revisó si la levadura del pecado no está en su casa? Ya no busque. Dios se quiere magnificar...
¿Como puede estar pasando esto a un hombre inocente? Piensan los discípulos. Debe ser el ladrón de Judas, o los romanos que nos subyugan, o la jerarquía religiosa...
A veces, nosotros también necesitamos culpables para hechar toda la basura de nuestro perfeccionismo santo para quitarle la Gloria al Todopoderoso...
Dios sabe lo que está haciendo con usted y conmigo. Dejemos que termine y veremos Su Gloria...
!Alguien tiene que tener la culpa¡
Mi vida no está como quiero que esté. Alguien tiene la culpa... Señor, esto no es justo. Yo no merezco esto. ¿Quién hizo que esto me suceda a mí?
Todo ser humano vivo ha tenido un pensamiento como éste. ¿Quién pecó? Yo no, Señor, le reclamamos en la oración. Tiene que ser alguien más. Solo dime para saber a quién culpar...
Los discípulos, como nosotros, viven en una suposición falsa. Es una suposición que impregna el pensamiento religioso. Todos sabemos que el pecado trae consecuencias. Cuando alguien peca, suceden cosas malas. Tenemos la experiencia personal para verificar esta ecuación. Cuando perdemos el paso, la Biblia nos dice que inevitablemente se produce la tragedia. De hecho, uno de los principios fundamentales de la visión hebrea del pecado es que la desobediencia no puede ser separada de sus resultados. Los dos son uña y carne. Los resultados pueden no ser inmediatamente obvios para cualquiera, pero a la larga el pecador y Dios están ahí, nos guste o no...
Los discípulos tenían que aprender esta lección. Y nosotros también.
La ecuación funciona en una sola dirección. La razón por la que nació este hombre ciego no tenía nada que ver con el pecado de alguien. Se trataba de la glorificación del Padre en este dia kairós... Nació ciego para que este día pudiera suceder algo. Jesús apunta hacia el objetivo de su ceguera, no la causa.
La tragedia sobreviene a alguien. Tenemos la tendencia a sugerir que carecían de fe o había algún pecado secreto o han vivido sin arrepentimiento. Buscamos causa y efecto y si no lo podemos encontrar en ellos, se procede a través de su historia... Como Job, le decimos al Señor: "Solo dime por qué, Señor, por qué sucedió esto"...
Usted se enferma y no hay pecado en su vida. Dios se quiere glorificar...
Usted cae en deudas, no hay pecado en su familia. Dios se quiere glorificar.
Su matrimonio peligra. No hay adulterio a la vista. Dios se quiere glorificar.
Sus hijos se están portando mal. No hay pecado escondido. Dios se quiere glorificar...
¿Se quedó sin trabajo? ¿Ya revisó si la levadura del pecado no está en su casa? Ya no busque. Dios se quiere magnificar...
¿Como puede estar pasando esto a un hombre inocente? Piensan los discípulos. Debe ser el ladrón de Judas, o los romanos que nos subyugan, o la jerarquía religiosa...
A veces, nosotros también necesitamos culpables para hechar toda la basura de nuestro perfeccionismo santo para quitarle la Gloria al Todopoderoso...
Dios sabe lo que está haciendo con usted y conmigo. Dejemos que termine y veremos Su Gloria...
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