EL RECHAZO DE DIOS...

No quiero ser ave de mal agüero, pero debo ser sincero.
Hay gente a quienes Dios rechaza. Lo que sucede es que estamos mal enseñados porque se nos ha dicho que Dios es amor. Y claro que lo es. De otra manera nunca lo hubiéramos conocido a traves de Jesucristo.

Pero el verso no termina allí. Porque también dice que es fuego consumidor. Y esa es la parte que no nos dicen los predicadores del amor de Dios. Y eso ha creado una cultura de evangélicos mediocres, pecadores, salvos siempre salvos que no respetan el Sacrificio expiatorio de Cristo. Si peco, Dios me perdona y qué... Al fin y al cabo soy hijo de Dios...

Ajá... ¿Y lo que sigue qué?

"Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas mi sacerdote, como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos" Oseas 4:6

Lapidarias palabras, ¿no le parece?

Y lea bien. Él no se olvidará solo de usted sino también de sus hijos. Él sabe poner el dedo en la llaga. Donde más duele. En los hijos.

¿No se ha preguntado por qué tanto joven muriendo en las calles de nuestra ciudad? ¿No se ha preguntado por qué tantas madres llorando sobre los cadáveres de sus hijos? ¿No se ha preguntado por qué la PNC no logra controlar tanta masacre juvenil?

Sencillo. Este país se ha olvidado de Dios. Ha rechazado el conocimiento. Ha sido más fiel a su cultura religiosa que aceptar que hay un Dios celoso y que es Santo, Santo, Santo.  Ha rechazado las Palabras de Jesus cuando dice que Él no quiere que nadie se pierda, pero han preferido perderse en sus vicios, sus placeres y hedonismo. ¿Quién está pagando la factura? Los hijos.

¿A quien rechaza Dios? Podríamos optar por la respuesta fácil: Dios rechaza los falsos sacerdotes. Dios rechaza a los que enseñan herejía o guían a su pueblo a ser extraviado. Dios rechaza a aquellos que no actúan sobre sus instrucciones... Por supuesto, que no somos nosotros. Somos la gente buena de Dios. Podemos descartar este versículo. No aplica... Nosotros sí vamos a la iglesia...

Pero... ¡un momento¡ Dios no solo está hablando de los demás. También dice "mi pueblo". Y resulta, mi querido lector y lectora, que su pueblo somos nosotros. Nosotros que decimos invocar Su Nombre. Nosotros que hemos sido lavados con su Sangre. A quienes Él ha encargado de llevar las buenas nuevas a otros...

Si usted pensaba que su obediencia le mantendría a salvo en una congregación que no pone las instrucciones de Dios en acción... estamos advertidos.

Y, por último. ¿Por qué Dios pronuncia el rechazo? Simple. medida por medida. Yo rechazo la Palabra de Dios... Él me rechaza a mi y a mis hijos. No hay escapatoria. Medida por medida. Ojo por ojo, diente por diente...

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